Cerca de 90.000 civiles han huido de los enfrentamientos en el norte de Birmania protagonizados por los rebeldes y el ejército desde hace varios días, según informaron autoridades locales birmanas.
Ciudades y pueblos enteros se han vaciado y los refugiados no dejan de desplazarse hacia la ciudad de Lashio, a 140 kilómetros de distancia de Laukkai, epicentro de los combates que se reanudaron el pasado 9 de febrero en esta zona, constató un periodista de AFP.
Según un diputado local, más de la mitad de la población de la localidad de Laukkai habría abandonado la zona, una huida que a veces se produce bajo el fuego del combate.
Además, un convoy de la Cruz Roja local que había llegado para dar asistencia a un centenar de personas que intentaban huir recibió tiros el martes al final de la jornada, según contaron algunos refugiados a AFP.
"Es un milagro que hayamos salido ilesos. Estábamos agachados dentro del camión. El chófer fue alcanzado por las balas y había mucha sangre", contó el miércoles a AFP Maung Ying, quien encontró refugio en Lashio, a unas decenas de kilómetros de allí.
El ejército y los rebeldes se acusaron mutuamente de haber abierto fuego contra los vehículos en el sur de Laukkai.
"Los militares han reforzado su presencia con tanques y artillería pesada. Pensamos que habrá más combates", declaró Tar Parn Hla, portavoz del ejército de liberación Ta'ang, que combate al lado de los rebeldes de Kokang.
Alrededor de 30.000 personas habrían atravesado la frontera para refugiarse en la vecina provincia china de Yunnan, lo que preocupa a Pekín, que ve en esto una amenaza contra la seguridad de sus fronteras.
La situación cada vez es más preocupante para el poder, que enfrenta varios conflictos que amenazan la difícil transición democrática empezada en 2001 cuando se puso fin al poder dictatorial del ejército/AFP.