Está demostrado que causa estrés y ansiedad severos e induce al ciudadano al desorden, aumentando permanentemente el problema
Por Álvaro E. Sánchez H. *
Hoy porhoy los problemas ambientales son vistos como algo más real, más cercano y más perteneciente a nuestro entorno; ya no se trata de extraños tigres blancos que nunca veremos, de osos polares muertos por los derrames de petróleo ni de fenómenos que con dificultad entendemos y percibimos. Hoy el fenómeno ambiental se relaciona con la vida diaria del habitante de la gran ciudad.
Como consecuencia de lo anterior es de suma importancia, para nosotros los habitantes de la ciudad, proteger nuestro medio ambiente y nuestro entorno.
Los problemas ambientales que enfrenta Bogotá son, entre otros, la contaminación hídrica y eólica, el deterioro del suelo, la contaminación sonora, la contaminación electromagnética y la contaminación visual. Todos estos fenómenos, que a primera vista son menores comparados con la gran problemática ambiental del planeta, son de una gran importancia para los habitantes de nuestra ciudad capital.
Ante todo definamos el término medio ambiente utilizando quizá la más aceptada de las definiciones del mismo: "el conjunto de elementos naturales o inducidos por el hombre que interactúan en un espacio y tiempo determinados".
Se podría decir también que es un sistema complejo, limitado y dinámico, que comprende diferentes variables tales como la biofísica y la sociocultural en que la persona puede existir y desarrollarse. Se considera entonces que existen problemas en el medio ambiente cuando en las relaciones habitante-medio natural, se generan impactos negativos para las generaciones presentes o futuras.
La contaminación
Todos los eventos de contaminación en los centros urbanos tienen tres estados o partes que son fundamentales en su desarrollo; el origen, el vector y el destinatario.
La gestión ambiental de Bogotá debería, entonces, actuar sobre los tres elementos a través de normas y leyes adecuadas, de identificación de los problemas y de planteamiento de soluciones que mitiguen el impacto en los destinatarios. El primero para eliminar las causas de la contaminación; el segundo para evitar su propagación; y el tercero para mitigar sus consecuencias. Prácticamente ninguno de estos aspectos se está cubriendo bién.
El aire: los niveles de afectación de los parámetros de partículas en el aire y de niveles de monóxido de carbono en el aire de Bogotá son cada día peores. El aporte del sistema Transmilenio y de los buses de servicio público al tema es asombroso: en el último Día Sin Carro se pudo evidenciar que no hubo rebajas significativas en dichos niveles, haciéndose evidente que los vehículos particulares no son los grandes contaminadores de la ciudad y que los controles establecidos para el sistema de transporte público no están funcionando adecuadamente.
El ruido: La administración de la ciudad, a través de la Secretaría de Ambiente, debería tener el control sobre este fenómeno que concentró en 2012 el 57% de las quejas de la ciudadanía en solo cinco de las localidades; pero dicha Secretaría no cuenta con los equipos suficientes ni con el personal requerido para realizar un eficiente control del fenómeno. Es más, es muy posible que no logren controlar ni siquiera los problemas generados por eventos masivos y sitios de diversión. Si a esto se le suma el hecho de que las sanciones son ridículas y los establecimientos cambian de razón social y reabren, es claro que el problema tiende a aumentar dramáticamente.
El calentamientoglobal: Mucho se ha hablado sobre el tema del calentamiento global y más en la actual administración de Bogotá, pero realmente poco se ha hecho al respecto. La disminución en la velocidad promedio del parque automotor por motivos como el estado de las vías o la falta de control policiaco en lugares estratégicos, ha aumentado en forma significativa la cantidad de emisiones que por ese concepto se están realizando.
A lo anterior se le puede agregar la falta de control de la Secretaría de Ambiente a la industria mediana y pequeña. Esto se evidencia en la revisión del número de industrias que han cumplido con la conformación del DGA, número que no llega al 50% de las empresas registradas; cualquier simple observador entenderá que en este caso no existe control ambiental sobre las empresas que no han cumplido y no se conocen campañas ni sanciones masivas que nos hagan creer que el panorama va a cambiar.
La contaminación paisajística: bástenos dar una mirada a las calles de Bogotá para hacernos una idea de lo mal que anda el sistema paisajístico en nuestra capital; las paredes sucias con dibujos ininteligibles que algunos pocos llaman grafitis; los avisos de almacenes y sitios diversos sin ningún tipo de restricciones en colores brillo y sonido; las variaciones en los espacios arquitectónicos que se han deformado por las licencias caprichosas de algunos curadores; el deterioro de los monumentos públicos en aras de una supuesta protesta social “pacífica”, entre otros muchos impactos que vivimos a diario.
A esto habría que agregarle el desastroso estado de las vías y de los andenes; el desagradable espectáculo de la basura que queda después de que los “recicladores” escogen en las bolsas blancas, dejando lo que les es inútil; los tendidos eléctricos y de telefonía sin ningún orden; y otras varias perlas que hacen cada vez más desagradable el paisaje ciudadano.
Algunos de ustedes se preguntarán ¿Cuál es la afectación de este impacto en la ciudadanía? Pues bien, está demostrado que ésta causa estrés y ansiedad severos e induce al ciudadano al desorden, aumentando permanentemente el problema.
Otros aspectos
Dado el tamaño de la ciudad y la inmensidad de su problemática, sería muy extenso tocar a fondo cada uno de estos aspectos; y falta por mencionar uno que es, quizá, el problema más grande: la contaminación permanente del rio Bogotá y los raudales de dinero que se han invertido sin obtener resultados concluyentes. Este tema lo podremos analizar en otro artículo dado que también atañe a la CAR e inclusive al Gobierno nacional.
Resumiendo, podemos decir que en materia ambiental Bogotá ha salido de cada una de las últimas tres administraciones peor que como comenzó, y que acá se tiene una gran responsabilidad con la salud pública de los municipios de la Sabana de Bogotá, que se están viendo afectados por cuenta de la irresponsabilidad de nosotros, sus vecinos.
* Director Maestría en "Gestión y evaluación ambiental"- Escuela de Ingenierías, Universidad Sergio Arboleda. alsanchez2006@yahoo.es @alvaro080255