Mientras que avanza una negociación de paz con las Farc y asoma la posibilidad de diálogos con el Eln, la gran pregunta en Colombia continúa siendo la misma: cuál es el poder militar real que hoy tiene la subversión.
Las estadísticas oficiales señalan que en los últimos diez años y nueve meses en Colombia han muerto en combate más de 13.442 guerrilleros y de éstos cerca de 12 mil eran de las Farc. Pero no sólo han sido combatientes de base, puesto que más de 50 altos mandos y medios cayeron, sobre todo en los últimos cuatro años. Sin duda alguna los golpes más duros fueron los de Alfonso Cano,Raúl Reyes yEl Mono Jojoy. Y a éstos deben sumarse más de 30 comandantes de frente y de columnas móviles así como 20 mandos intermedios de frente y cuadrilla, muchos de ellos con más de veinte años de experiencia en las filas subversivas.
“Como en toda fuerza militar perder un mando medio o alto es muy grave, pero para las Farc es aún peor, pues el número de guerrilleros con esa experiencia es cada día menor, pues muchos han sido abatidos, otros muertos por causas naturales o salieron de las filas por enfermedades, cuando no por deserciones y desmovilizaciones… La capacidad de renovar mandos medios en las Farc es cada día más limitada”, precisó un alto mando del Ejército, que pidió la reserva de su nombre.
Sin embargo, hay que diferenciar entre los golpes de mano a los cabecillas y los estructurales, es decir aquellos que afectan directamente el accionar de bloques y frentes de forma sustancial.
Por ejemplo, un golpe estructural contra las Farc se dio meses atrás entre los caños La Cabra y La Cristalina, en la vereda El Silencio, en Vista Hermosa, Meta, cuando fueron abatidos 36 jefes de frente y cuadrilla que adelantaban un ‘curso de mando’ en la llamada “escuela móvil de mandos Isaías Pardo”, con el fin de enfrentar las dificultades que afrontaba la guerrilla por la pérdida de varios de sus dirigentes en bombardeos y enfrentamientos con la Fuerza Pública.
Entre los abatidos en marzo pasado se encontraban seis jefes de frentes y columnas móviles, siete mandos de segundo o tercer nivel y más de 20 intermedios. Y días antes también habían muerto 33 insurgentes del frente 10 de las Farc en Arauca.
Esta clase de golpes estructurales son muy importantes y hacen parte de una estrategia que arrancó en el segundo semestre de 2010, con operativos como el que llevó a la muerte de 27 insurgentes, entre ellos el cabecilla ‘Domingo Biojó’, en un bombardeo en Putumayo.
A hoy se calcula que las Farc tienen alrededor de 8.000 hombres-arma, en tanto que el Eln no superaría los 2.500.
Cambios forzados
Tanto por los golpes de mano a cabecillas del ‘Secretariado’, ‘Estado Mayor’, bloques, frentes, cuadrillas y columnas, la táctica de combate de las Farc ha cambiado, dejando atrás la ‘guerra de movimientos’ y volviendo a la típica ‘guerra de guerrillas’.
La guerrilla hoy en día rehúye al combate frontal con las tropas oficiales y actúa en pequeños grupos de asalto o ataque. Evita, por igual, grandes concentraciones de hombres para no ser detectados por Inteligencia técnica de las FF.MM. y ser blanco de bombardeos de la Fuerza Aérea.
Incluso, rara vez un frente puede reunir más de 100 guerrilleros para ejecutar un ataque contra una patrulla militar y prefieren dividirse en grupos de 10 o 20 combatientes, o incluso menos.
También ha influido el hecho del temor que muchos mandos altos y medios de las Farc le tienen a las millonarias recompensas que paga el Gobierno a los subversivos que desertan y colaboran con las autoridades informando, incluso con coordenadas exactas dónde se encuentran concentradas las estructuras del grupo armado, sus campamentos, refugios, apoyos, rutas, ‘caletas’ con material de guerra y la rutina de movimiento de sus cabecillas. Ello ha creado un clima de sospecha en las filas guerrilleras e incluso ha dado lugar a cruentas ‘purgas’ (fusilamientos de combatientes) en varios frentes.
“Casi todas las operaciones exitosas contra los miembros del Secretariado o el Estado Mayor Central y contra los cabecillas de bloques, de frentes, de las columnas móviles y demás estructuras, parten de la información que entregan desertores que están cansados de la guerra y en muchos casos de los malos tratos por parte de sus jefes”, sostuvo una alta fuente castrense.
Capacidad de adaptación
Pero aún así, analistas y las propias Fuerzas Militares y de Policía advierten que a pesar de los continuos golpes, las Farc vienen demostrando gran capacidad de adaptación y de superación de las nuevas circunstancias de la guerra, acudiendo para ello a los llamados “cuadros de la llamada reserva estratégica”.
“La tecnología de punta, el avance e integración de los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Militares y de la Policía, el fortalecimiento de las operaciones terrestres, aéreas, fluviales y marítimas, obligaron a las Farc a replantear su accionar y métodos de lucha, volver a la guerra de guerrillas y acudir al terrorismo”, precisan altos oficiales militares consultados porEL NUEVO SIGLO.
En ese orden de ideas, desde la cúpula subversiva, encabezada por Rodrigo Londoño Echeverri, alias ‘Timochenko’, se viene trabajando en la nueva estrategia de guerra de guerrillas. Para ello se acudió a algunas medidas del “Plan Renacer” -creado por Cano-, y se le da un nuevo empujón al partido clandestino “PC-3”, al “Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia”, así como a la compartimentación de la información y las órdenes. Esto último significa que los datos militares, económicos y logísticos de la subversión no se informan a toda la estructura de mando, sino que se entregan datos parciales. De esta forma, si algún cabecilla o subversivo de base es capturado o sus computadores incautados, lo que puede confesar ante las autoridades es muy poco.
