Asoleche informó recientemente que tanto el precio base al ganadero como el total (con bonificaciones voluntarias incluidas) subieron en las distintas regiones del país en el último año.
Según el último reporte del Minagricultura, el precio sin bonificaciones subió 4.55% en la región 1 (ganaderías de trópico alto), 4.84% en la región 2 (ganaderías de trópico bajo) y el promedio nacional subió un 4.90%.
El precio total pagado al ganadero fue de $929 en la región 1, con un incremento del 3.08%; $882 en la región 2 con un aumento del 5.18%; y el promedio nacional fue de $919, con un crecimiento del 3.62%.
Asoleche expresó la necesidad de formalizar la relación contractual entre la industria y ganaderos, con el propósito de generar un clima de confianza mutua, y como elemento integral de una Política Láctea.
Jorge Andrés Martínez, Director Ejecutivo de Asoleche explicó que es importante definir los contratos de proveeduría entre productores y procesadores que permitan llegar a garantizar la compra del 100% de la leche producida en el país, incentivando la formalización, la tributación y la mejora de las condiciones laborales en el campo. En la mayoría de los casos, existen acuerdos de palabra entre ganaderos e industriales, basados en la costumbre y tradición, pero altamente vulnerables.
De acuerdo con Asoleche, para definir los contratos de proveeduría se requiere: mejorar la competitividad y reducir los costos de producción (definición de una metodología para establecer el precio de compra de los volúmenes de leche adicionales que entren al circuito formal), incrementar la cobertura de los programas de leche social a nivel del ICBF, alcaldías, etc., y posicionar las exportaciones lácteas nacionales.
“Los factores climatológicos, así como las temporadas de lluvias, definen el ciclo productivo, y no contamos con los instrumentos para anticiparnos a ellos. De esta forma, la industria formal solo es capaz de acopiar la leche que puede comercializar. A su vez, la industria láctea está regulada en materia de precios mínimos de compra de leche: de esta forma, cuando la oferta de leche crece, el precio de compra debe mantenerse estable. Así es como ese círculo vicioso lleva la leche que se queda en finca a manos de la informalidad, donde se disminuye drásticamente el precio de compra de la leche”, subrayó Martínez.
Desde el punto de vista de la demanda, para la industria es difícil encontrar compradores para los volúmenes adicionales de producción. Los programas de leche escolar se interrumpen en las vacaciones y lo mismo sucede con el abastecimiento de leche y productos lácteos para las poblaciones más vulnerables. En cuanto a la exportación, el dirigente del gremio expresó que no tienen precio y quedan fuera de competencia frente a otros socios comerciales, como es el caso de Argentina, Chile y Uruguay.
“De esta forma, los contratos de proveeduría y la garantía de compra del 100% de la leche, constituyen la revolución silenciosa que el sector lácteo necesita para convertirse en potencia regional, beneficiando al pequeño productor y ayudándole a ser parte de un sector lácteo moderno, incluyente y creciente, en un país que se prepara para el postconflicto”, enfatizó Martínez.