La demanda del crédito no se ha detenido en el país, a pesar de que el crecimiento económico ha aminorado su rumbo positivo y que el costo del dinero se mantiene alto por el momento.
De acuerdo a un análisis del Bancolombia, si bien la tendencia de crecimiento del crédito se ha mantenido en 2012, las cifras publicadas por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) con corte a junio sugieren una desaceleración que se extiende a las diferentes modalidades de cartera.
Señalan los expertos que para el total del año, la entidad espera que la cartera total aumente 16.5 por ciento en términos reales y la de consumo 15.5 por ciento, después de que en 2011 estos incrementos fueron del orden de 18.96 por ciento y 23.69 por ciento, respectivamente.
Señalan los investigadores que parte del menor crecimiento del producto y del crédito en 2012 han sido el resultado de las políticas tomadas por las autoridades para procurar una expansión estable de la economía, evitando desequilibrios que eventualmente conduzcan a situaciones de crisis. El ejemplo más claro de ello fue el ciclo contractivo de política monetaria que el Banco de la República efectuó entre febrero de 2011 y 2012.
De otro lado, la moderación en la actividad productiva y en el mercado crediticio ha traído consigo un cambio en la tendencia de la cartera vencida. A junio, la cartera total vencida crecía en términos nominales a 24.4 por ciento, mientras que un año antes estaba reduciéndose a tasas de 12.3 por ciento.
Sin embargo, vale la pena resaltar el comportamiento dispar entre las modalidades de crédito: mientras que al cierre del primer semestre la cartera de consumo vencida estaba creciendo a una tasa nominal de 36.6 por ciento, la cartera hipotecaria tan sólo lo hizo al 1.2 por ciento.
Además, es relevante poner en perspectiva las variaciones en la cartera vencida observando los coeficientes de calidad de la cartera. A junio de 2012, el índice de la calidad total del crédito se ubicó en 2.89 por ciento, cuando un año atrás estaba en el 2.72 por ciento. Entre tanto, para la modalidad de consumo el indicador ascendió en junio a 4.97 por ciento, lo cual equivale a un incremento de 54 puntos básicos frente a lo observado el año anterior.
El comportamiento antes mencionado es consecuente en un contexto de menor dinamismo en la actividad productiva. Sin embargo, está lejos de convertirse en una preocupación para la estabilidad económica o financiera por varios motivos.
Primero, los niveles de calidad de la cartera están muy por debajo de los observados en situaciones de alta incertidumbre como la de la crisis global de 2008, cuando los indicadores para el crédito de consumo y el total llegaron a 7.9 por ciento y 4.3 por ciento, respectivamente.
Segundo, las provisiones del sistema financiero han venido aumentando de manera importante desde 2011 y hoy están en niveles más que satisfactorios. Tercero, no se prevén deterioros significativos en la tasa de desempleo o en el ingreso disponible que puedan afectar la capacidad de pago de los hogares.
Indican que la dinámica de la cartera en Colombia durante los últimos años ha sido sobresaliente. Desde 2006, el crédito otorgado por el sistema financiero a los agentes locales se ha expandido en promedio, en términos reales, al 14.3 por ciento anual.
Este comportamiento ha coincidido con un desempeño muy favorable de la economía colombiana en general, la cual logró mantener tasas positivas de crecimiento incluso en medio de la crisis financiera global de 2008 y llegó a expandirse a una tasa de 5.9 por ciento en 2011.
“Efectivamente, podemos afirmar que el aumento en la profundización financiera que se ha logrado en los últimos años es uno de los factores que han facilitado la transición de nuestro país hacia una economía de ingresos medio altos”, sostienen los analistas.
A pesar de lo anterior, el mercado crediticio, al igual que otras actividades económicas, tiene un carácter cíclico. Es así como a partir del último trimestre del año anterior el país entró en una fase de aterrizaje suave, en la que el PIB está creciendo a niveles más cercanos a su tasa de largo plazo, que se estima alrededor del 4.5 por ciento.