Bogotá: bioarquitectura, ruta de la construcción | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Mayo de 2012

 

 

Es volver a nuestras raíces, cuando no se dañaba el medio ambiente. Las casas son más económicas y apropiadas para la vida, con microclimas que favorecen a la salud, pues requieren poca calefacción en invierno y son frescas en verano.

También aíslan acústicamente y es una ayuda para la autoconstrucción.

Es la Bioarquitectura, hoja de ruta de la construcción en Bogotá, que hace recordar a nuestros antepasados, que construían sus viviendas en bareque y guadua, solución habitacional que, además de ambiental, es antisísmica.

Luis Alberto Suárez, de Ecotelhado, en diálogo con EL NUEVO SIGLO explicó por qué elegir Bioarquitectura: "La arquitectura bioclimática es el futuro de una construcción más amigable con su medio ambiente. Optimización de recursos, alta eficiencia energética, reducción de costos por climatización y promoción de una cultura de habitante activo son las premisas de trabajo de la nueva construcción sostenible”.

Indica el experto que en países tropicales el consumo energético por enfriamiento es relegado de los factores de diseño. “La suma mensual por pago de energía y la inversión inicial en equipos de climatización incrementa en porcentajes importantes el costo final de la edificación. El costo operativo durante el ciclo de vida del proyecto puede llegar a cantidades inimaginables. El proyecto arquitectónico juega un papel protagónico en el ahorro y la disminución del costo operativo del edificio. Adaptar mejor un edificio a su medio ambiente, además de hacerlo eficiente, lo convierte en una inversión con mayor utilidad y ayuda a disminuir el impacto climático que los excesos de consumo han traído”.

Para Alba Lucía Camacho, arquitecta experta en sostenibilidad, "en la actualidad, la población tiene deseos de mejorar su entorno y de reencontrarse con la naturaleza, intentando remediar algo del daño que se le ha causado a la misma, gracias a estas urbanizaciones no planificadas y crecimientos desmedidos. Así, la sostenibilidad es un término que cada vez tiene más fuerza dentro de los imaginarios de las personas y se hace más evidente la necesidad de apostarle a un mundo donde se planteen las cosas de una manera diferente a como se ha venido haciendo".

 

Riqueza natural

 

La actual civilización depende de los edificios para su cobijo y existencia, pero el planeta no puede soportar el grado de consumo de los recursos actuales. La industria de la construcción consume 50 por ciento de las riquezas naturales mundiales, lo que la convierte en una de las actividades que mayor impacto negativo causa. Es por ello que cada día deben ser más los arquitectos, ingenieros, y constructores que se sumen a la arquitectura que busca un equilibrio ambiental.

Pero, ¿qué significa esto? Es pensar las construcciones en relación al sitio, el clima y los recursos naturales con el objetivo de reducir el impacto sobre el medio ambiente, el consumo de recursos y energías, creando un ambiente interior sano y confortable.

Por lo tanto, es necesario que sus propuestas y diseños sean aliadas de las energías que las envuelven, utilizándolas en su beneficio de forma sostenible, a fin de lograr con las buenas prácticas intercambios energéticos adecuados. Cuando esta disciplina por condiciones climáticas extremas tenga que recurrir a medios activos de climatización, los mismos serán instrumentos meramente puntuales en el logro de la eficiencia.

Gran parte del proyecto bioclimático y sostenible tiene que ver con el aporte a la reducción del calentamiento global mediante conservación energética. Sin embargo, proyectar de forma sostenible también significa establecer espacios saludables, factibles económicamente y sensitivos de las necesidades sociales.

Los edificios iluminados y ventilados de forma natural, los que utilizan fuentes alternas de energía y medios pasivos de climatización son inversiones más sólidas que aquellos diseñados para satisfacer una imagen corporativa dependiente de combustibles fósiles o equipos de alto consumo sin los cuales serían inhabitables.

Una vivienda bioclimática puede conseguir un gran ahorro e incluso llegar a ser autosostenible en su totalidad. Aunque el costo de construcción puede ser mayor, puede ser rentable, ya que el incremento en el costo inicial puede llegar a amortizarse en el tiempo al disminuirse los costos de operación.

De la misma forma que un edificio bioclimático busca adaptarse al clima del lugar, los usuarios deben poseer también un comportamiento adaptativo. Implica que hay una doble adaptación, clima y cultura, que lleva a una modificación en la conducta de los individuos y sus hábitos culturales.

La arquitectura bioclimática tiene en cuenta elementos como las condiciones del terreno, el recorrido del Sol, la orientación, las corrientes de aire, la temperatura, el aislamiento térmico, la ventilación cruzada, la integración de energías renovables, entre otros, que son aplicados en la distribución de los espacios, la apertura y orientación de las ventanas, con el fin de conseguir una eficiencia energética.

