Jóvenes, nuevos actores políticos | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Diciembre de 2021

*  La inédita y crucial elección de este domingo

* 12 millones de voces por escuchar y atender

 

Son muchas las lecciones que el mundo y, obviamente, Colombia han empezado a derivar del impacto de la pandemia, cuya estela amenazante todavía se extiende por todo el planeta, ahora por la alta preocupación que genera la nueva variante “ómicron”. Una de esas enseñanzas se refiere a la necesidad de escuchar a los jóvenes, saber conectar con esas nuevas generaciones así como entender sus necesidades y perspectivas con miras a que se establezcan escenarios en donde las personas entre los 14 y 28 años puedan ejercer una vocería efectiva y jugar un rol determinante en la definición de su presente y futuro.

De hecho, si algo quedó claro en nuestro país tras la ola de paros, bloqueos y vandalismo que se registró en abril y junio pasados, es la urgencia de que se activen instancias en donde los adolescentes y jóvenes puedan ser escuchados, atendidos en sus distintas problemáticas y que encuentren rutas de solución a las mismas. De lo contrario, como el país efectivamente lo registró, ese inconformismo y desespero juvenil, que ha crecido exponencialmente por el impacto generalizado de la crisis pandémica, termina siendo aprovechado de manera perversa por los sectores radicales que tratan de llevarlos al camino de la protesta violenta y el discurso reaccionario, haciendo uso de la tea incendiaria en que a veces se convierten algunas redes sociales. Esto se comprueba en la corta edad de muchas de las personas capturadas y judicializadas por pertenecer a esas facciones de la mal llamada “primera línea” que incurrieron en graves delitos como homicidio, terrorismo, ataques a integrantes de la Fuerza Pública y la población civil.

Si bien es cierto que el Estado colombiano ha venido madurando e implementando desde comienzos de este siglo una política de adolescencia y juventud, es claro que gran parte de esos programas se han dirigido al tema asistencial para superar deficiencias socio-económicas o protegerlos de distintos tipos de violencia, desde la derivada del conflicto hasta la intrafamiliar. Pero una de las principales fallas ha estado, precisamente, en la ausencia de escenarios para que los adolescentes y los jóvenes expresen sus inquietudes, propongan medidas para responder a las problemáticas que los aquejan y, sobre todo, constaten que son escuchados y atendidos por el aparato institucional en materia política, económica, social, educativa, laboral…

Es aquí, precisamente, en donde Colombia apunta a dar este domingo uno de los pasos más fundamentales para conectar con las nuevas generaciones: las elecciones de los Consejos Locales de Juventud que, acorde con lo estipulado inicialmente por la ley 1622 de 2013, son mecanismos de participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública e interlocución de los jóvenes ante la institucionalidad.

No es un asunto menor. Todo lo contrario, más de 12,2 millones de colombianos entre los 14 y 28 están citados a las urnas para ser elegidos como consejeros municipales, distritales y locales. Todos ellos tendrán la función de actuar como mecanismos de interlocución y concertación ante la administración en los temas juveniles. Igualmente deberán ayudar a concertar la inclusión de las agendas de esta franja poblacional en los planes de gobierno de las autoridades políticas y administrativas. Otro rol clave será el de ejercer veeduría y control sobre la gestión pública.

Pese a ser un ejercicio inédito y que al decir de algunos analistas y observadores debió tener un proceso de pedagogía ciudadana más amplio y efectivo, sobre todo entre los jóvenes, lo cierto es que hay más de 7.700 listas con más de 41 mil candidatos de partidos políticos, jóvenes independientes y miembros de procesos y prácticas organizativas en 1.097 municipios y los distritos de Bogotá, Barranquilla, Buenaventura, Cartagena y Santa Marta. Dada ese volumen de aspirantes se habilitarán casi 20 mil mesas en un poco más de seis mil puestos de votación en cabeceras urbanas y áreas rurales. El operativo logístico de unos comicios ordinarios funcionará al cien por ciento y para garantizar la mayor afluencia de votantes no se exigirá carné de vacunación contra el covid-109 pero estarán activadas todos los protocolos de bioseguridad.

Más allá del nivel de participación en las urnas, que podría ser bajo dado que es un ejercicio democrático inédito, a lo que se suma la coyuntura sanitaria, el periodo vacacional estudiantil y las falencias en una mayor promoción y socialización del evento electoral, es claro que la participación política de los jóvenes en Colombia tendrá este domingo un punto de inflexión. Lo importante ahora es que estos Consejos Locales de Juventudes funcionen de forma plena, decisiva y que las autoridades políticas y administrativas tengan en cuenta sus criterios y recomendaciones. Ese es un reto en el que no se puede fallar si Colombia, en realidad, quiere escuchar a sus jóvenes.