Mientras la opinión pública está dividida en cuanto a terminar con la ley zanahoria para que la rumba sea hasta las 6 de la mañana, EL NUEVO SIGLO conoció que el 90 por ciento de los bares en Bogotá no pueden cumplir los compromisos con la Administración para ser incluidos en el plan piloto de la rumba extendida.
El burgomaestre Gustavo Petro ha explicado que la rumba extendida se implementará permanentemente solo si los dueños de bares y locales adquieren de manera responsable varios compromisos y exigencias de la Alcaldía.
De la lista de requisitos surgen preguntas como ¿cuántos bares y establecimientos comerciales pueden contratar seguridad formal interna y externa con empresas legalmente reconocidas? Hoy son muy pocos los negocios que gozan de este privilegio de tranquilidad.
En el punto dos se indica que los establecimientos deben prever la seguridad de sus clientes que tomen taxis en sus alrededores. “Deben tener listados de taxis seguros”, dice específicamente la Administración, a lo que el presidente de los Unos, Uldarico Peña, dijo que eso será un problema para los conductores debido a que se movilizará un mayor número de ebrios.
Frente al punto tres, el experto Hugo Acero señaló que el 90 por ciento de los bares en Bogotá no cuenta con insonorización y que de acuerdo con la Secretaría Distrital de Ambiente, en visita a 1.788 establecimientos, se encontró que el 34 por ciento no cumplió con los decibeles permitidos por la normatividad ambiental.
La Secretaría ha generado un total de 202 medidas preventivas de suspensión de actividades, es decir que estos establecimientos fueron sellados por “ruidosos”. Dentro de este grupo se encuentran 8 bares ubicados en la “zona rosa” del barrio Modelia, en la localidad de Fontibón.
Tampoco, por ahora, los bares podrán cumplir con la contratación de shows en vivo para incentivar la contratación de personal y mucho menos tener salidas de emergencia y evacuación aprobadas y señalizadas.
Reacciones
El subsecretario de Seguridad y Convivencia del Distrito, Jonathan Nieto, explicó que la propuesta de rumba extendida no fue improvisada y que por el contrario es producto de un seguimiento de hace más de un año y medio.
"Esto es un análisis muy serio, de hace más de un año y medio de trabajo, investigando cómo es el manejo de la rumba en Bogotá, cuáles son las características, cuáles son los delitos que tienen relación con la rumba. Y hemos encontrado que en las zonas de rumba de Bogotá, según las estadísticas del Instituto Nacional de Medicina Legal, no tenemos la mayor cantidad de conflictividades y riñas, como sí pasa en otros sectores de la ciudad donde hay algunas tiendas o cantinas", dijo Nieto.
La concejala del Partido Liberal, María Victoria Vargas, sostuvo que la rumba extendida es una medida improvisada, inconveniente y acelerada. “Estoy en desacuerdo. Y es preocupante que el alcalde haga este tipo de experimentos en una ciudad que maneja cifras que requieren atención en materia de inseguridad, riñas y homicidios, sin contar con los pocos avances que tenemos en cultura ciudadana”.
El exalcalde Paul Bromberg también rechazó la medida, argumentando que la restricción que impuso la primera Administración de Antanas Mockus fue un mecanismo para reducir la violencia asociada al consumo de licor.
“Es una demostración más de que el Estado no puede hacer cumplir las mínimas reglas”, dijo.