Los homicidios de sindicalistas en Colombia, con uno de los índices más altos del mundo, han descendido desde 2003, pero han aumentado las amenazas, lo que podría configurar "una transformación de la violencia antisindical”.
El estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia "Reconocer el pasado, construir el futuro. Informe sobre violencia contra sindicalistas y trabajadores sindicalizados 1984-2011", reporta en ese periodo más de 2.800 homicidios de sindicalistas y trabajadores sindicalizados.
Además, registra 216 casos de desaparición forzada, 83 de torturas y 163 de secuestros.
"Es una cifra muy alta desde cualquier punto de vista. Hay una tendencia descendente desde 2003, pero todavía no nos deja tranquilos porque en ningún año baja de los 30 homicidios", dijo en una rueda de prensa Carlos Miguel Ortiz, coordinador del proyecto del Programa de Naciones para el Desarrollo (PNUD).
"Además de los homicidios, todavía hay casos de desaparición forzada y secuestros. Desde 2007 han aumentado las amenazas. Deberíamos preguntarnos si se trata de un descenso de la violencia o si es una transformación de sus manifestaciones", añadió Ortiz.
Bruno Moro, embajador residente en Colombia del PNUD, señaló de su lado que la violencia antisindical "ha sido un tema de gran polémica en Colombia por muchos años, se considera como uno de sus principales problemas de derechos humanos, y el país resalta como uno de los de mayores violaciones".
"Buscamos con este informe discutir el tema de manera menos ideologizada y más informada. No es tanto un estudio de denuncia, sino más bien un análisis para buscar soluciones", añadió Moro.
Según el estudio, la violencia antisindical en Colombia está concentrada en algunas regiones (Antioquia, Santander, Valle del Cauca, Cesar, Arauca, Atlántico y Córdoba) y en algunos sindicatos, especialmente los del magisterio, bananeros y petroleros.
"Una violencia tan concentrada plantea la pregunta de si puede ser aleatoria y general o si es sistemática, y en ese caso quién está detrás", dijo Ortiz.
"El debate sobre la autoría de los crímenes es crucial por el derecho a la verdad, justicia y reparación; pero a la vez es el más difícil, porque el 78% de los homicidios aparece sin autor", explicó.
De los casos sentenciados, apenas 223, sólo 25% establece el autor material y 7,8% señala la autoría intelectual.
De acuerdo con las cifras, los grupos paramilitares de extrema derecha serían los autores en 14% de los homicidios, las guerrillas izquierdistas del 5,1% y agentes del Estado de otro 1,7%.
"La delincuencia común tiene un porcentaje bajísimo, casi insignificante, lo que contrasta con la tesis de que los sindicalistas han sido asesinados para robarlos", indicó Ortiz.
Los grupos paramilitares, que combatían a las guerrillas y cometieron miles de crímenes contra la población civil, se desmovilizaron entre 2003 y 2006, en un proceso de paz que les concedió beneficios procesales a cambio de verdad y reparación a las víctimas.
Entre los móviles de estos crímenes, en 56% de los casos figura el "antisindical"; es decir, que los homicidios tuvieron como causa la actividad sindical de las víctimas.
Pero el PNUD alertó que de ese porcentaje, "en 40,5% el móvil del crimen fue la calificación de la víctima por parte del victimario como subversivo por el solo hecho de ejercer la actividad sindical".
Este fenómeno, que el PNUD llama el "prejuicio insurgente" o el "estereotipo del sindicalista-guerrillero", constituye el "preámbulo de la victimización" y "no sólo está en la cabeza del vicitmario, sino en la de la gente del común", apuntó Ortiz.
El estudio fue promovido por Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y Suecia, bajo la coordinación del PNUD.
Sus resultados serán presentados este miércoles al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, las centrales sindicales y la asociación de industriales, que participaron en su elaboración, explicó Moro.
AFP