Los bancos colombianos solo podrían cubrir la financiación del 50% de las obras de infraestructura de cuarta generación o 4G. La calificadora de riesgo Fitch Ratings prendió las alarmas al anunciar que la calificación de la perspectiva de la economía colombiana por los distanciamientos que existen entre el Marco Fiscal de Mediano Plazo que proyecta un Producto Interno Bruto, PIB, menor y una disminución más lenta del déficit fiscal a 3,1% del PIB en 2018, frente a 2,7% estimado un año antes y el balance financiero necesario para la realización del ajuste.
A juicio de la calificadora de riesgo internacional la ejecución más lenta de lo esperado de los proyectos de infraestructura vial de Cuarta Generación, 4G y el declive en la producción petrolera son parte fundamental de esta advertencia.
La proyección de Fitch para 2018 permanece sin cambios en 3,2%. Es probable que la flexibilización monetaria en curso impulse la demanda local, los cuellos de botella en infraestructura se resuelvan a inicios de la segunda mitad de 2017.
Y es que para estructuración financiera de los proyectos de cuarta generación que adelanta y tiene proyectados el Gobierno se requiere de una alta suma de dinero y para ello hay que buscar fuentes diversas para lograr conseguir los recursos y evitar problemas a la banca nacional.
Al margen de todas las mejoras en la estructuración financiera de los proyectos 4G, lograr cumplir la meta de sostener la participación del 50% del financiamiento bancario local en el remanente de proyectos luce algo exigente, señala el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, Sergio Clavijo.
De hecho, esto implicaría llegar a elevar la exposición bancaria en proyectos de infraestructura del actual 7% hacia un desafiante 16%-18% del total de la cartera comercial bancaria.
Límites regulatorios
En un informe ANIF indica que adicionalmente, se tendrían los siguientes inconvenientes: límites regulatorios, particularmente en lo concerniente a los requerimientos de capital según Basilea III, donde esos mayores financiamientos de infraestructura tienden a presionar a la baja la relación de solvencia, actualmente en niveles aceptables del 15%, pero con posible demérito hacia un 12% una vez se tienen estos financiamientos 4G y otros efectos bajistas del actual ciclo de desaceleración macroeconómica en Colombia; la desaceleración económica, amenazando las buenas rentabilidades bancarias de la década anterior; riesgos de ingeniería; y riesgos jurídicos, particularmente gravosos en los casos de las consultas con las comunidades y populares.
Para el centro de estudios económicos se han logrado tramitar los cierres financieros “definitivos” de prácticamente toda la primera ola, solo está pendiente el cierre de Magdalena 2 y Mulaló-Loboguerrero, esta última dadas sus complicaciones jurídicas y de consultas con comunidades.
Allí los bancos corrieron con gran parte del financiamiento, consistente en las participaciones de la banca interna unos $6 billones, explicando casi 50% del total, y externa $2,6 billones, 21% del total.
También se logró atraer algo de financiamiento del mercado de capitales, contando con fuentes tanto internas, $0,7 billones, 6% del total, como externas $1,1 billones, 9% del total.
Cerraron las fuentes de financiamiento las contribuciones referentes a los préstamos de la Financiera de desarrollo Nacional, FDN $1,1 billones, 9% del total, de los fondos de deuda $0,6 billones, 5% y los préstamos de las multilaterales $0,5 billones, 4%.
A este respecto, cálculos recientes de la FDN sugieren que, en un escenario ácido, los bancos continuarían financiando cerca de 50% de los restantes $30 billones de las obras 4G. Ello luce exigente y poco recomendable, desde el punto de vista de solvencia y de exposición sectorial, como lo mostrarán nuestras simulaciones.
Ahora bien, dicha exposición se reduciría hacia el rango 30%- 40% de lograrse avances en la diversificación de fuentes de financiamiento mercados de capitales, inversionistas institucionales, entre otros; el reciclaje de capital bancario mediante la titularización de dicha cartera 4G; y una profundización del uso de los llamados miniperms, préstamos de corto plazo con miras a refinanciamiento temprano vía mercado de capitales.
Infraestructura vs crisis petrolera
La opinión pública tiene la errada idea de que el programa 4G le permitirá a la economía colombiana empezar a crecer, casi de forma inmediata, a tasas del 5% o del 6% por año. Sin embargo, cabe aclarar que la crisis minero-energética del período 2014-2017 estará ocasionando una desaceleración en el potencial de crecimiento de nuestro PIB-real, pasando del histórico 4,5% a cerca del 3% por año.
En un estudio realizado por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, para la Cámara Colombiana de la Infraestructura, CCI, se señala que buena parte de los impulsos de inversión provenientes de las 4G se estará destinando a “recuperar” parte de ese potencial. Dicho de otra manera, lo más probable es que la economía colombiana tan solo logrará acelerar el crecimiento del 3% del período 2015-2017 hacia valores cercanos al 4% por año durante el período 2018-2020 gracias a dicho impulso de las 4G.
Dicho impacto algo limitado de las 4G sobre el crecimiento económico y el propio Índice de Competitividad Vial y Logística, ICVL, resalta la importancia de avanzar en los frentes complementarios de tecnología, institucionalidad y logística.
El análisis indica que en este último frente, resultarán clave los avances que se logren en la ejecución de los Planes de Transporte Intermodal y la aplicación de las recomendaciones derivadas de la Misión Logística liderada por el DNP.
En particular, deberá hacerse énfasis en la visión integral de los llamados “Corredores Logísticos Nacionales”, solucionando los nudos de acceso a las ciudades y 37 problemas de “última milla”. Solo así se lograrían avances significativos en el ICVL en el próximo quinquenio.
Finalmente, cabe resaltar la importancia de contar con información sistemática confiable sobre las cifras más relevantes del sector transporte, pues en últimas, estas definirán la calidad de mediciones como el ICVL presentado en este documento.
Si bien el Ministerio de Transporte y el DNP han venido mostrando algunos avances en este frente, todavía se requieren mayores esfuerzos. Ello es particularmente cierto en lo referente a las especificaciones técnicas y de tráfico en las vías, inversión en infraestructura de transporte (especialmente en mantenimiento) y mediciones logísticas.