No consiste en inventar cosas extrañas, sino en diseñar con las ya existentes y saber sacar el máximo provecho a los recursos naturales que nos brinda el entorno. Pero esto no tiene porqué condicionar el aspecto de la construcción, que es completamente variable y perfectamente acorde con las tendencias y el diseño de una buena arquitectura.

 

Estrategias de diseño

 

Para iniciar un proyecto de esta categoría se debe realizar un diagnóstico de la zona, para establecer una adecuada protección a la radiación solar y buen uso de la ventilación para mantenernos dentro de los rangos de confort. Como resultado surgen estrategias de diseño y climatización como:

• Una correcta orientación de la edificación con respecto a los vientos dominantes y recorrido solar.

• Diseño considerando la canalización del aire hacia la edificación y extracción del aire caliente promoviendo igualmente un rápido desalojo de las aguas.
• Utilización de colores y tonos que permitan reflejar un alto porcentaje de la radiación solar incidente.

• Optimización en la utilización de materiales como por ejemplo paredes de panel de polietileno expandido, material ligero y de baja capacidad térmica, que permite igualmente un diseño modular reduciendo desperdicios en la etapa constructiva.

• Utilización de materiales producidos localmente, de bajo mantenimiento y próximos al área de construcción.

• Recolección de aguas pluviales y la reutilización de aguas residuales en la edificación.

A pesar de que parece un concepto nuevo, la Arquitectura bioclimática, ecológica y sostenible se lleva utilizando tradicionalmente desde la antigüedad. El hecho de que la construcción hoy en día no tenga en cuenta estos aspectos se debe al poco respeto por el ambiente que inunda a los países desarrollados y en vías de desarrollo, que no ponen los suficientes medios para frenar el desastre ecológico que dejamos a nuestro paso.

Está comprobado que esta tendencia fomenta la productividad y calidad de vida, a través de la investigación y propuesta de espacios que brindan al usuario confort térmico, acústico, lumínico y visual.

Es así como Colombia poco a poco se suma a la propuesta. En el 2010 se construyó el primer edificio que reduce la huella de carbono y actualmente hay 27 proyectos de Arquitectura ecológica y bioclimática a la espera de la obtención de la certificación LEED (Líder en eficiencia energética y diseño sostenible), siendo el cuarto país latinoamericano que se suma esta tendencia.

 

¿Qué es la Bioarquitectura?

 

En el auge de las nuevas formas para la construcción, la Bioarquitectura se ha convertido en una nueva forma para cuidar el medio ambiente.

De acuerdo con el portal Todoarquitectura, “la relación hombre-naturaleza siempre se ha dado de distintas formas. Al principio el hombre formaba parte de ella produciéndose una interacción armónica; sin embargo, pasados los años, las ‘civilizaciones’ fueron alejándose utilizando el medio ambiente a su antojo, sin reparar en que esa manipulación traería consigo graves problemas para la humanidad”.

“En las últimas décadas la acción del hombre ha marcado un notorio distanciamiento con la naturaleza. Nuestras ciudades ‘modernas’ se ven opacadas por los cordones de miseria alrededor de ellas, nuestros ríos y mares están cada vez más contaminados, nuestros bosques cada vez son más escasos y la basura ya forma parte de nuestra vida cotidiana. La calidad medioambiental debe ocupar una posición más relevante porque contribuye directamente a mejorar la calidad de vida de las personas; es decir, un medio ambiente insano conduce a una salud deficiente, mayores desequilibrios y mayor descontento social.

Respecto a la arquitectura, las modernas técnicas de construcción, además de ser más costosas, demandan mucha energía, que por lo general supera la capacidad de renovación de los recursos naturales, con el consiguiente perjuicio para el equilibrio de los ecosistemas”.

Frente a esta realidad la Bioarquitectura surge como una forma de hacer arquitectura, es decir sustentada en principios naturales y en donde las edificaciones forman parte de los ecosistemas en donde éstas se hallan inmersas. En la naturaleza podemos encontrar formas bellas, lógicas, perfectas y proporcionadas, las mismas que pueden servirnos como inspiración para la creación de espacios que cumplan su función óptimamente y se encuentran en armonía con su entorno.

Esta arquitectura orgánica aprovecha los recursos locales disponibles, en especial aquellos materiales naturales renovables como la tierra, la madera, las fibras vegetales o los desechos agrícolas, entre muchos otros, permitiendo edificaciones de bajo costo. El uso de estos materiales locales se asocia a técnicas constructivas tradicionales, las mismas que pueden ser notablemente mejoradas o, sobre la base de ellas, crear otras que satisfagan las necesidades actuales de cobijo.

La Bioarquitectura aprovecha las excelentes ventajas de estos materiales naturales renovables para el diseño de viviendas sanas y confortables, más frescas en verano y más cálidas en invierno, pudiendo ser complementadas con sistemas de acondicionamiento bioclimático, el uso de energías renovables, sistemas de depuración de aguas servidas, etc.