AUNQUE AÚN no con el fervor con que seguramente la veremos a la vuelta de unas semanas, sigue moviéndose la intención de voto de cara a los comicios por la Alcaldía de Bogotá, en octubre.
Las preferencias del electorado todavía siguen favoreciendo a Clara López, aunque las cifras en que se manifiestan disminuyen un poco, en tanto que su principal contendor, el exministro Rafael Pardo, recorta distancias ascendiendo.
Este es el panorama actual de la campaña que, como se verá, debe adquirir en los próximos días un dinamismo mucho mayor, cuando posiblemente estemos titulando ‘Se calentó la carrera hacía el Palacio Liévano’.
Clara López
Según la encuesta de Cifras & Conceptos, entre diciembre y febrero la intención de voto de los bogotanos por la presidenta del Polo Democrático, Clara López, pasó de 25 por ciento a 22 por ciento (mantiene el 25 por ciento si no se incluye en la encuesta a Enrique Peñalosa).
¿Por qué ha bajado?Una primera razón es que han ido apareciendo más candidatos, de manera que esa intención de voto inicial, en parte herencia de su muy destacada participación en las elecciones presidenciales, se ha diluido.
Pero hay una razón de mayor peso: que al paso que va, esta será una campaña ‘tococla’: todos contra Clara. Ya el excongresista liberal David Luna lo dijo con toda claridad: “La izquierda es la responsable de la debacle que vive Bogotá. Ha llevado a esta ciudad a la ruina. Llevamos 12 años soportando gobiernos donde han primado la improvisación, el populismo”. La declaración tiene nombre propio: Clara López. Desde otros sectores, aunque todavía no se dice con igual vehemencia, es claro que se está fraguando una coalición anti-izquierda en Bogotá.
Pero además, López no ha comenzado a hacer campaña. Aunque podría decirse que está pendiente la decisión expresa del Polo de darle aval a su aspiración, esa no es excusa porque podría empezar a presentarse como precandidata.
¿Qué podría hacer? En primer lugar, empezar a hacer campaña y aprovechar que todavía tiene un buen reconocimiento, apuntalado por la ayuda de Luna que, por supuesto sin quererlo, no solo plantea una coalición anti-izquierda, sino que indirectamente propone lo contrario: una coalición anti-derecha, porque ese electorado que prefirió al Polo seguramente saldrá a defender su decisión.
En ese mismo contexto, a López le surge un reto importante: defender esa decisión mayoritaria de las tres últimas elecciones, mientras simultáneamente marca distancia con los escándalos de corrupción de Samuel Moreno y el desgaste de Gustavo Petro, que aunque no es del Polo ni fue elegido con respaldo de esa colectividad, para muchos hace parte de lo mismo. Con un punto adicional: ella va a necesitar los votos del petrismo para poder consolidar una victoria contundente.
Pero no solo se necesitan los votos del resto de la izquierda. El Polo tendrá que buscar de alguna forma votos en el centro, quitándole de paso oxígeno al uribismo, que también buscará allí apoyos. Labor nada fácil dado que la tendencia polista del MOIR, cuyo vocero es el senador Jorge Enrique Robledo, ya le ha dicho a López la condición esencial para que pueda ser candidata de la colectividad: “Es probable que Clara López presente su candidatura. Pero insisto en que esa candidatura debe ser una candidatura de clarísimo deslinde con Santos o con Uribe. Esa candidatura deber ser nini”. Así que puede irse descartando la propuesta del senador liberal Juan Manuel Galán de incluirla en una consulta con Rafael Pardo, David Luna y Enrique Peñalosa.
Rafael Pardo
En el mismo estudio de intención de voto, el exministro Pardo pasó de marcar 14 por ciento a registrar 16 por ciento. Una tendencia ascendente, aunque leve por ahora (el aumento es a 19 por ciento si no se incluye a Peñalosa).
¿Por qué sube?En primer lugar porque, al contrario de López, él sí está haciendo campaña. Aún sin él mismo querer proclamarse ni siquiera precandidato, Pardo empezó a mostrarse en los medios y recorrer Bogotá opinando sobre los temas de la capital.
Además, con el paso del tiempo y sin que el Parido Liberal lo presente oficialmente como aspirante a la Alcaldía de Bogotá, tanto los congresistas de su colectividad como los de otras organizaciones de la Unidad Nacional han empezado a acogerlo como su carta para la contienda de octubre.
Pero es que tampoco hay nadie más que represente al santismo. Luna ya dijo que no es aspirante. Y la propuesta de incluir a Peñalosa, solo sería posible en la medida de que se concrete la ya mencionada coalición anti-izquierda, porque claramente el exalcalde capitalino no es santista.
¿Qué le falta?Profundizar su campaña en los barrios, donde a pesar de haber ejercido la Alcaldía por pocos días y estarse mostrando como alternativa para los comicios de este año, todavía no es tan conocido.
