Beneficios de tributaria bajarán inflación | El Nuevo Siglo
Domingo, 13 de Enero de 2013

Si los beneficios que contempla la reforma tributaria que entró a regir desde el 1º de enero de este año se aplican a rajatabla a productos y servicios que influyen en la canasta familiar de los colombianos, la inflación deberá bajar este año.

Así lo señala un estudio realizado por el director de investigaciones económicas de Correval, Daniel Velandia Ocampo. Dice el analista que “bajo nuestro escenario base, el cual consideramos relativamente conservador, estimamos que el impacto de una sola vez sobre la inflación total proveniente de la reforma tributaria podría ser cercano a los 20 puntos básicos para 2013, el cual podría revertirse parcialmente al inicio de 2014”.

Los resultados alcanzados en diversos aspectos tienen el potencial de generar efectos a la baja de una sola vez sobre la inflación, aunque para algunos de ellos no resulta claro el momento exacto en el que el efecto se produciría (el mes particular), a la vez que no es una tarea fácil estimar su magnitud ante los diversos riesgos existentes para que tal impacto favorable se materialice.

Indica el experto que la mayor parte de este efecto se derivaría de las modificaciones realizadas a través de la reforma tributaria a los impuestos de los combustibles y a la imposición del impuesto al consumo del 8 por ciento para los restaurantes.

“A más largo plazo, la reducción en los costos de producción para el sector agrícola podría generar un efecto positivo sobre la inflación de carácter más estructural, aunque su efecto no es fácilmente predecible. Con todo lo anterior, prevemos una inflación para el cierre de 2013 cercana a 2.7 por ciento”, sostiene Velandia.

El experto sostiene en su informe que los riesgos sobre el efecto estimado para 2013 resultan significativos en cuanto la incertidumbre es alta dados los incentivos que podrían existir para que los vendedores no reduzcan los precios al consumidor final.

“De tal incertidumbre e, inclusive, de plazos establecidos para ajustar precios en el caso de algunos productos, resulta complejo determinar el impacto de la reforma sobre las inflaciones puntuales de enero y febrero. Para el caso del primer mes del año, hemos fijado una inflación mensual en un rango entre 0.33 por ciento y 0.65 por ciento con un punto medio de 0.49 por ciento”, dice el analista.

Combustibles y transporte

Como se estableció en la reforma, como resultado de la modificación realizada a los tributos sobre la gasolina y el ACPM, el gobierno decretó una reducción del precio de la gasolina de $208 para enero mientras que el del ACPM disminuyó en $23 para el caso de Bogotá.

Cabe recordar en este sentido, que el subgrupo de ‘combustible’ tiene una ponderación del 2.9 por ciento en la canasta del IPC. A esto se suma el hecho de que hasta el momento, no se han ajustado las tarifas del transporte público en varias zonas del país incluyendo Bogotá.

En cuanto a este aspecto, no se esperaría un incremento importante para el caso de la capital del país, no sólo por la reducción en los precios de los combustibles decretados por el gobierno nacional, sino por el objetivo del alcalde de garantizar menores tarifas, la baja inflación causada en 2012 y un incremento del salario mínimo inferior al observado para el año pasado (4 por ciento contra 6 por ciento).

Dice el estudio del investigador que de hecho, cabe destacar que el Banco de la República en su último Informe sobre la Inflación, destacó que en el transporte también se podría esperar un ajuste en las tarifas de los pasajes del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) de la capital, ya que el transbordo entre sistemas es gratuito en horas valle y vale $300 en hora pico, con lo cual se estaría configurando una rebaja importante para los pasajeros que realicen transbordos.

“Este cambio está sucediendo de manera gradual y de acuerdo con un cronograma previamente establecido: por ejemplo, de las nuevas 650 rutas, solo se han inaugurado unas pocas en algunas localidades de la ciudad. Sin embargo, en 2013 al avance debería ser más rápido”, explica Velandia.

