Al menos 52 personas murieron en otra ola de atentados cometidos en Irak principalmente contra la comunidad chiita, indicaron responsables médicos y de seguridad.
La violencia ha causado más de 870 muertos en septiembre y más de 4.700 muertos en lo que va de año, según un balance de la AFP en base a fuentes médicas y de seguridad.
Doce coches bomba estallaron la mañana del lunes en nueve zonas diferentes de Bagdad, seis de ellas de mayoría chiita, una mixta y dos de mayoría sunita.
Estas explosiones son el último episodio de una serie de ataques sectarios en el centro de Irak que hacen temer un regreso al conflicto religioso entre chiitas y sunitas, que dejó decenas de miles de muertos y cuyo auge tuvo lugar en 2006 y 2007.
Los ataques más mortíferos tuvieron lugar en Kadhimiya, un área fundamentalmente chiita del norte de Bagdad, donde dos coches bomba mataron a por lo menos nueve personas e hirieron a unas 19.
En Jadida, Bagdad, una bomba mató a cuatro personas en un estacionamiento, además de calcinar vehículos, y destrizar escaparates de comercios y los cristales de una clínica para mujeres, indicó un periodista de la AFP.
Más tarde, un ataque con bomba causó tres muertos y al menso 12 heridos en el barrio de Dora, sur de la capital, entre los fieles que salían de la mezquita Al Mustafa.
Fuerzas de seguridad fueron desplegadas en el área, donde cerraron las calles y utilizaron perros especialmente entrenados para buscar bombas.
En otros puntos del país, dos personas murieron en ataques registrados en las provincia de Nínive y Diyala.
Estos atentados no fueron reivindicados por el momento pero desde hace varios meses grupos vinculados a los insurgente sunitas de Al Qaida atacan mezquitas, funerales y campos de fútbol frecuentados por la comunidad chiita.
En lo que va de año, el país está viviendo un auge de la violencia que según los expertos podría prolongarse hasta las elecciones legislativas previstas en 2014.
Los atentados son diarios y los balances de los cuatro últimos meses alcanzan niveles similares al nivel de 2008, cuando el país salía con dificultad de una guerra civil entre sunitas y chiitas.
El domingo, un kamikaze llevó a cabo un atentado en una mezquita chiita de Bagdad, provocando el derrumbe del techo y matando a 47 personas.
El viernes, varias bombas estallaron a poca distancia de dos mezquitas sunitas en Bagdad cuando los fieles partían después de las plegarias, matando a seis personas.
Otras bombas tomaron como blanco a dolientes sunitas en Bagdad, el 23 de septiembre, matando a 15 personas, luego de que un atentado contra un funeral sunita costara la vida a 12 personas el día anterior.
Por otra parte, bombas contra la comunidad chiita mataron a 73 personas en Bagdad el 21 de septiembre, luego de que dos explosiones en una mezquita sunita del norte de la capital costaron la vida a 18 personas el día anterior.
El Departamento de Estado norteamericano consideró "odiosa y escandalosa" la serie de atentados que atribuyó a "terroristas enemigos comunes de Estados Unidos, Irak y la comunidad internacional".
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dijo que está "cada vez más preocupada por la situación en Irak, donde las recientes olas de violencia sectaria amenazan con provocar un nuevo desplazamiento interno de iraquíes que tratan de escapar de los bombardeos y de otros ataques".
La ACNUR señaló que unos 5.000 iraquíes ya se han desplazado en 2013, sumándose a más de 1,13 millones que huyeron o fueron obligados a abandonar sus hogares en los últimos años.
Las autoridades han hecho algunas concesiones destinadas a calmar a los adversarios del gobierno y a los sunitas en general, como la liberación de prisioneros y aumentos de los salarios de los sunitas que combaten contra Al Qaida.
Diplomáticos y analistas afirman que el gobierno dirigido por chiitas no satisface las exigencias de la minoría árabe sunita, que se queja de la exclusión política y de los abusos de las fuerzas de seguridad, lo que ha desencadenado la espiral de violencia.
Por otra parte, la guerra civil en la vecina Siria ha incrementado la tensión religiosa en Irak./AFP