“Sabemos que cada comandante de las Farc sospecha de todo mundo y no permite que ningún hombre o mujer de su núcleo de seguridad desaparezca, pues teme ser blanco de un ataque aéreo de la Fuerza, y por esta razón están compartimentando al máximo la información y cuando envían una comisión (guerrilleros en misión), esperan unos minutos y luego cambian de campamento”, precisaron fuentes militares.
Y es que las recompensas son tan millonarias que impactan a cualquier subversivo que quiera salir de la vida en el monte. Por ejemplo, por los cabecillas del Secretariado se ofrecen más de $5.000 millones, en tanto que el Departamento de Estado de Estados Unidos da 5 millones de dólares por información que conduzca a su captura.
De otro lado, cada vez son más comunes los operativos en que las tropas del Ejército descubren refugios subterráneos y mini campamentos escalonados en alta montaña y selva tupida, hechos, precisamente, para evitar ser blanco de bombardeos.
Toda esa estrategia subversiva sigue vigente, pues las Farc saben que si se llegaran a romper las negociaciones con el Gobierno en La Habana, la ofensiva militar que vendrá será de alto calibre.
Deserciones
Otro de los graves problemas que afronta la guerrilla en los últimos años es el creciente número de deserciones y desmovilizaciones de subversivos.
Según el Comando General de las Fuerzas Militares y el Observatorio del Delito de la Dijin de la Policía Nacional, desde el 2003 a la fecha se registra la desmovilización de 25.735 guerrilleros de las Farc, el Eln y la disidencia del Epl, así como de grupos neo-paras como el llamado “Ejército Revolucionario Guevarista” (ERG), el “Ejército Revolucionario del Pueblo” (Erpac) y un reducido grupo que se autodenominó “Jaime Bateman Cayón”.
También registran las mismas fuentes oficiales la captura de 40.309 insurgentes. Esto significa que en la última década la subversión en general bien pudo haber perdido más de 50 mil hombres entre abatidos, capturados y desmovilizados.
Obviamente el costo de la guerra contra la subversión ha sido muy alto para el país. Un total de 8.449 militares y campesinos, entre niños, mujeres y hombres, han sido víctimas de las llamadas “minas antipersonal” y otros artefactos explosivos abandonados por las guerrillas.
De igual manera, desde el 2003 a la fecha han perdido la vida en actos del servicio 5.368 miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional y otros 20.381 resultaron heridos.
¿Qué implica la muerte de 50 mandos?
Valor estratégico grande: Lora
El presidente Ejecutivo de la Asociación del Curso Integral de Seguridad y Defensa Nacional y ex presidente nacional de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), general Juan Salcedo Lora, advierte que “las más de 50 bajas de cabecillas de las Farc tienen no ya un valor táctico en la confrontación, sino un valor estratégico de proporciones difíciles de medir y que los coloca (a las Farc) en una posición difícil para volver a la tranquilidad de sus antiguos refugios”.
Agregó que “el efecto que dejan las 50 bajas estratégicas tiene un contenido que golpea directamente la moral de los combatientes rasos de las Farc, pero también colocan en una gran encrucijada a los cabecillas que deben reemplazar a los caídos".
La derrota del objetivo central: Rosales
Para el director del Instituto de Asuntos Geoestratégicos y Asuntos Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada, general (r) Gustavo Rosales, la muerte de tantos cabecillas subversivos aleja a la guerrilla cada día más de la toma del poder por la vía de las armas.
“Más que el efecto militar, propiamente dicho, vale decir la derrota o la suma de derrotas del adversario dentro de un periodo determinado, lo que interesa es establecer si tales hechos han producido un efecto político negativo para el logro del objetivo mayor del enemigo. Es decir, en el caso de las Farc, la toma del poder. Como ello no ha ocurrido y, por el contrario, desde el final abrupto del evento del Caguán se le ha hecho imposible, podemos afirmar que desde ese entonces se dio el verdadero inicio de la derrota de las Farc”.
Parte militar derrotada: Bonett
Según el ex comandante de las Fuerzas Militares, general (r) Manuel José Bonett Locarno, las continuas derrotas militares dejaron en abierta desventaja a las Farc y “por algo están negociando con el gobierno nacional en La Habana, en busca de un acuerdo de paz”.
“Una guerrilla tan altanera, tan arrogante, con ínfulas de poder que ya veían, como ellos decían, el poder a la vuelta de la esquina, y que en este momento estén allá en La Habana, desocupados, sin hacer nada y negociando. Eso quiere decir que están desesperados, que están buscando una solución política porque ya la parte militar los tiene derrotados”, precisó.
“Además de los más de 50 cabecillas de las Farc abatidos, también han perdido la vida en combates con las Fuerzas Militares numerosos guerrilleros de base. A estas cifras es necesario sumar los capturados y los miles de desmovilizados... Entonces la estructura de las Farc está muy estremecida y golpeada”, precisó.
En cuanto al mando y el control de los guerrilleros de base de las Farc, el alto militar dijo que en este momento es difícil para sus cabecillas, porque éstos se dan cuenta y saben que están interceptados, que los están copiando, que los están mirando, y por ello ya no pueden coordinar con toda libertad, como lo hacían anteriormente, y mucho menos andar reuniéndose como en el pasado, porque les puede caer una bomba de la FAC.
Bonett Locarno explicó que “la situación que vienen afrontando los mandos de las Farc es muy dura y el mando y el control, supongo que está muy descentralizado y además tuvieron que volver al llamado estafeta”.