¿Cómo evitar rebote del desempleo? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Noviembre de 2022

* Difícil coyuntura para mantener tasa de un dígito

* El Gobierno debe generar una política más audaz

 

Una buena noticia, sin duda, la dada ayer por el DANE en torno a que el desempleo en Colombia, después de mucho tiempo, volvió a tasas porcentuales de un dígito. Como se recuerda, el índice de desocupación llegó a dispararse a más de 21% en mayo de 2020, en medio de la cuarentena poblacional y la parálisis productiva más drástica en el inicio de la crisis pandémica.

Desde entonces, comenzó una lenta pero progresiva reducción de la cantidad de colombianos sin trabajo, esto a medida que la economía fue retomando el ritmo. De hecho, al comienzo de 2021 el guarismo ya había bajado al 17% y tras algunos altibajos ese año cerró con un esperanzador 11%. Sin embargo, en enero de 2022 la tasa volvió a subir a un 14,5% y desde entonces, con el correr de los meses, fue cayendo de manera gradual pero sostenida, hasta ubicarse en septiembre en un 10,7% y ya para octubre cayó de los dos dígitos y cerró en 9,7%.

Ahora, si bien este dato llama al optimismo en materia de generación de empleo, debe analizarse con cabeza fría. De un lado, no en pocas ocasiones en estas páginas advertimos que había un desfase entre el ritmo de crecimiento económico colombiano, que al cierre del año pasado marcó récord con un 10,8%, y la lentitud con que estaba bajando la tasa de desocupación laboral. Muchos analistas advirtieron que era necesario que ese mayor dinamismo productivo se tradujera en una generación más amplia de empleo nuevo o de reactivación de las plazas cerradas en medio del coletazo pandémico.

Incluso varios estudios llamaron la atención en torno a que era urgente revisar la evolución real del mercado laboral, esto con el fin de determinar cuánto del nuevo empleo se estaba produciendo por una mayor demanda de mano de obra calificada y no calificada como consecuencia de la reactivación económica, y cuánto correspondía al efecto de las medidas extraordinarias activadas por el anterior gobierno (subsidios directos a las nóminas e incentivos a empresarios que contrataran mujeres y jóvenes) para proteger fuentes de trabajo en medio de la crisis sanitaria y social.

En tercer lugar, no se puede perder de vista que en el país todavía hay más de 2,4 millones de personas desempleadas, lo que sin duda impone la necesidad de una política laboral más audaz. Ya algunos estudios han señalado que hay variables muy puntuales que deben tenerse en cuenta a la hora de analizar el flujo de la oferta y la demanda de empleo en Colombia. Variables como una mayor formalización de los trabajadores venezolanos (a partir de la implementación del Estatuto de Regularización Migratoria) y una mayor cantidad de jóvenes que terminaron sus estudios de secundaria o suspendieron los técnicos, tecnológicos y universitarios para ir a buscar trabajo y apoyar a sus familias en medio de la disminución de ingresos por cuenta del impacto del covid-19. De hecho, una de las circunstancias más preocupantes en Colombia es el alto nivel de informalidad laboral, que ya se ubica en un alarmante 58%.

Visto todo lo anterior, es imperativo que se cree una política marco y un escenario económico que permita mantener la tendencia a la baja del desempleo. El panorama, sin embargo, no parece ser el mejor. La inflación está disparada y obligará a un aumento del salario mínimo para el próximo año difícilmente menor al 12 o 13%. A ello habrá que sumar el impacto de la reforma tributaria en la estructura de costos de las empresas, lo que seguramente afectará la rentabilidad operacional y podría llevar a congelar nóminas o, peor aún, adelgazarlas. Tampoco puede dejarse de lado que el aparato productivo se está desacelerando gradualmente, al punto que este año se crecería a un 8% en promedio y el próximo podría descolgarse hasta un 1%, con riesgo recesivo. Y, por último pero no menos importante, hay incertidumbre en el sector privado sobre el efecto que puedan tener las reformas pensional y laboral que se están confeccionando para llevarlas al Congreso en marzo próximo…

Como se ve, volver a una tasa de un dígito en desempleo es buena noticia pero mantener esa senda no se ve fácil a corto y mediano plazos. Ese es el gran reto gubernamental para este 2023.