Con la exigencia de que los bancos sean condenados civilmente y obligados a indemnizar a las víctimas de estafas cometidas por alguno de sus empleados, la CorteSuprema de Justicia abrió la puerta para más demandas por parte de los usuarios en un fallo sin precedentes.
Con ponencia del magistrado José Luis Barceló la Sala Penal condenó al Banco Popular a indemnizar a las víctimas de un negocio donde un empresario invitó a su amigo a invertir en su empresa, ocultándole que estaba en quiebra y que sobre él recaía un veto bancario.
El engaño se consolidó porque los funcionarios del Banco Popular Marco Fidel Urbano Franco y Blanca Myriam Ramírez de Peña, les dijeron a las víctimas que la empresa era exitosa y que contaba con créditos preaprobados para inversión.
La historia de esta estafa comenzó en 1996 cuando a Marino Gutiérrez Isaza, su amigo Ramón Nova Pradilla, le propuso invertir en su empresa Intercauchos S.A., de Medellín, adquiriendo el 49% de sus acciones.
En agosto de ese año, Daniel Nova Pradilla, hermano del vendedor, aseguró que contaban con una línea de crédito del Instituto de Fomento Industrial, IFI, y vincularon al negocio a la sociedad Arprint Ltda., que supuestamente tenía un capital de mil ochocientos millones de pesos y contratos exclusivos con una gran firma nacional que garantizaba la venta de toda su producción.
A una de las reuniones para acordar la posible compra de las acciones acudieron Marco Fidel Urbano Franco, gerente regional del Banco Popular, y Myriam Ramírez de Peña, gerente de la sucursal calle 14 de esta entidad en Bogotá, “quienes insistieron en lo importante del negocio que permitiría fusionar a Intercauchos y Arprint, que, en su orden, aportarían terrenos y maquinaria”.
Según la Corte, “los directivos del Banco Popular infundieron confianza, señalaron que avalaban la operación, conocían la trayectoria de la citada empresa, de sus socios, la gran proyección de los Nova Pradilla y su empresa y tenían listos varios créditos para que, con ellos, los nuevos socios hicieran sus aportes a la sociedad que surgiría de la fusión y garantizaban un buen capital de trabajo con un préstamo de la línea IFI por medio millón de dólares”.