El ministro británico de Finanzas reveló el miércoles un nuevo presupuesto de austeridad para Gran Bretaña, pese a unas perspectivas de crecimiento recortadas por la mitad para 2013, debido a "dificultades económicas internas y externas", en particular en la zona euro.
El ministro George Osborne subrayó ante la Cámara de los Comunes que aún quedaba "mucho que hacer" para acabar con un déficit público abismal, heredado esencialmente del rescate de los bancos durante la crisis financiera.
Sin embargo, Osborne --que presentaba su cuarto presupuesto desde la llegada al poder de los conservadores y de los liberales-demócratas en 2010-- verá su tarea comprometida por una degradada coyuntura.
En efecto, Gran Bretaña tendrá en 2013 un crecimiento económico de 0,6%, y no de 1,2% como preveía hace tres meses, reconoció el ministro, citando datos de la administración del presupuesto.
Osborne también recortó la proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2014, a 1,8%, frente al 2% previsto en diciembre.
El ministro achacó el empeoramiento de las proyecciones a "las dificultades económicas internas y externas", en particular en la zona euro, principal destino de las exportaciones británicas, ilustradas por la actual crisis en Chipre.
"Los problemas de Chipre esta semana son una nueva prueba de que la crisis no ha terminado y que la situación sigue siendo inquietante", afirmó.
Por otro lado, la relación deuda pública/PIB sólo empezará a disminuir a partir de 2017/2018, un año después de lo previsto, cuando debería ubicarse en 84,8%, reconoció el ministro.
"En cada presupuesto, (Osborne) llega ante la Cámara y las cosas son peores y no mejores (...) Bajo este gobierno, nunca cesan las malas noticias" lanzó Ed Miliband, líder de la oposición laborista.
Osborno rehusa efectuar nuevos empréstitos para reactivar el crecimiento, tal como pedía el ministro liberal-demócrata de Comercio Vince Cable. Así, va a financiar 3.000 millones en inversiones en infraestructuras gracias a nuevos recortes en los presupuestos de los ministerios, aunque preservando los de salud y educación.
Osborne anunció además nuevas medidas en favor del acceso a la propiedad para reactivar el mercado inmobiliario, y una reducción de un punto suplementario del impuesto sobre sociedades, al 20%, para apoyar a las empresas.
"Como se esperaba, el mensaje central del presupuesto es que el gobierno mantiene de forma obstinada el rumbo de la austeridad, sin preocuparse de la debilidad de la economía (...) Las medidas presupuestarias no tendrán gran efecto sobre la economía, de manera que la responsabilidad de la reactivación sigue en manos del Banco de Inglaterra (central)", en opinión de Vicky Redwood de Capital Economics.
En efecto, Osborne anunció además una revisión del mandato del Banco de Inglaterra con el objetivo de que la "política monetaria desempeñe un rol más activo para apoyar a la economía".