Disminuye el apetito de los inversores ante la incertidumbre financiera.
Las bolsas de los países europeos y de los emergentes cerraron un año desastroso, no así para Wall Street que acaba 2011 con un resultado honroso, y las previsiones apuntan a un 2012 de alta tensión para los mercados, en el que algunos auguran una posible implosión de la zona euro. "Los mercados han visto el fondo del abismo en 2011", resumen los analistas de HSBC.
Las revueltas en el mundo árabe y la catástrofe nuclear en Japón abrieron el apetito de los inversores a comienzos de año y después le siguió el agravamiento de la crisis de la deuda europea, que se extendió al conjunto de la zona euro.
Finalmente, las agencias de calificación financiera no cesaron de mantener la presión, degradando o amenazando con rebajar la nota de los países considerados hasta entonces como intocables.
Todas las plazas financieras de la zona euro fueron arrastradas por la tormenta y algunas de ellas rozaron el crack. Ninguna de las cumbres europeas permitió revertir la situación desde la adopción del primer plan de ayuda a Grecia, el 21 de julio.
Sin sorpresa, la Bolsa de Atenas fue la peor parada (-52,81%, hasta el cierre del 29 de diciembre), pero ni siquiera el Dax alemán logró servir de refugio para los inversores (-14,69% al cierre del año).
Los países emergentes también sufrieron: el índice "MSCI Emerging Markets", barómetro de su capacidad bursátil, cayó 20% este año, cuando en 2010 había registrado una progresión de 18%.
"Sus perspectivas de crecimiento han sido más decepcionantes por el estancamiento de los precios de las materias primas", subrayó Alexandre Baradez, analista de Saxo Banque.
Para Jean Marie Mercadal, director general adjunto de la sociedad de gestión OFI AM, el problema se debe también al hecho de que "los países emergentes no están aún totalmente inmunizados con respecto a los países occidentales", principales clientes de sus exportaciones.
Así, Hong Kong se dejó alrededor de 20% este año. Bombay 25% y Sao Paolo 18%.
Todo lo contrario que Wall Street: el Dow Jones ha ganado 6,13% en 2011 y el índice ampliado Standard & Poor's progresó 0,43%. Sólo el índice de los valores tecnológicos, el Nasdaq, cedió 1,48%. Tiene mérito lo logrado por Wall Street, teniendo en cuenta que Estados Unidos perdió en agosto su preciosa nota AAA.
"El mercado estadounidense resistió gracias a unos índices macroeconómicos alentadores, a los beneficios empresariales y a unas decisiones excepcionales de la Reserva Federal norteamericana (FED)", argumentó Baradez.
"Esto debería hacer callar a aquellos que criticaron las medidas de reactivación. Mientras que Estados Unidos logra mantener un nivel de crecimiento, la zona euro entrará sin dudas en recesión en 2012", añadió el analista.
El próximo año se anuncia de alto riesgo para las plazas bursátiles europeas, más teniendo en cuenta que el rigor presupuestario implantado por los países de la Unión monetaria podría agravar más la situación económica.
Otro motivo de tensión: los bancos rechazan cada vez más prestarse entre ellos, lo que podría repercutir en los balances de las empresas y, por lo tanto, en la cotización de sus acciones.
Los bancos han visto como sus títulos en Bolsa se desplomaban en 2011, pagando así un alto precio por su exposición a las deudas de los países más frágiles de la zona euro. Unos activos de riesgo que deberían abandonar en 2012, aumentando las tensiones en el mercado de la deuda. Frente a este escenario inquietante, la única solución propuesta por los expertos recae en el Banco Central Europeo (BCE).