Pardo tiene un reto parecido al de López, pero en sentido contrario. La división del electorado que permitió el triunfo de Petro con tan baja votación muestra que no le bastan al santismo los sufragios liberales, de La U y Cambio Radical, amén de no pocos conservadores, para lograr la meta: necesita arrebatarle a Pacho Santos la bandera anti-izquierda que ha querido enarbolar. El problema es que esa cruzada, desde el santismo, levante como ya se dijo la alianza contraria en defensa de la decisión expresada por los bogotanos en jornadas anteriores.
La cereza que le falta al postre, por otra parte, es el guiño presidencial. Podría pensarse que ya está dado en forma tácita, pues desde que Pardo fue designado alcalde por Juan Manuel Santos en los días en que Petro estuvo fuera del cargo, ya se preveía que podría ser la carta santista para dirigir los destinos del Distrito Capital. Pero en política las cosas deben ser explícitas y tal vez se requiera un mensaje más claro a las filas santistas de Bogotá para que haya duda de quién es candidato de la Unidad Nacional.
Francisco Santos
El sondeo muestra un exvicepresidente Santos en retroceso, pasando de 15 por ciento a 9 por ciento (la caída es solo hasta 11 por ciento sin Peñalosa). En marzo pasado, cuando en la encuesta no se incluía a López, registró 14 por ciento, seguido por William Vinasco (8 por ciento), Luna (2 por ciento) y Carlos Vicente Roux (1 por ciento).
¿Por qué retrocede?Tal parece que lo que debería haber sido el comienzo de una campaña se quedó solo en el anuncio de que el candidato del Centro Democrático era Santos. Los recorridos por los barrios fueron flor de un día y todo se ha quedado en la labor cotidiana de los congresistas uribistas elegidos en Bogotá.
Eso ha hecho que el discurso de la cruzada contra la izquierda no se haya consolidado como para convertirse en la alternativa que tanto desea Luna. Quizás el tema sea más de fondo, pues no es lo mismo que un uribista ice esa bandera a que lo haga alguien de centro como el excongresista liberal o como se le ha aconsejado aquí a Pardo.
Y por supuesto que los escándalos que involucran al uribismo terminan afectando a sus representantes.
¿Qué le falta?Santos es ampliamente conocido, pero no en temas que lo relacionen con Bogotá. Comenzar a hacer campaña en serio implicaría que empiece a ser reconocido como alguien que habla de los temas capitalinos y no solo en contra de Petro.
Aunque se ve a los congresistas uribistas en contacto con sus electores en el Distrito Capital, haría falta que pasaran de las palabras a los hechos y empiecen a hacer una campaña en forma a favor de su candidato a la Alcaldía de Bogotá.
Pero dado que el uribismo debuta en esta contienda democrática, es necesario que sea el primero en dar a conocer sus listas al Concejo, lo que daría un certero banderazo a su campaña y sin duda empujaría la intención de voto por Santos.
Los demás
En la encuesta revelada esta semana, Peñalosa es tercero con 12 por ciento, por encima de Santos, seguido por el candidato del petrismo Hollman Morris (3 por ciento) y Camilo Gómez, a quien se presume como carta del conservatismo (1 por ciento).
Dato clave: el voto en blanco se ubica en el 30 por ciento.
Aunque Peñalosa logra una intención de voto considerable, el exburgomaestre aún no dice si buscará aspirar nuevamente a la Alcaldía de Bogotá.
En todo caso, su eventual aspiración sería más como la que personificó en la campaña presidencial: no alineada con el santismo ni con el uribismo ni, sobra decirlo, con la izquierda.
En las toldas verdes se perfila como precandidato el concejal Antonio Sanguino, copresidente de la colectividad. Ciertamente, aunque parezca apenas un mal chiste, la campaña no madura.
A eso se debería que todavía no se vean en las encuestas, lo que implica el reto de lograr atraer la intención de voto que se manifiesta favorable a Peñalosa.
El Partido Conservador todavía no define quién será su candidato, al igual que otras colectividades como el MIRA y Opción Ciudadana, lo que conlleva que les está cogiendo la noche para expresar sus propósitos ante el electorado bogotano.
Caso aparte es lo que está ocurriendo con los seguidores del alcalde Petro, quienes con tres precandidatos no han logrado ponerse de acuerdo y se presentan divididos. Se trataría, si eso sigue así, de la gran dilapidación del capital político acumulado por Petro en la lucha jurídica por permanecer en el cargo, sumada a la que llevó a Petro a echar por la borda el caudal electoral de los concejales elegidos por el movimiento Progresistas, que están hoy en la Alianza Verde. Que ese capital no se siga diluyendo depende de que se pongan de acuerdo para empezar una campaña electoral en serio, que no dependa del todo de la imagen del burgomaestre.