El banco español nacionalizado Bankia presentó unas cuentas que no se correspondían con la realidad antes de su entrada en bolsa en julio de 2011, según un informe de expertos del Banco de España.
Según las conclusiones de este informe remitido al juez encargado de investigar las condiciones de introducción en bolsa de Bankia, los balances financieros publicados entonces "no expresaban la imagen fiel de la entidad".
En ese momento, Bankia estaba dirigida por el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, imputado por estafa, apropiación indebida, delitos contables, falsedad documental y administración desleal, en este caso, junto a otros sospechosos.
Rato fue sustituido en mayo de 2012 por José Ignacio Goirigolzarri, que prometió sanear la situación del banco y renovó la dirección del banco.
No obstante, los expertos también detectaron errores contables después de que se hiciera cargo de la entidad, nacida de la fusión en 2010 de siete cajas de ahorros.
Goirigolzarri aseguró que "todas las cuestiones de fondo que se recogen en el informe está alejadas en el tiempo y son anteriores a mi incorporación como presidente de Bankia".
"Cuando el nuevo equipo se incorporó detectamos todos los problemas relevantes que había en el grupo y los pusimos encima de la mesa, con absoluta profesionalidad y transparencia. Y además quedaron perfectamente cubiertos, y hoy en el informe no se ha detectado ningún ajuste adicional de provisiones", según Goirigolzarri.
El informe habla de "compras inexplicables" de acciones de Bankia y de "ventas inmediatas tras la salida a bolsa que ponen en duda el interés real de algunos inversores". Estas compras podrían haber tenido por objetivo manipular el curso de las acciones.
El gobierno español inició en 2013 una acción contra la auditora Deloitte para evaluar la imparcialidad de los informes que hizo sobre Bankia antes de su entrada en Bolsa.
Responsables de Bankia también están imputados en el marco de otros procedimientos. El último caso saltó a las páginas de los diarios este otoño cuando se descubrió el uso de unas tarjetas bancarias corporativas fiscalmente opacas por parte de directivos de Caja Madrid, y después Bankia, tras la fusión de 2010.
El banco, muy afectado por el estallido de la burbuja inmobiliaria, rozó la quiebra en 2012, lo que acabó llevando a una ayuda europea para el sector bancario español. Bankia recibió 20.000 millones de euros de este rescate.
Madrid empezó en febrero a dar pasos para la privatización de Bankia, con la esperanza de recuperar una parte del dinero aportado/AFP.