El ejército sirio retomó el bombardeo de la localidad de Hula, escenario la semana pasada de una masacre denunciada por la comunidad internacional, en una jornada en la que murieron 62 personas a pesar de la presión y las amenazas de los países occidentales.
La principal coalición de la oposición, el Consejo Nacional Sirio (CNS), acusó el miércoles a Rusia de incitar al régimen de Bashar al Asad a cometer "crímenes salvajes", después de las críticas de Moscú contra las sanciones diplomáticas de los países occidentales.
En Ginebra, el francés Jean-Marie Guéhenno, adjunto de Kofi Annan, el mediador internacional en Siria, dijo por su parte esperar "gestos concretos" del régimen de Al Asad.
"Tras 15 meses de violencia sólo las señales fuertes tendrán impacto (...) El gobierno de Siria tiene que dar pasos importantes no sólo para convencer a la comunidad internacional sino, lo que todavía es más importante, para convencer al pueblo sirio de que está dispuesto a tomar un nuevo rumbo", dijo.
Mientras la comunidad internacional sigue sin ponerse de acuerdo sobre las acciones que hay que tomar, la represión del régimen contra la revuelta popular que empezó en marzo de 2011 y los combates entre soldados y rebeldes continúan en el país, con un balance de 62 muertos el miércoles, según los rebeldes.
El ejército volvió a bombardear el miércoles por la noche la localidad de Hula, donde 108 personas murieron el viernes y el sábado, entre ellos varios niños, indicó el CNS, y pidió a los observadores de la ONU que vayan a esta localidad del centro del país para "proteger a los civiles".
Los aproximadamente 300 observadores de la ONU desplegados en Siria no consiguen que se respete la tregua del plan Annan, que entró teóricamente en vigor el 12 de abril pero está siendo sistemáticamente violada.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) indicó que "los habitantes huyen hacia otros pueblos de la región de Hula, por miedo a nuevas masacres" e indicó que se veían columnas de humo por encima del pueblo de Taldo, objetivo de los bombardeos.
En total 108 personas, entre ellas 50 niños, murieron en Hula y otras 300 resultaron heridas, según los observadores de la ONU.
Según un responsable de Naciones Unidas, una parte de las víctimas murió por tiros de obús, lo que demuestra la responsabilidad del gobierno, mientras que otras personas murieron por arma blanca "lo que probablemente designa las +chabbiha+", las milicias afectas al régimen.
En otros lugares del país murieron este miércoles 62 personas, en su mayoría civiles, a causa de los ataques de las fuerzas del régimen, indicó la OSDH.
El martes otras 98 personas habían muerto, 13 de ellas ejecutadas en Deir Ezzor (este), un descubrimiento que dejó "profundamente perturbado" al jefe de los observadores de la ONU, el general Robert Mood.
En represalias a la masacre de Hula, Japón y Turquía siguieron los pasos de numerosos países occidentales y expulsaron también a los diplomáticos sirios de sus capitales.
Las autoridades sirias respondieron ordenando la salida de la encargada de negocios holandesa, una de las últimas representantes diplomáticas occidentales que quedan en Damasco.
Rusia lamentó por su parte una medida "contraproductiva" tomada por los occidentales y afirmó que "los canales importantes de influencia sobre el gobierno sirio (...) están ahora cerrados".
En Nueva York, volvieron a resurgir los desacuerdos en el Consejo de Seguridad de la ONU del miércoles. Mientras que el embajador alemán Peter Wittig deseó que la masacre de Hula "abra los ojos" a los aliados, el representante ruso Vitaly Churkin dijo que la oposición siria tampoco respeta la tregua y se niega a dialogar con Damasco.
El presidente francés François Hollande, que el viernes recibe a su homólogo ruso Vladimir Putin, dijo que su objetivo es hacer cambiar la posición rusa. Hollande relanzó el debate sobre una posible intervención militar con mandato de la ONU, que necesitaría sin embargo la aprobación de Pekín y Moscú.
El viernes el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas celebrará una sesión especial sobre la situación en Siria, donde los enfrentamientos han dejado más de 13.000 muertos en los últimos 14 meses, en su mayoría civiles, según el OSDH.