Los resultados de la primera fase del Plan de Erradicación del Trabajo Infantil y la Prevención de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) en los corredores turísticos de 35 municipios priorizados en Cundinamarca, fueron presentados por la Gobernación y Compensar.
“Las cifras nos muestran que un 7% de la población infantil del departamento están vinculados al trabajo infantil, es decir que tenemos 58.000 niños en esas condiciones. Eso afecta su desarrollo físico, mental y su calidad de vida. Por eso se identificaron 35 municipios donde hay mayor presencia de esta problemática, se encontraron más de 700 niños, se caracterizaron, se analizó su situación y en este momento ya se están implementando estrategias al interior de las familias, con las personas que los contratan, con los mismos pequeños, con los taxistas y con todos los autores responsables”, afirmó Octavio Villamarín, secretario de Desarrollo Social de Cundinamarca.
En los municipios focalizados se identificaron 761 menores (237 niñas y 524 niños) vinculados a este flagelo. La mayoría de ellos se desempeña en labores de agricultura, ganadería y cuidado de animales; atención de clientes y aseo en restaurantes; ventas de toda índole; y trabajos en plazas de mercado, principalmente.
En algunas de las poblaciones intervenidas, se encontraron cifras significativas: Anapoima (80 casos), Guaduas (66), La Vega (60), Ubaté (29), Villapinzón (26) y El Colegio (37), por citar solo unos ejemplos. El trabajo realizado incluyó el acompañamiento social a los padres de familia. En su mayoría se trata de familias en extrema pobreza que habitan viviendas en pésimo estado, desplazadas y muchas veces con algún miembro padeciendo graves problemas de salud.
“Ahora viene una tarea muy importante que es una segunda fase en la que implementaremos estrategias que efectivamente retiren a estos niños, niñas y adolescentes del trabajo que están ejerciendo ahora. Para eso hay que actuar sobre las familias, que en su mayoría son familias en extrema pobreza y vulnerabilidad, en unas condiciones muy difíciles y hay que generar para ellas estrategias de generación de empleo y de ingresos, un cambio cultural con estas familias y una labor de sensibilización muy fuerte a nivel de las autoridades locales y de los demás actores que funcionan a nivel de los municipios”, afirmó Villamarín.
Esta primera fase fue fundamental, pues se logró la identificación, la caracterización y el conocimiento de las causas, los problemas y los imaginarios que existen detrás de esta problemática. En una segunda etapa el objetivo será que éstos niñas, niños y adolescentes se retiren del trabajo infantil y para ello deberá realizarse un trabajo profundo con las familias.
Los municipios intervenidos fueron La Vega, Nocaima, Villeta, Caparrapí, Guaduas, Puerto Salgar, Útica, Pacho, Suesca, Villapinzón, Sutatausa, Cucunubá, Simijaca, Susa, Ubaté, Carmen de Carupa, Tausa, Lenguazaque, Gauchetá, Fúquene, Nilo, Ricaurte, Agua de Dios, Viotá, Girardot, Fusagasugá, Arbeláez, El Colegio, Silvania, Apulo, Anapoima, Tocaima, Jerusalén, Guataquí y Nariño.