Boxeo colombiano, K.O. | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Abril de 2015

En momentos en que el mundo está pendiente de lo que algunos se han dado en llamar “la pelea del siglo”, entre Floyd Mayweather y Manny Paquiao (sábado en Las Vegas), surge la pregunta ¿qué está pasando con el boxeo colombiano?

De contar con tres, cuatro y hasta cinco campeones mundiales en diferentes categorías y de contar con los inolvidables Antonio Mochila Herrera y Bernardo Caraballo, se pasó a leyendas como Antonio Cervantes, Kid Pambelé, quien el 28 de octubre de 1972 le entregó a los aficionados el primer título mundial en los welter, ante el panameño Alfonso Pepermín Frazer; a Rodrigo Rocky Valdés, Miguel Happy Lora o Fidel Bassa.

Luego vinieron muchos otros campeones, algunos que no lograron consolidarse, hasta sumar medio centenar, pero justamente ese es el problema, que son flor de un día, reinados de hoy gano, mañana pierdo.

Son varios los interrogantes que surgen en torno a la razón por las que mientras en el mundo los ídolos del boxeo son el ejemplo a seguir para los jóvenes, en el país parece que son muy pocos los que quieres labrarse un mejor futuro a punta de puñetazos o, que quienes los intentan, los golpes los disuaden.

Kid Pambeléreinó durante cinco años en una de las categorías más fuertes, la de los welter, y solo vino a perder ante el argentino Carlos Giménez en Venezuela, cuando ya empezaban a asomar sus problemas de comportamiento, los que derivaron en el consumo de drogas y escándalos y con ello la pérdida de toda la fortuna que amasó a puñetazo limpio.

¿Cómo olvidar los memorables combates de Benny Briscoe con el gran Rocky Valdés? O ¿de Valdés con el argentino Carlos Monzón en los medianos?

Después estuvieron los hermanos Ricardo y Prudencio Cardona, ambos campeones mundiales, quienes dieron paso a otro inolvidable, Miguel Happy Lora, monteriano que le arrebató la corona a Daniel Zaragoza y la defendió con éxito en cinco oportunidades, al igual que Fidel Bassa quien derrotó al “intocable” Hilario Zapata y se dio el lujo de ir a exponer el fajín en Irlanda del Norte en dos oportunidades y salir airoso.

¿Faltan directivos? Tal vez no, a lo mejor lo que si se han ido acabando es los buenos promotores. No hay que olvidar que Pambelé se hizo en Venezuela al lado de Tabaquito Sáenz; que de Valdés se vino a saber cuando empezó a protagonizar los grandes duelos con las súper figuras de los medianos, pues sus inicios se dieron en su natal Cartagena pero se acabó de formar en Nueva York; Happy Lora trabajó en Estados Unidos, donde tuvo como técnico a Amilkar Brussa y Bassa contó con la fortuna de tener a William Chams como manejador.

Chams murió dejando un campeón mundial, quien en la primera defensa perdió la corona, el caleño Momo Romero, pero no parece haber quién esté dispuesto a sacrificar su tiempo para dedicárselo a un boxeador con el riesgo de que se pierda por el camino, como sucedió con Tomás Molinares, que lo tuvo para ser un monarca de largo aliento y optó por el camino fácil de excederse en la comida y algunas otras cosas que llevaron a Brussa a renunciar a ser tu entrenador.

El mundo habla hoy del boxeo por cuenta de Floyd Mayweather y Manny Paquiao, quienes recaudarán no menos de 500 millones de dólares y de ellos unos 400 millones serán los que se repartan entre los dos, pero en Colombia solo lamentamos que a hoy no se cuenta con un solo campeón mundial y que a corto plazo no se vislumbra una época dorada, como la de 2000 cuando se contó con tres monarcas o por lo menos, cuando se tenía de uno pero eran sólidos.

Mucho trabajo les espera a las ligas y a la Federación para darle al país boxeadores con proyección, campeones mundiales sólidos y convencer a los jóvenes que es una opción para ganar dinero lícito, así sea a punta de golpes y evitar que nuestro boxeo sigua fuera de combate.