Cuando todos creíamos que el Presidente Santos sacaría una bandera blanca en señal de apaciguamiento, en medio del berenjenal Ejecutivo-Legislativo-Judicial, creado por él mismo, lo que hizo fue tratar de apagar el incendio en medio de la explosión volcánica que provocaron sus declaraciones, concedidas, primero a María Isabel Rueda y, posteriormente, a Luis Carlos Vélez. El presidente del Senado, Juan Manuel Corzo, emplazó Santos para que lo acompañe a formular las denuncias penales que comprometen la dignidad del Congreso.
Mala memoria. Se le olvidaron al Mandatario las palabras que el 1 de noviembre de 2010, estando en Washington, le expresó el ex presidente Uribe, cuando le advirtió sobre la peligrosidad que entrañaban para el país los vientos de cola de los catorce narco-paramilitares que se había visto obligado a extraditar; lo previno sobre lo cooptada que estaba una gran parte de nuestra justicia y le manifestó que era menester dejar la terna que él había presentado para la Fiscalía General de la Nación, de la que formaban parte la magistrada Margarita Cabello Blanco, el ex presidente de la Suprema Corte, Jorge Aníbal Gómez Gallego y el magistrado Marco Velilla Moreno.
Un reconocimiento. Cabe recordar que Velilla Moreno, intelectual de las nuevas promociones y una de las que escasas figuras que quedan para mostrar en el ramo de la justicia nacional e internacional, fue objeto de un gran reconocimiento por parte del filósofo Edgar Morin, el pensador más grande de Francia, quien se refirió a Velilla como la figura más destacada de las nuevas generaciones, en un evento sobre ética y moral pública en el que participaron los ex presidentes Belisario Betancur y César Gaviria.
Marginados de la fiesta. Se desconocen las causas, los motivos, las razones y las circunstancias por las cuales no asistieron, en Medellín, a la celebración de los 85 años de la Federación Nacional de Cafeteros los doctores Jorge Cárdenas Gutiérrez y Emilio Echeverri Mejía. ¿Olvido u omisión voluntaria?
Se escucharon en el certamen críticas a la caída de la producción anual del grano, que ahora solo alcanza los ocho millones de sacos, y se recordaron episodios como la heleada del 75, la llegada de la roya, la enfermedad holandesa, el cambio climático, la importación de café de Perú y Vietnam y el deterioro de las finanzas del Fondo Nacional del Café; además de un ministro de la talla de Juan Camilo Restrepo haciendo graves críticas y urgiendo la necesidad de revisar la institucionalidad del sector; y el informe de Carlos Gustavo Cano y César Vallejo, autores de profundos planteamientos dignos de mejor debate, puesto que el doctor Genaro Muñoz los “regañó” diciéndoles zapatero a tus zapatos.
Ni tinto dieron. Nadie sabe para qué se reunieron y qué estaban celebrando, además de los 85 años en el marco de la peor crisis en los anales de la caficultura colombiana. Hicieron mucha falta pro-hombres como Ospina Pérez, Arturo Gómez, Manuel Mejía y Leonidas Londoño. El gobernador de Antioquia Sergio Fajardo dijo que fue tan parca la celebración que ni siquiera dieron tinto.