La imputación de la Fiscalía se hizo por la presunta realización de los delitos de concierto para delinquir agravado, tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y terrorismo.
En la audiencia pública, el ente acusador señaló que los procesados son los encargados del control absoluto de la compra y venta de los alcaloides, armamento, bienes muebles e inmuebles, pago de sobornos y de administrar el territorio del sector en el cual permanecen los habitantes de la calle.
Alcántara González alias Mosco y González Díaz alias Homero, al parecer, reciben ingresos diarios de 174 millones de pesos, lo que equivale a más de cinco mil millones al mes como producto de las actividades ilícitas.
Asimismo, señaló la Fiscalía que por ajuste de cuentas entre los líderes de las organizaciones criminales, las autoridades han reportado cerca de 30 personas muertas en los últimos años y la incautación de caletas con fusiles y granadas así como cientos de kilos de bazuco, marihuana y ácidos que se comercializan en el sector.
Según las investigaciones realizadas por el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y la Policía Metropolitana de Bogotá, la estructura de las dos organizaciones, que encabezan los procesados, se compone de “patinadores, artilleros, gatilleros, campaneros y menores de edad. Estas personas negocian diariamente en los barrios Santa Fe, San Bernardo y San Cristóbal”. Además, se está revisando si estas personas tienen enlaces con narcotraficantes de otras ciudades.
Alcántara González fue deportado por las autoridades del Ecuador por permanencia irregular y la solicitud de la Interpol para que compareciera ante la justicia colombiana. Alias Mosco posee antecedentes penales por huir de una cárcel de Valledupar tras un permiso de tres días otorgado por las autoridades.
Según los testimonios, las cabecillas de estas organizaciones convocaban a conciertos de música rap y otros géneros con el fin de invitar a sus socios y hacer rueda de negocios de armas y estupefacientes.
Los procesados fueron enviados a la cárcel La Picota de Bogotá.