Medidas preventivas como el reforzamiento de las operaciones de vigilancia y control, para lo cual triplicó los recursos y coercitivas como la confiscación y destrucción de las embarcaciones utilizadas por los traficantes de seres humanos adoptaron los líderes de la Unión Europea en un nuevo intento por enfrentar el creciente problema de la migración ilegal vía marítima.

En el mismo momento en que en Bruselas se debatía para adoptar una “carta de navegación” que encarara, con mayor eficacia, el imparable problema de barcos atestados de personas que bajo condiciones infrahumanas son blanco de “traficantes” en aras de cumplir su sueño europeo, lo que ha terminado en decenas de tragedias con miles de muertos, ayer 84 subsaharianos fueron rescatados por los guardacostas italianos cuando la balsa neumática en que se desplazaban naufragó en aguas libias. A ellos se sumaron otros 220 que  desembarcaron en Catania (Sicilia).

La primera gran conclusión de la cumbre extraordinaria realizada ayer en Bruselas es que la UE triplicará los fondos destinados a sus operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo para hacer frente a los naufragios de buques cargados con inmigrantes que intentan llegar a Europa.

"Queremos actuar rápido, lo que significa triplicar los recursos financieros" de la operación, dijo la canciller alemana Ángela  Merkel. Así, el  monto destinado pasará de tres a nueve millones de euros por mes.

El monto destinado pasará de tres a nueve millones de euros por mes. Los mandatarios no modificaron el mandato de la operación actual que se limita a la búsqueda y rescate dentro de las 30 millas náuticas de las costas europeas, lo que hubiese "llevado meses" modificar, señaló el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Los líderes del Viejo Continente avalaron, en su totalidad, el decálogo de medidas para frenar la inmigración en el Mediterráneo que hace dos días fue presentado por la Comisión Europea, aunque admitieron  que será “complicado de implementar”.

El naufragio del domingo en el que murieron más de 750 personas ocurrió a unas 30 millas náuticas de las costas libias. Para Tusk, las condiciones del mandato actual no impiden socorrer a un barco en dificultad, como lo exige el derecho del mar.

"En caso de catástrofe no hay límites geográficos o políticos", dijo Tusk en conferencia de prensa.

Tusk indicó además que los mandatarios pidieron a la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, "proponer acciones para capturar y destruir los buques de los traficantes antes de que puedan ser utilizados".

Francia propondrá para ello una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, indicó por su parte el mandatario francés, François Hollande.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, subrayó que los dirigentes europeos anunciaron un aumento de las contribuciones, con buques que patrullarán en el Mediterráneo, pero también helicópteros, aviones y personal.

Hollande propuso reforzar los medios de la operación de búsqueda y rescate europea con dos buques y dos aviones adicionales.

El primer ministro británico, David Cameron, ofreció el "HMS Bulwark", un buque multifacético de desembarco, tres helicópteros y dos patrulleros.

Bélgica declaró que desplegaría su buque de mando y apoyo logístico "Godetia". Otros países ofrecieron contribuciones, según una fuente europea, entre ellos Alemania, con dos barcos, Suecia, Dinamarca y, fuera de la UE, Noruega.

El plan de 10 puntos debatido por los líderes europeos refleja su disposición a tomar acciones decisivas contra los traficantes que amontonan en barcos desvencijados a quienes huyen de la miseria y los conflictos en Africa, Medio Oriente y Asia.

 Un plan minimalista

 "Si no hacemos nada, pienso que este año veremos a medio millón de migrantes atravesar el Mediterráneo y, en ese caso, podrían registrarse potencialmente hasta 10.000 muertos", advirtió Koji Sekimizu, director de la Organización Marítima Internacional (OMI).

El plan que fue avalado por  los mandatarios europeos contempla la "captura y destrucción" de los buques utilizados por los traficantes, pero para ello se debe montar una operación militar, algo inédito en la lucha contra la inmigración ilegal. "Es complicado, necesitará un mandato de la ONU, el acuerdo de un gobierno libio, movilizar medios militares y aceptar las pérdidas humanas", estimaron  expertos.

En lo inmediato se decidió reforzar  las operaciones de vigilancia y rescate en el Mediterráneo triplicando los recursos de las operaciones Tritón, en Italia, y Poseidón, en Grecia.

Otro de los aspectos del plan que fue debatido intensamente fue la acogida de "al menos 5.000 personas" que ya tengan el estatuto de refugiados y que se encuentran en terceros países, en los Estados de la UE. En particular los refugiados sirios.

Al mismo tiempo, para agilizar el tratamiento de las solicitudes de asilo de los países más expuestos, se propuso "relocalizar" sus solicitudes en países con menos demandas.

Mientras que los "migrantes económicos" serán reenviados lo más rápidamente posible a sus países de origen, un aspecto del plan que suma las críticas de las organizaciones humanitarias así como diferentes agencias de la ONU.

Amnistía Internacional consideró este plan como "desgraciadamente y vergonzosamente inadecuado" y "no podrá  frenar la espiral de muertes en el mar", mientras que la Agencia de la ONU para los Refugiados, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos o los organismos de Naciones Unidas para las migraciones consideran el plan como "minimalista".

La canciller alemana Merkel dijo que con lo aprobado ayer se dio un paso inicial, pero que “aún falta mucho por hacer” e insistió, al igual que el comisario europeo de Asuntos de Interior,  Dimitris Avramopoulos, que hay que "declarar la guerra a los traficantes de seres humanos".

Estos operan principalmente desde Libia. El país está sumido en el caos desde la caída en 2011 de Muamar Gadafi./EL NUEVO SIGLO con AFP

Un minuto de silencio por los migrantes muertos en su intento por alcanzar las costas europeas rindieron ayer los líderes de la UE durante su cumbre extraordinaria en Bruselas./AFP