Alemania, cada vez menos ajena a las dificultades económicas de sus vecinos, ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para 2013 con la amenaza de la recesión como telón de fondo.
El impacto de la crisis de la deuda en la zona euro en la primera economía europea es cada vez más evidente: tres meses después de haber revisado fuertemente a la baja su previsión de crecimiento para el año en curso, el gobierno alemán lo ha vuelto a reducir a más de la mitad.
Ahora prevé un crecimiento del 0,4 por ciento, frente al 1 por ciento anterior, según el informe anual del ministerio de Economía publicado ayer.
Tras haber resistido durante mucho tiempo a los problemas económicos de sus vecinos, Alemania, uno de los principales países exportadores del mundo, se vio atrapada poco a poco en 2012 por el deterioro de la coyuntura económica mundial, como lo demuestra el crecimiento del 0,7 por ciento del PIB, frente al 3 por ciento y 4,2 por ciento de 2011 y 2010, respectivamente.
En el último trimestre del pasado año, la economía de la locomotora europea incluso se contrajo un 0,5 por ciento, según datos todavía provisionales.
Berlín apuesta por una mejora en 2014, con un aumento de su Producto Interno Bruto (PIB) del 1,6 por ciento.
El ministro de Economía, el liberal Philipp Rösler, no quiso aventurarse a afirmar si el país va a volver a crecer en el primer trimestre de este año.
Y es que, técnicamente, dos trimestres consecutivos de repliegue del PIB significan que el país entraría en recesión, como ya está el conjunto de la zona euro.
"Hay motivos para estar confiados", dijo Rösler en una conferencia de prensa. "Partimos de la base de que la fase de debilidad de este invierno se mejorará a lo largo del año", agregó.
Una opinión compartida por la mayoría de los economistas. Para Thomas Harjes, de Barclays, el crecimiento alemán sigue siendo "robusto".
"Tras la debilidad del 4º trimestre de 2012, la economía alemana debería recuperarse rápidamente en 2013", gracias a la creciente demanda mundial, inversiones en alza y un regreso progresivo de la confianza de los empresarios, explicó el economista.
El ministro de Economía también aseguró que por el momento, los primeros elementos disponibles son "totalmente positivos". Subrayó por ejemplo, el nuevo carné de pedidos, la intención de las empresas de invertir de nuevo, la vuelta de la confianza a los mercados y empresarios.
"Alemania seguirá en 2013 a la vanguardia de Europa en economía y mercado del trabajo", afirmó.
Berlín espera seguir preservando el empleo, que pese a las señales de deterioro desde el verano, sigue siendo sólido, en particular si se compara con sus socios europeos.
Según el gobierno, el número de activos con trabajo, que ya en 2012 alcanzó un nivel históricamente alto en 2012, aumentará a 41,6 millones. El número de desempleados "seguirá a nivel bajo", después de que a finales de 2012 fue de 2,9 millones, lo que supone una tasa de paro del 6,8 por ciento, el más bajo desde 1991.
En cuanto a la inflación, que fue el año pasado del 2 por ciento, seguirá siendo "moderada" y caerá al 1,8 por ciento.
Por último, el gobierno de coalición conservadores-liberales de Ángela Merkel, adalid de la austeridad para sanear las finanzas públicas, prevé limitar el déficit público al 0,5 por ciento del PIB en 2013 y 2014.
En 2012, logró un excedente del 0,1 por ciento, una novedad desde 2007.