Por todo lo anterior, resulta probable que la inflación del grupo de transporte sea cercana a 0 por ciento en enero (incluso cabe la posibilidad de que sea negativa) en cuanto la ponderación conjunta de los subgrupos de ‘combustible’, ‘bus’ y ‘buseta’ asciende a 6.5 por ciento al interior del IPC. En general, el riesgo sobre esta estimación podría incluso estar sesgado a la baja si no se produce ajuste alguno a las tarifas de transporte en Bogotá.

Sostiene el investigador que el desempeño del grupo de transporte en meses siguientes dependerá del comportamiento de los precios de los combustibles en los mercados internacionales. En febrero podría darse un ajuste mayor en este grupo al observado en 2012 (0.29 por ciento) si las modificaciones en tarifas de transporte se realizaran a partir del mes siguiente o hacia finales de enero. Sin embargo, tales ajustes de las tarifas deberían ser moderadas y en todo caso, inferiores a las registradas en 2012.

Comidas

El estudio indica que respecto a las comidas en los restaurantes afectadas por el subgrupo de “comidas fuera del hogar”, que incluye los componentes de almuerzos, comidas rápidas, cafeterías, entre otros, tiene una ponderación del 8.1 por ciento en la canasta del IPC, únicamente superado por gastos de ocupación (arriendos) y transporte personal. Así, el impuesto al consumo del 8 por ciento para los restaurantes debería traer un efecto favorable de una sola vez sobre este subgrupo.

Ahora bien, el efecto final sobre este componente resulta difícil de estimar en cuanto existen tres factores que pueden impedir una reducción en los precios al consumidor final. En primer lugar, cabe recordar que este impuesto al consumo (y la consiguiente eliminación del IVA del 16 por ciento para la mayor parte de restaurantes) propende por promover la formalidad y legalidad de este tipo de establecimientos, por lo que existe la posibilidad de que aquellos que hoy son informales (evaden el pago del IVA), se vean motivados efectivamente a pagar el impuesto al consumo del 8 por ciento pero a través de un incremento de los precios de las comidas con el fin de mantener los márgenes.

En segundo lugar, es probable que algunos restaurantes mantengan inalterados los precios al bien para el consumidor final, con el objetivo de hacerse a un mayor margen dado por la diferencia entre el impuesto anterior y el nuevo, algo que ha sido ya advertido por el propio director de la DIAN, Juan Ricardo Ortega (e incluso corroborado por nosotros mismos).

De hecho, según declaraciones de Iván Bohórquez, director de Acodres, gremio que agrupa a los restaurantes, la baja no se verá porque los costos de producción no lo permitirán, “pero se mantendrán los precios estables”. Cabe recordar que el impuesto al consumo no aplica para franquicias, las cuales mantienen un IVA del 16 por ciento, lo cual hace difícil la estimación del efecto final de la reforma, en cuanto las franquicias se constituyen en un importante lugar de consumo para ciertos segmentos de la población. Asimismo, la norma no aplica para restaurantes que facturen menos de $105 millones al año.

De acuerdo con lo anterior, resulta realmente complejo determinar el efecto de la reforma tributaria sobre el subgrupo de ‘comidas fuera del hogar’, no sólo por los incentivos que existirían para no reducir los precios al consumidor final, sino porque los establecimientos tendrían hasta finales de enero para actualizar sus sistemas y realizar los ajustes respectivos.

En este sentido, el efecto favorable esperado podría no darse exclusivamente en el primer mes del año sino entre enero y febrero. “Por todo esto, consideramos un escenario conservador para este grupo, en el cual se asume un incremento para el primer mes del año inferior al registrado en enero de 2012 (1.8 por ciento). Específicamente, podría esperarse algo cercano al 1.1 por ciento con riesgos a la baja. En febrero un efecto similar podría ser incluido dependiendo del valor observado para enero”, dice Velandia.