Brasil aún debe superar grandes problemas para el Mundial de fútbol que acogerá en 2014, sobre todo en lo que concierne a transporte y alojamiento de cientos de miles de hinchas, alertó el lunes el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke.
"Hay una ciudad donde hay 17.000 cuartos y el estadio tiene 45.000 plazas. Diría que hay algo que no está funcionando perfectamente", indicó Valcke tras la apertura de la conferencia Soccerex, el mayor salón del fútbol mundial que se realiza en Rio de Janeiro hasta el miércoles.
"Aunque pusiéramos a tres en la misma cama, y esa sería la única manera de tener éxito, aún tendríamos 10.000 personas sin cama", afirmó.
Valcke afirmó que la FIFA trabaja con las 12 ciudades sede del Mundial-2014 para ver "cuándo y cómo se traslada a esta gente a sus habitaciones, o a la próxima ciudad en la que juega su selección, que el aeropuerto opere durante largos horarios, que haya suficiente personal en aeropuertos, que haya suficiente espacio en los aeropuertos para los aviones".
No obstante, indicó que la etapa de los peleas ha quedado atrás y que ahora la FIFA, el gobierno brasileño y el Comité Organizador del Mundial-2014 están en la etapa de "intentar encontrar soluciones".
Para la Copa Confederaciones, una suerte de ensayo del Mundial que se jugará en seis ciudades brasileñas en junio de 2013, los desafíos son menores, afirmó Valcke.
"Hay estadios que están más o menos cumpliendo el calendario, y hay otros que estarán prontos a mediados o fines de abril como máximo, lo cual implica un desafío para nosotros, ya que tendremos poco tiempo para hacer ensayos", indicó.
Pero durante la Copa Confederaciones "habrá menos gente volando desde el extranjero, menos gente usando aeropuertos, menos gente usando transporte público, hoteles en las seis ciudades. Por eso aunque la fecha de entrega (de algunos estadios) sea superior a la fecha de entrega prevista, podremos vivir con eso", señaló.
Valcke tiene previsto visitar este lunes junto a miembros del Comité Organizador Local (COL) el mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro, en plenas reformas y donde se jugará la final del Mundial-2014.
AFP