Al menos 128 personas murieron en dos días de violencia en Irak, la mayoría de ellos en disturbios relacionados con las manifestaciones de sunitas contra el primer ministro chiita, Nuri al-Maliki, mientras que un grupo armado tomó el control de una ciudad al norte de Bagdad, agravando la crisis política, indicaron responsables el miércoles.
Los enfrentamientos más mortíferos del miércoles se produjeron en Sulaiman Bek, al norte de Bagdad, donde cinco soldados y siete hombres armados murieron, según un oficial.
El diputado Ashwaq al Jaf informó de decenas de heridos por los bombardeos aéreos llevados a cabo sobre esta zona y un oficial confirmó que el ejército recurrió a los helicópteros.
Responsables informaron de que un grupo de hombres armados tomó el control de Sulaiman Bek, después de enfrentamientos sangrientos con las fuerzas de seguridad.
Un responsable administrativo de la zona, Shalal Abdul Baban, y un miembro del consejo provincial de la región de Salahedin --donde está ubicada Sulaiman Bek--, Niyazi Maamar Oghlu, indicaron que una carretera estratégica entre Bagdad y Tuz Jurmatu, al norte de Sulaiman Bek, fue cortada.
Por la noche, al menos siete personas murieron y 23 resultaron heridas en un atentado perpetrado con coche bomba en un mercado del este de Bagdad.
Por otro lado, un grupo de hombres armados atacó un puesto de control en manos de milicianos del grupo Sahwa, hostil a la red Al Qaida, al nordeste de Bagdad, y mató a cuatro de ellos. En Faluya, al oeste de Bagdad, un obús alcanzó la casa de un miembro del consejo provincial e hirió a un hombre y dos niños, mientras que el responsable político salió indemne.
La violencia comenzó el martes en Huweijah (norte), cuando la policía intervino en una manifestación sunita, que se celebran desde hace cuatro meses para protestar contra la política de Maliki. Esto produjo el estallido de enfrentamientos entre manifestantes y antidisturbios, seguidos de ataques en represalia contra las fuerzas de seguridad en varias regiones.
En total, 53 personas murieron en los enfrentamientos de Huweijah y 27 en los ataques de represalia.
Según responsables, el miércoles 23 personas fallecieron, 19 de las cuales en este tipo de ataques. Otras 15 personas murieron a consecuencia de la violencia no relacionada con estos disturbios.
Durante estos dos días, al menos 269 personas resultaron heridas, 195 de las cuales en enfrentamientos relacionados con estas manifestaciones, según fuentes policiales y médicas.
Estos hechos violentos son los más sangrientos desde que en diciembre comenzaron las manifestaciones anti-Maliki en las provincias de mayoría sunita del norte del país para reclamar la dimisión del primer ministro y el fin de la "marginación" que sufre la minoritaria comunidad sunita.
Esta situación se añade a más de un año de crisis política, ya que los detractores de Maliki en el seno de la coalición gubernamental le acusan de acaparar el poder, y a los atentados lanzados por grupos extremistas sunitas, entre los que se encuentra la rama iraquí de Al Qaida, contra símbolos del Estado o de la comunidad chiita.
Después de la violencia del martes, dos ministros sunitas dimitieron, lo que elevó a cuatro el número de ministros de esta confesión que dejaron la coalición desde el 1 de marzo.
Abdelghafur al Samarrai y Saleh al Haidari, dos dignatarios religiosos que dirigen una fundación sunita y chiita respectivamente, advirtieron contra un conflicto confesional y pidieron a las facciones políticas que se reúnan el viernes para poner fin a la violencia.
Durante los funerales de 34 de las víctimas en Kirkuk (norte), cientos de personas prometieron "vengar a los mártires de Huweijah".
"Lo que ocurrió es una masacre y la situación es catastrófica y peligrosa. Debemos actuar para calmar las tensiones", declaró el adjunto del gobernador de Kirkuk, Rakan Said.
Estados Unidos, cuya invasión de Irak en 2003 estuvo seguida de violencias confesionales durante los años 2006 y 2007 que dejaron miles de muertos, condenaron esta violencia.
AFP.