Una retrospectiva de los errores internos que facilitaron el "golpe parlamentario" que interrumpió 13 años de gobierno de izquierda en Brasil hizo el Partido de los Trabajadores de la presidenta apartada Dilma Rousseff, en su primera reunión tras la suspensión de la mandataria por el Senado.
"El avance del movimiento golpista solamente podrá ser correctamente entendido si evaluamos, de forma autocrítica, los errores cometidos por nuestro partido y nuestros gobiernos", se puede leer en la resolución publicada tras el encuentro de este martes en Brasilia.
"Acabamos rehenes de acuerdos tácticos, imperiosos para el manejo del Estado, pero que resultaron en un bajo y poco arraigo de las fuerzas progresistas, al tiempo que ampliaron, en el arco de alianzas, el poder de fuego de sectores más a la derecha", continúa el texto.
La principal de esas alianzas fue con el centrista Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del ahora presidente interino Michel Temer. Vice de Rousseff durante cinco años y convertido después en el arquitecto de su salida, Temer asumió el poder el jueves, horas después de que el Senado suspendiera temporalmente a la mandataria para juzgarla por supuesto maquillaje de las cuentas públicas.
Para la cúpula de la formación, que anunció su estrategia de movilizaciones contra el nuevo gobierno interino, el partido demoró "en percibir el progresivo agotamiento de la política económica vigente entre 2003 y 2010, que había llevado a conquistas sociales formidables para el pueblo brasileño".
Como formación, tampoco tendría que haber dejado "contaminar" sus campañas con financiación empresarial, a través de la que las "clases dominantes" ejercen control sobre los gobiernos.
"Acabamos envueltos en prácticas de los partidos políticos tradicionales, lo que claramente afectó negativamente nuestra imagen y abrió flancos para ataques de aparatos judiciales controlados por la derecha", afirma el documento.
El presidente del PT, Rui Falcao, encabezó la reunión celebrada en un hotel de Brasilia, a la que no acudió el expresidente -y gran símbolo del PT-, Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), ni su sucesora Dilma Rousseff, cuyo gobierno acaparó la mayoría de críticas internas.
"Frente a la crisis, el país fue colocado en una encrucijada: acelerar el programa distributivista, como había sido defendido en la campaña de reelección electoral [2014, nldr], o aceptar la agenda del gran capital (...). El gobierno se encaminó por la segunda".
Dedicada ahora a su defensa de cara al juicio político que comenzará a desarrollarse en el Senado, el partido ya le encomendó trabajo a la mandataria en caso de que sea absuelta y retome su mandato en seis meses.
"Derrotado el golpe, la presidenta Dilma Rousseff deberá presentar su compromiso público con una amplia reforma política y medidas capaces de retomar el desarrollo, la distribución de renta y la generación de empleos", dicta la resolución. /AFP