Bogotá esconde plaza nocturna de hierbas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Octubre de 2013

Es noche cerrada en Bogotá y las calles están desiertas, pero la plaza Samper Mendoza bulle de actividad: el único mercado en Colombia dedicado exclusivamente a las hierbas -aromáticas, medicinales, esotéricas- requiere de oscuridad para mantener la frescura de sus productos.

 

Envueltos en un intenso aroma, enormes manojos de caléndula, cilantro, romero, toronjil y manzanilla se apilan en este sitio mayorista, que abastece a otras plazas de Colombia y a los grandes supermercados. Pero hay más para quienes quieran curar todo tipo de dolencias.

 

"Rompesaragüey para la suerte, vacamorada para el dinero, pasionaria para el amor y flor de ajo para recoger las malas energías", enumera a la AFP Ana Pechené, que desde hace 22 años vende en este lugar las hierbas, raíces y cortezas que su familia le envía desde el Valle del Cauca (suroeste).

Y si alguien busca caracola, para los riñones, Bernardo Gutiérrez no solo se la vende, sino que le explica cómo tomarla: un vaso completo cada dos horas, desde la 01H00 de la mañana hasta las 13H00 de la tarde del día siguiente, eso combinado con una mezcla de aceite de oliva y limón.

 

En el mercado ubicado en el barrio Mártires del centro de Bogotá se reúnen los lunes y los jueves unos 400 vendedores itinerantes de hierbas, que comienzan de noche, hacia las 22H00, a colocar su mercancía -hasta 200 variedades de plantas- y la venden a partir de las 03H00 de la madrugada hasta las 06H00 o 07H00 de la mañana.

Todos tienen una tradición familiar de cultivo, recolección y venta de hierbas, como Diana Arocha, que desde hace 30 años llega a la plaza Samper Mendoza desde el municipio de Ubaté, en la región de Cundinamarca (centro).

 

"Antes el mercado de las hierbas estaba a cielo abierto, vendíamos al lado de la carrilera del tren. Fue mi papá quien me hizo conocer esto, él ya no viene, tiene 85 años, pero sabe todo de las hierbas", cuenta.

 

El mercado es nocturno porque "las hierbas son plantas que se marchitan rápidamente" y el frío y la oscuridad de la noche ayudan a que se mantengan frescas y se puedan manipular sin daño, explica a la AFP la antropóloga Ana María Medina, investigadora de la Universidad Javeriana, quien realizó un estudio sobre el mercado itinerante de hierbas.

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La tradición del mercado de las hierbas en Bogotá es incluso anterior a la colonia española, según la experta.

"Los archivos históricos muestran que la fundación de Bogotá (en 1538) se hizo en lo que hoy es la plaza Santander, entonces plaza de las hierbas. Ahí se dan los primeros asentamientos y es una zona prehispánica por excelencia de intercambio de plantas curativas, medicinales y esotéricas", refirió Medina.

 

En la colonia "se vuelve un lugar de articulación de las mujeres blancas españolas que llegan con un conocimiento específico de las plantas aromáticas y se encuentran con las mujeres indígenas que traen otras hierbas" que se usan para preservar el marido y la riqueza de la familia o para guardar la casa de los malos espíritus, añadió.

 

Para esta antropóloga, el carácter itinerante y flexible que ha acompañado al mercado de las hierbas de Bogotá es lo que le ha garantizado mantenerse en el tiempo.

"Su propia precariedad le ha permitido sobrevivir. Una persona que produce en el campo o recolecta hierbas silvestres no puede venir todos los días a vender. Si a ese mercado llega la policía o los sanitaristas se mueren", dice Medina.

 

Arcadio Quimbai tiene uno de los pocos puestos con productos elaborados de la plaza Samper Mendoza. Todos son de carácter esotérico y los prepara con plantas del Amazonas que hierve o deja macerar.

 

"Es que mi abuelo fue (de la etnia) muisca, y los indígenas me enseñaron. Aquí vienen personas de todas las edades, a la gente le gusta mucho lo esotérico, es lo que más vende", dice mientras atiende a un hombre que busca extracto de chondú para enamorar.