El fabricante estadounidense de automóviles General Motors (GM) despidió a 598 trabajadores de una de sus líneas de producción en Sao José dos Campos, en el estado brasileño de Sao Paulo (sureste), anunció el sindicato.
Los empleados estaban en receso forzado desde agosto de 2012, y fueron separados de la empresa de forma definitiva tras infructuosos esfuerzos para conservar sus puestos de trabajo, señaló en un comunicado el sindicato de metalúrgicos de Sao José dos Campos.
Los afectados trabajaban en una línea de producción suspendida parcialmente por la GM, donde se dejaron de fabricar los modelos Meriva y Zafira.
La compañía decidió interrumpir la producción de esos vehículos alegando falta de inversiones, tras lo cual consideró que había un excedente de mano de obra.
En un comunicado, difundido por el sitio de noticias G1, GM confirmó el despido de los casi 600 trabajadores de una sus ocho líneas de producción en Sao José de Campos, a 80 kilómetros de Sao Paulo.
En la planta trabajaban 750 empleados, pero la compañía decidió mantener sólo a 150 de los metalúrgicos, según el sindicato.
El fabricante estadounidense emplea en total 7.200 personas en sus líneas de producción de Sao José dos Campos.
Los despidos anunciados este martes "hacen parte de un plan de reestructuración de GM en todo el mundo, con el cierre de fábricas, precarización de las condiciones de trabajo Y reducción de derechos", criticó el sindicato en su comunicado.
Asimismo, recordó que GM planeaba inicialmente despedir a 1.840 trabajadores, pero que el sindicato se movilizó para impedirlo.
Sin embargo, pese a los esfuerzos del sindicato la empresa "no aceptó ninguna propuesta y rehusó buscar alternativas" a los despidos de los 598 trabajadores.
La central obrera de metalúrgicos cuestionó igualmente las razones esgrimidas por la empresa.
General Motors "continúa importando vehículos de Corea (del Sur), de Argentina y de México. Si esos vehículos fueran producidos" en Brasil, "el escenario sería bien diferente", añadió.
La compañía estadounidense no comentó de inmediato el pronunciamiento del sindicato.
En su intento por impedir los recortes, los trabajadores realizaron varias protestas e incluso amenazaron en su momento con una huelga general.
El sindicato también pidió la intervención del gobierno, aduciendo que GM es una de las compañías automotrices beneficiadas con los estímulos tributarios dispuestos por la presidenta Dilma Rousseff para incentivar la economía.
"Lamentablemente (...), la presidenta Dilma Rousseff se mostró benevolente con las empresas, pero nunca exigió que asumieran un compromiso para garantizar los empleos y derechos de los trabajadores", dijo la organización en su comunicado.
AFP