¡Por una sindemia bien controlada! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Diciembre de 2020

Como si no hubiese sido afectada la economía en Bogotá (quizá como nunca antes en su historia reciente) ahora que comenzaba a levantar cabeza se vuelve a sentir maltratada, marginada y limitada. Si bien, esto del Covid-19 ha sido la debacle y ha habido víctimas mortales. No es una cifra tan alarmante como lo que podría significar una nueva ola de inseguridad en la ciudad, mayor nivel de desempleo y un decrecimiento de la economía que atrasaría a la ciudad más décadas -de las que ya tiene-, en comparación con otras grandes capitales. Ahora bien, si se avecina un segundo pico más fuerte que el primero, lo más coherente es cerrar aeropuertos, pero no acabar de arruinar a los ciudadanos y a las empresas.

Sin lugar a dudas habrá que afrontar un rebrote del virus, que está más cercano a una sindemia que a una pandemia. Una sindemia -sinergia y pandemia- neologismo creado por el Dr. Merrill Singer -en los 90- se refiere a una epidemia que es sinérgica; es decir, que abarca mucho más que solo el tema de la “crisis sanitaria” o de salud pública. Así que, convergen factores, tales como la concentración de la enfermedad, interacción, propagación y además esas fuerzas sociales que convergen. La “comorbilidad”, término creado por el Dr. Alvan R. Feinstein, se refiere a las aquejaciones o enfermedades que conviven en una persona que tiene una enfermedad primaria. El caso es que si se juntan, la epidemia sinérgica, es decir, la sindemia y a su vez afecta a personas con comorbilidad, el efecto será mortal.

La coinfección del Covid-19, es otro de los riesgos, así que, si coincide una gripa con este coronavirus podría ser mortal también en pacientes con afecciones comórbidas. Sin embargo, es errado implantar medidas tan restrictivas que anulen la capacidad productiva y terminen matando a la economía -ya asfixiada- por el simple de hecho de no tomar las medidas adecuadas. Dado que esta sindemia todavía no llega a su fin, las autoridades deben elaborar unas medidas consecuentes y coherentes para mitigar el impacto de una segunda y hasta tercera ola. Donde el pico tenga un crecimiento exponencial, puede que no haya más salida que cuarentenas, pero el deber ser de los gobiernos y las autoridades debería ir más allá.

Medidas tan impositivas y restrictivas como toques de queda, cuarentenas y pico-cedula o pico-género, como la pasada medida impuesta por la Alcaldía de Bogotá,  son un absurdo. Tendría más lógica cerrar aeropuertos entonces, y aún más, que hubieran comprado las camas, respiradores e incluso la construcción de nuevos hospitales -cosa que no hicieron en gran medida-, a afectar las vidas de los ciudadanos.

Asimismo, enfrentándose a esta nueva realidad y esta nueva lógica, los grupos de riesgo son quienes deberían mantenerse con los mayores cuidados e incluso aislados. Está claro que los mayores propagadores del virus son los jóvenes y los mayores afectados los adultos y adultos mayores. Así las cosas, medidas como el pico-cédula, cuarentenas eternas y toques de queda, no son óptimas, y demuestran la mediocridad de quién las formula. Las políticas deben ser utilitaristas y no sesgadas.

@davidrosenthaal