Los arzobispos que se reunirán en octubre para tratar los desafíos de las familias católicas pretenden "sanar heridas" y transmitir mejor las propuestas de la Iglesia pero bajo ningún concepto "cambiar la doctrina" incluyendo, por ejemplo, un "divorcio católico", indicó el jueves el responsable del próximo sínodo.
Bruno Forte, secretario del sínodo, presentó ante la prensa el documento sobre el que trabajarán los arzobispos que participarán en esta reunión extraordinaria sobre la familia, organizada del 5 al 19 de octubre, a petición del papa Francisco.
Los nuevos desafíos, que se establecieron a través de un cuestionario sin tabúes enviado a todas las diócesis del mundo, son el aumento de los divorcios, las familias monoparentales, la cohabitación extramatrimonial y las uniones entre personas del mismo sexo.
"La verdadera emergencia es permitir que los que sufren curen sus heridas y que vuelvan a caminar junto a toda la comunidad eclesiástica", dijo Forte.
"Eso no tiene nada que ver con la banalización de un divorcio católico, como algunos han dicho que se podría tratar en este sínodo", subrayó.
En las cuestiones a tratar en el sínodo, una de las que genera más división entre los arzobispos es la admisión a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar, ya que algunos piden una verdadera liberalización y otros temen que se abandone la doctrina.