El chofer Jaime Gutiérrez, de 56 años, y Manuel Ibarra, miembro de la iglesia evangélica a la que asistían los niños y quien contrató el autobús, fueron llevados ante un juez de la vecina ciudad de Santa Marta para la imputación de cargos por homicidio culposo agravado y lesiones personales, según la fiscalía.
Las familias de 31 niños calcinados en un bus en el norte de Colombia avanzaron el martes en su penosa identificación con la ayuda de prendas y cartas dentales, mientras el gobierno decretó tres días de duelo.
Las autoridades forenses rectificaron el balance previo de 33 fallecidos tras excluir a dos menores que habían muerto en otro accidente, y advirtieron que el proceso de reconocimiento y entrega de los cuerpos tardará una semana.
"Confirmamos la cifra de muerte de 31 niños", dijo a la prensa el director de Medicina Legal de la ciudad de Barranquilla, Carlos Murillo.
Los cuerpos - con edades entre tres y 12 años- fueron trasladados de la localidad de Fundación, donde ocurrió el accidente el domingo, hasta el Instituto de Medicina Legal de Barranquilla. Allí, el ingreso y salida de carros fúnebres era particularmente desolador.
Ledis Muñoz, de 35 años, vive justo frente a la sede forense y está acostumbrada al ambiente lúgubre, pero esta vez el dolor la toca directamente, pues dos de sus primos viajaban en el bus. Como no aparecieron en ningún hospital, teme que estén entre los muertos.
"Uno no esperaba eso, siento un dolor muy grande. Ellos no tienen culpa de nada", dijo a la AFP Muñoz.
Para facilitar el proceso de identificación, los familiares describen en entrevistas las prendas que llevaban puestas sus hijos o entregan datos médicos y cartas dentales.
Otros trece menores "se encuentran aún hospitalizados, nueve en condiciones estables, fuera de todo riesgo", y el resto con "pronóstico más reservado", dijo Luis Cotes, gobernador de Magdalena, departamento donde está Fundación.
- Homicidio culposo agravado -
Los menores regresaban a sus hogares tras asistir a un oficio religioso cuando fueron devorados por las llamas. El autobús, con más de 50 ocupantes, transitaba con sobrecupo, sin documentos en regla y el conductor no tenía licencia de manejo, según la fiscalía.
El chofer Jaime Gutiérrez, de 56 años, y Manuel Ibarra, miembro de la iglesia evangélica a la que asistían los niños y quien contrató el autobús, fueron llevados ante un juez de la vecina ciudad de Santa Marta para la imputación de cargos por homicidio culposo agravado y lesiones personales, según la fiscalía.
Las primeras hipótesis apuntan a que el accidente fue generado por una imprudencia del conductor, quien al parecer manipuló un recipiente de gasolina para encender el vehículo que quedó varado.
En la sede de Medicina Legal en Barranquilla, algunas personas han dejado flores y los familiares de los pequeños han escrito mensajes en grandes pancartas pegadas en las paredes del edificio.
"Sheril Terraza, Yerinson Terraza: mis niños siempre los llevaré en mi corazón, mis bebés hermosos. Que Dios los tenga en su gloria, los amo. Tu mamá, que los quiere, y tu papá", dice uno de los mensajes, debajo de los cuales permanecen encendidas varias velas.
- "No pasen más esas imágenes" -
Resguardados por la policía y acompañados por sicólogos, los familiares más cercanos de los pequeños enfrentaron el penoso proceso de identificación ante el estado de carbonización de los cadáveres.
"Por favor no pasen más imágenes de la buseta quemándose. Nos hace revivir ese momento, la impotencia de sentir que no podíamos sacarlos de allí", clamó a la prensa Jorge Barrios, padre de una de las niñas muertas.
Las autoridades habían informado más temprano sobre la entrega simbólica de bóvedas individuales a los familiares para que se realice una ceremonia funeraria colectiva. A medida que se identifiquen genéticamente los cuerpos, en las bóvedas serán colocados los restos de cada niño.
Sin embargo, hasta la noche del martes todavía no se confirmaba la fecha y lugar de la ceremonia simbólica.
Fundación, la pequeña localidad donde ocurrió la tragedia, recuerda a las víctimas con homenajes: cruces de bambú levantadas en la vía donde se quemó el bus o un cartel con los rostros de los pequeños colocados en la entrada del pueblo.
El presidente Juan Manuel Santos prometió justicia a las familias y anunció un control más riguroso sobre la circulación de vehículos de transporte masivo.
Las familias de cada niño fallecido recibirán 12,3 millones de pesos (unos 6.200 dólares) de indemnización, además de otros 3 millones de pesos (1.500 dólares) por gastos funerarios.
Procuraduría investiga
La procuradora delegada para la Defensa de los Derechos de la Infancia, la Adolescencia y la Familia, Ilva Myriam Hoyos Castañeda dijo que es necesario evaluar el papel de las autoridades de transporte y admitió que el factor económico en el accidente jugó un papel muy importante, pues “muchos de los niños que viajaban en el autobús, solo iban por el refrigerio que darían en la Iglesia pentecostés”.
De igual manera el ministerio Público, apoyará al Instituto Nacional de Medicina Legal en las tareas de identificación de las víctimas a través de pruebas genéticas y los posteriores reportes a las familias, así mismo solicitó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) la conformación de equipos de especialistas psicosociales que atiendan con la debida oportunidad las necesidades de quienes perdieron a sus seres queridos.