Mil años antes de Cristo la humanidad no tenía ni idea del cambio climático, calentamiento global, inundaciones, efecto isla de calor, pérdida de biodiversidad, despilfarro energético, polución atmosférica o emisión de anhídrido carbónico, pero tenían una visión sobre los problemas ambientales que sufriría el ser humano siglos después.
En esa época los vikingos utilizaban los jardines en altura. También se registran los famosos jardines colgantes de Babilonia. Hoy se implementan los techos verdes, espacios de bienes inmuebles o construcciones habitacionales, tales como tejados, azoteas, cubiertas y terrazas, techos con paneles solares o fotovotaicos, de carácter comercial, residencial, privadas o públicas, que se adecúan a través de membranas y elementos impermeabilizantes, formando una gruesa capa, cuya superficie se recubre con vegetación orgánica y especies naturales tales como pasto, árboles y matas.
Mientras en Bogotá y en Colombia hasta ahora se implementan los techos verdes, en Alemania, Suiza, Holanda, Hungría, Suecia y el Reino Unido tienen asociaciones que fomentan los techos verdes. La ciudad de Linz, en Austria, paga a los constructores para que instalen techos verdes. En Suiza hay una ley federal sobre techos verdes. Gran Bretaña comenzó lentamente pero las políticas sobre este tema han cobrado gran vigor, especialmente en Londres y Sheffield.
La pionera de techos verdes en Bogotá es la Secretaría de Ambiente, que cuenta con el primer edificio ecológico del Distrito con 400 metros de techos verdes. El sector privado tímidamente desarrollo proyectos como es el caso del edificio de Novartis, aunque existe poca receptividad por falta de conocimientos sobre los beneficios ambientales. El Jardín Botánico presta asesoría técnico.
Ya es tal el desarrollo e impulso de esta tendencia que los gobiernos con miras a su masificación, están incentivando la creación de ellos mediante estímulos tributarios tales como la supresión o exención en el pago de los impuestos prediales o con porcentajes de descuento en el mismo, a quienes los implementen en sus edificios, terrazas y muros o a quienes siendo propietarios vivan en dichos edificios.
En este sentido, Bogotá padece problemáticas ambientales graves: tiene una baja proporción en zonas o espacios verdes, apenas unos 4,93 metros cuadrados, de los 9 metros cuadrados que debe tener cada habitante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para Luis Alberto Suarez, codirector del Proyectos Ecotelhado y uno de los expertos en techos verdes en Colombia, “a pesar de que Bogotá no es una ciudad que aún utilice sistemas de climatización, si hay saltos fuertes de temperatura durante el día. Para nuestra ciudad los beneficios de la infraestructura verde son vitales, pues además de aumentar la masa térmica alargando la vida de los materiales y proteger la impermeabilización de los edificios; usadas a gran escala reducen el caudal de aguas lluvias vertidas a los ríos previniendo así inundaciones y aumentando la biodiversidad de la región”.
Se trata de crear un modelo de gestión y nuevos hábitats urbanos innovadores y alternativos para preservar el ambiente y por ello las entidades distritales que requieran efectuar construcciones para la prestación de sus servicios implementen en ellas tecnologías de techos verdes con miras a minimizar los impactos ambientales negativos que se presentan en la ciudad.
En este mismo sentido, las entidades públicas que implementen y desarrollen estas tecnologías de podrán, para efectos de financiación y recuperación de la inversión realizada en los techos verdes, aplicar a la venta de certificados de captura de carbono (CCC) o convenir su financiación con entidades vinculadas al protocolo de Kyoto y al Desarrollo urbano sustentable.
La administración Distrital promoverá acciones para que el sector privado se vincule activamente a la implementación de estas tecnologías en la ciudad.