Invitación del Papa en Navidad | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Diciembre de 2019

Qué mensaje podría uno hacer en esta Navidad, ad portas de su celebración, pasando por esa sensación de incertidumbre que dejan las marchas en nuestra país. Pues bien, vale la pena retomar las invitaciones que el Papa Francisco ha inspirado para esta época.

Por un lado está el regalo de su Carta Apostólica Admirabile signum sobre “El significado y el valor del Pesebre”, aquel que los colombianos tanto queremos, con todos sus mensajes y figuras tan simbólicas y por el mismo arraigo de la tradicional Novena de Aguinaldos.

Junto a su Carta, en los últimos cuatro domingos de preparación para la Navidad, que conforman la Corona del Adviento, presente en las iglesias católicas y ya en muchas casas, se ha resaltado su propuesta, ya de varios años atrás, de crear  una nueva cultura, la “cultura del encuentro”, que hace parte de su exhortación Evangeli gaudium. En contraste con el individualismo y la tecnología del siglo XXI que más bien hala hacia el aislamiento.

Dice el Papa: el único modo que la vida de los pueblos avance es la cultura del encuentro, donde se concibe una sociedad que se dibuja en forma de poliedro con muchos matices y un punto de unión. Valga decir, algo parecido al árbol de Navidad.

Se trata de desarrollar cambios de actitud en un país tan comúnmente polarizado como el nuestro. Esto implica tener la capacidad para aceptar las diferencias, para “recoger algo de la experiencia y de la perspectiva del otro”.

Conlleva comerse muchos sapos, hacer el esfuerzo mental de comprender al otro cuando el otro es tan diferente o piensa tan distinto. En palabras del Papa Francisco no es caer en el camino fácil de “ayudar desde lejos” si no “ir al encuentro” como tampoco es quedarse en el plan asistencial que atiende la urgencia pasajera.

Atañe, sin profundizar en su importante crónica, el libro ‘El Abrazo’, hacia una cultura del encuentro, de Mikel Azurmendi, cuyo extracto habla de cómo la gente de hoy, con valores de hace dos mil años se ha habituado a vivir en el seno de una ciudadanía permanentemente insatisfecha en lo material y atizada por sentimientos de agravio, engaño y hasta odio desde sus atalayas suministradas casi en exclusiva por la ideología cuando la comunidad está unida desde el origen de los tiempos por lazos fraternales.

Como recuerda el Papa en su Carta, San Francisco de Asís, en Greccio, quince días antes de la Navidad, quiso celebrar la memoria del nacimiento del Niño Jesús reclinado en un pesebre. Y allí, en el año 1223, nace su signo. Más San Francisco no sabía aun de los gozos que en Colombia la Madre Ignacia le compondría.     

Leer la Carta Admirabile signum del Papa Francisco es pasar por cada estancia que se representa en el pesebre y respirar su por qué, olor y encanto, donde la pobreza se vuelve noble. Preservemos ese llamado del Papa a la contemplación del Niño Dios en el Pesebre y de su mano busquemos formas de construir la cultura del encuentro, que Colombia clama, empezando por la familia. Feliz navidad!

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com