El periodista Jairo León García denunció en su página El Reverbero de Juan Paz este bochornoso episodio del que inexplicablemente nadie se había ocupado:
Un hecho inusual se presentó en la Asamblea de la ANDI, en Pereira, y ningún medio quiso comentarlo en su momento.
El presidente Santos dijo sorpresivamente delante de los empresarios, que había tomado la decisión de direccionar el Ministerio de Desarrollo Empresarial. Y públicamente anunció el relevo del viceministro Carlos Andrés De Hart Pinto, quien se encontraba presente. El hombre cambió de colores, se mostró incómodo, molesto y hasta humillado.
Resulta que ese mismo día El Espectador publicó las listas uribistas de los posibles candidatos a Senado y Cámara, en las cuales figura la madre del funcionario doña Marta Pinto de De Hart. La lectura que le hicieron a esta decisión, los también sorprendidos empresarios, fue que el Presidente tomó una venganza contra Uribe, sin hígados, sin escrúpulos. Increíble, pues Carlos Andrés llevaba tres años en el cargo, con una impecable gestión. Y en efecto se nombró a María del Mar Palau en su remplazo.
¡Qué verguenza! Uno de los más altos ejecutivos mundiales que ha llegado al país en los últimos días lo hizo en medio del caos del jueves en el centro de Bogotá y los anuncios del presidente Santos de militarizar las principales ciudades, el viernes.
Se trata de Martin Richenhagen, que tiene los cargos de Presidente y cabeza del Consejo y CEO de la multinacional AGCO, una de las más grandes firmas fabricantes y distribuidoras de maquinaria agrícola, que facturó el año pasado 10 mil millones de dólares y tiene presencia en 140 países, estuvo en el país dos días. Se paseó por Bucaramanga, Montería y Cartagena sin ninguna dificultad y tuvo tiempo de atender un par de horas a unos periodistas en el Hotel Sheraton. Su anfitrión, el presidente de la firma Motovalle, Sergio Ocampo, no ocultó su felicidad luego de que Richenhagen le confirmara el miércoles que sí viajaría a Colombia, pese a los despelotes callejeros.
¿La Paz con Bogotá? Claro que Richenhagen, alemán de nacimiento, repitió un errorcillo de ubicación que ya les había ocurrido a otros personajes como el presidente Ronald Reagan: confundir a Colombia con Bolivia. En su reunión con los periodistas el alto ejecutivo dijo “Aquí en Bolivia… (perdón, Colombia)… estoy un poco confundido por los lugares donde he viajado, vengo de Bolivia y Brasil… mis excusas”. Efectivamente, llegaba de los dos países; en Brasil tienen el mayor mercado de tractores y cosechadoras, con seis plantas propias.
En la mira la Altillanura. Pero esta es la buena noticia: si continúa el crecimiento del mercado colombiano y se consolida la Altillanura, la firma pensará en construir su propia planta en el país. A Richenhagen le contaron que la Altillanura tendrá en el mediano plazo cerca de 1,5 millones de hectáreas cultivadas, y él mismo hizo las cuentas: para 1.000 hectáreas se requieren mínimo 3 tractores.