El Banco Central Europeo (BCE), cuyas futuras medidas para luchar contra la crisis de la deuda son objeto de especulaciones, informó ayer que la semana pasada no compró deuda de ningún país en dificultades en el mercado secundario.
La institución monetaria lleva sin activar este programa desde mediados de marzo.
El volumen de este programa lanzado en mayo de 2010 con motivo de la primera crisis de la deuda griega, y utilizado masivamente en el verano de 2011 para frenar la subida de los intereses de la deuda de Italia y España, totaliza actualmente 208.500 millones de euros, frente a los 211.500 millones de la semana anterior.
Grecia tuvo que pagar la semana pasada unos 3.000 millones de euros al BCE que vencían.
A la espera de la próxima reunión mensual del consejo de gobernadores, los mercados siguen especulando sobre el tipo de medidas que podría adoptar el Banco Central Europeo para bajar la tensión en la zona euro.
A principios de agosto, la institución monetaria creó fuertes esperanzas al asegurar que estaba lista a adoptar, si fuera necesario, medidas excepcionales contra la crisis.
Ayer, el presidente de la Bundesbank (Banco Central alemán) Jens Weidmann, muy crítico con el programa del Banco Central Europeo, dijo en una entrevista al semanario Spiegel, que la compra por el BCE de deuda pública equivale "a la financiación de los Estados con la máquina a billetes" y lo comparó incluso con una "droga" que puede volver "adictivo".