INFORME. El senador en su laberinto | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Diciembre de 2018
Redacción Política
Independiente de que salga bien librado en la Corte Suprema de Justicia, su credibilidad política ya no será la misma
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Es tan compleja la situación política en que se encuentra el senador Gustavo Petro por cuenta del video donde se le ve recibiendo grandes cantidades de dinero, que así como podría salir fortalecido ante la opinión pública, también podría ser el fin de su carrera política.

Alrededor de este escándalo se han movido los más delgados hilos a favor y en contra del excandidato presidencial de izquierda que logró 8 millones de votos cabalgando en la batalla de la lucha contra la corrupción.

Sin embargo, es claro que el video que reveló la senadora Paloma Valencia significa para el exalcalde capitalino el más duro golpe a su credibilidad política.

Para los observadores, la situación es fácil de plantear, pero muy difícil de resolver: de los argumentos que dé Petro a la Corte Suprema de Justicia dependerá su suerte jurídica, pero políticamente “el daño ya está hecho”, como dicen las señoras.

La politóloga Elizabeth Ungar, por ejemplo, que fue directora de Transparencia Internacional capítulo Colombia y directora de Congreso Visible para la época en que al parecer se grabó el video (2005, según Petro), “no es clara la actuación” ni de Petro ni de quienes revelaron el video.

“Independiente de si fue una coima o un préstamo, lo importante es que no es clara esta actuación. En el video no se evidencia ningún ilícito, pero no deja de sorprender que en Colombia los políticos sigan guardando fajos de dinero en bolsas plásticas”, afirma.

Justamente, esa verdad judicial es la que tendrá que demostrar el Senador de la Colombia Humana ante su juez natural, pues son varias las contradicciones en que ha incurrido, como que el dinero se lo prestó el arquitecto Simón Vélez, quien públicamente lo desmintió.

O por qué su amigo Juan Carlos Montes le pide “un porcentaje del negocio”, en referencia, según Petro, al manejo de las donaciones para la campaña, al parecer de 2006.

Al decir del analista John Mario González, puede que Petro logre justificarse y convencer a la Corte, “pero esa no era la actitud adecuada” de un dirigente de su talante.

“Es triste porque dada la escasez de líderes de gran visibilidad en la izquierda, una persona como Gustavo Petro no puede darse el lujo de cometer ese tipo de actos antiéticos; aunque todavía no pueda hablarse de actos ilícitos, sí deja un mal sabor”, afirma el experto.

La izquierda, sin autoridad moral

Uno de los efectos inmediatos que tendrá este escándalo se verá reflejado en el control político, pues aunque la oposición tiene derecho constitucional y legal a seguirlo ejerciendo, su contundencia quedaría en entredicho.

Eso, al menos, advierte el profesor Juan Manuel Charry, pues dice que en futuros debates sus promotores “podrían verse expuestos a que les saquen cosas guardadas, como le sucedió a Petro”.

Claro, ese golpe a la credibilidad afectaría en principio al senador de la Colombia Humana y a sus compañeros de la izquierda, “pero solo por un tiempo, pues en este país la memoria es muy débil y se termina olvidando hasta los grandes escándalos de corrupción”, al decir del catedrático Alejo Vargas Velásquez.

¿Fin de la carrera política de Petro?

Las fuentes consultadas por EL NUEVO SIGLO consideran que este es el peor momento que atraviesa el dirigente de izquierda que ha logrado llegar más lejos, pues independiente de que logre salir avante en las investigaciones penales, el escándalo del video, necesariamente, se lo van a sacar a relucir en futuras contiendas electorales.

“Este es un golpe demoledor. El daño que se le ha hecho a Petro, justa o injustamente, ya es muy grande porque les da muchos argumentos a quienes querían hundirlo políticamente”, insiste Ungar.

A ello se agrega que en su contra pesan algunas sanciones fiscales de la Contraloría de Bogotá y la Superintendencia de Industria y Comercio por cuenta del detrimento que sufrió la ciudad por la crisis de las basuras y la rebaja en los pasajes de Transmilenio cuando se desempeñó como Alcalde Mayor.

Estas sanciones fiscales, que están en revisión de fondo en el Consejo de Estado, podrían significarle al dirigente una inhabilidad constitucional como para sacarlo del Senado.

“Este cúmulo de procesos en un momento dado lo pueden sacar de la política electoral y, de paso, terminar de afectar a la izquierda que ya venía desacreditada con las administraciones del Polo Democrático en Bogotá”, explica el profesor Charry.

No obstante, el analista aclara que “todos los sectores políticos están salpicados por escándalos de corrupción”, o sea que en credibilidad ante la opinión pública “al final del día todos están en la igualdad de condiciones”.

Un nuevo liderazgo

La nueva realidad política de la izquierda colombiana parece repetir el ya largo camino de escándalos que han recorrido otros dirigentes en Latinoamérica que también se han visto afectados en su honorabilidad personal y su credibilidad electoral.

“La izquierda democrática tendrá que comenzar a pensar en nuevos liderazgos porque tenía en Petro a su mayor exponente, pero hoy su credibilidad está en entredicho”, afirma el politólogo González.

La única opción que le quedaría a Petro, en caso de que penalmente salga bien librado, “es justificar todo este escándalo como un montaje para acabar su carrera política. Eso podría afianzar su imagen de líder político perseguido”, considera el profesor Vásquez Velásquez.

Lo cierto es que Gustavo Petro está pasando por su peor momento político.