Bahía Portete, una década después | El Nuevo Siglo
Lunes, 21 de Abril de 2014

Hace diez años, Gobierno y paramilitares dialogaban en torno a la búsqueda del fin del accionar de estos grupos armados ilegales. Hace diez años, el pueblo wayú de la Alta Guajira vivió la peor masacre de su historia cuando hombres del Bloque Norte de las Auc, comandados por Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, y Arnulfo Sánchez, alias Pablo, torturaron y asesinaron a 12 personas, entre ellas 6 de las mujeres más importantes para la comunidad de Bahía Portete, corregimiento de Uribia. Desde ese 18 de abril de 2004, decenas de familias viven en el exilio y Portete es un pueblo fantasma.

Según el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica 'La Masacre de Bahía Portete, Mujeres Wayúu en la mira', unas 150 personas, entre ellos varios miembros de esta etnia, entraron temprano con lista en mano buscando a las mujeres de dos familias en particular. Así, cuando la mayoría de los hombres de la comunidad estaba trabajando, entraron a las casas de las familias Fince Uriana, Fince Epinayú, Cuadrado Fince y Ballesteros Epinayú.Algunas lograron escapar o esconderse mientras escuchaban como masacraban a sus vecinas. Con hachas, moto sierras y machetazos; profanaron lo más valioso para esta etnia: la mujer. Rubén Epinayú, Margoth Fince y Rosa Fince fueron asesinadas luego de ser sacadas de sus casas en vehículos. Diana y Reina Fince, hermana y sobrina de Rosa, fueron desaparecidas.

Cuando la pesadilla aparentemente había terminado, los sobrevivientes salieron despavoridos de Portete con lo poco o nada que lograron recoger. El escenario que los rodeaba no era para menos: casas saqueadas y quemadas, el centro de salud y la escuela destruidos; y sus familiares tirados en las calles con el rastro de la tortura en sus cuerpos. En las paredes de las viviendas que quedaron en pie, los paramilitares dejaron imágenes con amenazas de violencia sexual para algunas de las sobrevivientes. Tres días después recibieron de Sánchez la orden de ir a recoger a sus muertos, pero sólo podrían ir mujeres. Cinco de ellas se atrevieron a volver a recoger lo que quedaba de sus paisanos, y a convencer a quienes permanecían vivos y escondidos de salir con ellas.Desde entonces, poco quedó de Bahía Portete: la mayoría de sus habitantes se desplazó a Maracaibo (Venezuela), y otros buscaron refugio en Uribia o en Riohacha. Son estos últimos quienes, liderados por las mujeres, trabajan desde hace varios años para reconstruir su comunidad. Ellas crearon la organización Mujeres Tejiendo Paz, y se han vuelto nómadas que van y vienen entre sus municipios de residencia y su pueblo de origen, a donde llevan lo que necesita Bahía Portete para ser un imán del retorno.

 El camino de vuelta

 

Ese regreso a la tierra abandonada se ha dado poco a poco a través de los Yanama, unos encuentros anuales en los que se hace memoria y se fortalece el retorno. Cada año, en la semana de la masacre, este ritual reúne a varias familias Wayuu para recordar lo sucedido y testimoniar acerca de lo que continúa sucediendo en Bahía Portete, con el fin de poder regresar algún día. Este año, el Yanama tiene un ingrediente adicional. Además de la reflexión y la nostalgia, está cargado con la alegría del retorno, pues se espera que la mayoría de las familias que hace una década huyó a Maracaibo, regrese para quedarse. Aunque saben que Portete no volverá a ser el mismo, las mujeres y líderes de la comunidad sueñan con recuperar no sólo la escuela, el centro de salud y decenas de viviendas; sino también las costumbres centenarias. Desde el pasado martes 15 hasta ayer, 20 de abril, Bahía Portete se llenó de testigos de cómo volver a comenzar.

Verdad y justicia

 

Por la masacre de Bahía Portete fueron condenados en 2012 dos indígenas wayú: José María barrios Ipuana y su sobrino Adrián Agustín Bernier. El primero paga desde 2007 una condena en Estados Unidos por narcotráfico. Según testimonios de la comunidad al informe del CNMH, fue Barrios Ipuana, un conocido contrabandista de la zona, quien patrocinó la entrada de los paramilitares a Bahía Portete desde el año 2000.

Por este mismo hecho, Sánchez fue condenado a 26 años de cárcel, exjefe del frente paramilitar contrainsurgencia wayú, capturado en 2011.Mientras tanto, Tovar, el autor intelectual del crimen, permanece extraditado en Estados Unidos. Luego de acogerse a la Ley de Justicia y Paz, este jefe irregular poco ha revelado sobre sus acciones delictivas. Tal como ocurrió en las masacres de El Salado (Bolívar) en el 2000 y de Segovia (Antioquia) en 1988; los habitantes de Portete cuentan que, aterrorizados días antes por sus verdugos, alertaron a las autoridades militares de lo que podía suceder. Sin embargo, la respuesta nunca llegó y, por el contrario, el Batallón Cartagena del Ejército que hacía presencia en la zona, fue trasladado durante los días cercanos al 18 de abril de 2004. Por eso creen que uno de los retos más grandes al volver será recuperar la confianza en el Estado.

Violencia contra mujeres

 

 “La masacre de Bahía Portete, ocurrida entre los días 18 y 20 de abril del 2004, ilustra particularmente la apelación intencionada, pública y diferenciada a la violencia y la tortura sexual puesta en escena por los paramilitares contra las mujeres wayúu, tanto por su  condición de género como por su carácter de voceras comunitarias”, indicaron Gonzalo Sánchez, director del Grupo de Memoria Histórica, y María Emma Wills, coordinadora de la Línea de Género y Memoria, en el prólogo de la publicación 'La Masacre de Bahía Portete, Mujeres Wayúu en la mira'.