La violencia en Irak causó más de 500 muertos en mayo, según cálculo de la AFP, mientras las autoridades tienen dificultad para detener una ola de violencia que hace temer un nuevo conflicto confesional.

El emisario de la ONU llamó a los dirigentes iraquíes a reunirse para solucionar una crisis política que continúa y está relacionada especialmente con la incapacidad de las fuerzas de seguridad para prevenir actos de violencia.

Entre el 1 y el 28 de mayo, 507 personas murieron y 1.287 resultaron heridas en los ataques, haciendo de ese mes el más sangriento en por lo menos un año, según datos reunidos por la AFP a partir de informaciones suministradas por fuentes de seguridad y médicas.

En abril, el balance de muertos ya había superado los 400, llevando a más de 960 el número de muertos entre abril y mayo.

El martes, una bomba explotó en un bus en el barrio chiita de Sadr City, en el norte de Bagdad, matando a cuatro personas e hiriendo a otras 14, informaron fuentes médicas y de los servicios de seguridad.

El lunes, atentados contra barrios chiitas de Bagdad, mataron a 58 personas e hirieron a otras 187, según responsables.

La ola de violencia que experimenta el país desde inicios del año ocurre en medios de las tensiones confesionales, al movilizarse la minoría sunita desde hace meses para denunciar con fuerza su marginalización por parte del gobierno dirigido por los chiitas.