¿Hay razones escondidas tras protestas en China? | El Nuevo Siglo
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Lunes, 28 de Noviembre de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

NO SON las primeras protestas que por el hartazgo de la política cero covid se registran en China, pero si las más extendidas, masivas y desafiantes para el presidente Xi Jinping porque su trasfondo es una inédita exigencia de libertades, que van desde el desplazamiento hasta la expresión.

De las inusuales y tímidas manifestaciones que comenzaron a registrarse en mayo contra las draconianas medidas para prevenir el aumento del coronavirus se pasó este mes a una ola de protestas que, sin temer a la previsible represión, se extendieron e hicieron públicas en todo el país.

Así, del video divulgado en mayo donde ciudadanos de Shanghái, desesperados reclamaban flexibilización de las medidas, las imágenes de estudiantes de la universidad de Pekín exhibiendo hojas en blanco -símbolo de protesta contra la censura- ese mismo mes y los cuentahabientes de Henan en las calles manifestando su indignación porque les congelaron las cuentas, se pasó en octubre a la marcha en el Tibet donde migrantes de la etnia china Han reclamaron que les dejaran volver a sus ciudades de origen y las masivas de este mes, que fueron reprimidas: en Cantón, la fábrica más grande de iPhone en el mundo (Zhengzhou), Urumqi y las de este fin de semana en varias ciudades, entre ellas Shanghái y Pekín.

La razón aparentemente sigue siendo la fatiga anticovid, pero tras ellas hay una creciente expresión de descontento con el gobierno. Y la mecha que lo hizo estallar fue el incendio ocurrido hace una semana en Urumqi, capital de la noroeste provincia de Xinjiang, donde fallecieron diez personas y que sus habitantes atribuyen a la lenta respuesta de los organismos de rescate, entorpecida por las restricciones vigentes para el desplazamiento.

El malestar, no obstante, viene de más lejos. China es uno de los últimos países en seguir aplicando una política sanitaria draconiana, que conlleva confinamientos masivos, test casi diarios y periodos de cuarentena. Hartos de estas medidas, impuestas hace tres años, los ciudadanos impulsados por un silencioso movimiento estudiantil, han salido a las calles, conscientes de las represalias, y ya no sólo para pedir el fin de esos estrictos controles sino exigiendo libertades políticas.

Ya no fue la voz solitaria del hombre que previo al congreso del Partido Comunista de China colocó dos pancartas en un puente de Pekín que rezaban “"Nada de test covid, quiero ganarme la vida. Nada de revolución cultural, quiero reformas. Nada de confinamiento, quiero libertad" y Hay que expulsar al traidor dictador Xi Jinping", sino centenares de voces que al unísono exigieron la renuncia del todopoderoso líder chino como ocurrió el domingo en la noche en Shanghái o “Libertad de arte" o "Libertad para escribir", como se escuchó en el campus de la universidad Tsinghua de Pekín y otras calles de la capital.

Dado su claro mensaje y alcance territorial, estas recientes movilizaciones ciudadanas han sido calificadas como las más importantes desde las manifestaciones prodemocracia de 1989, que fueron acalladas con la matanza de Tinanmén, la céntrica plaza de la capital que fue tomada durante dos semanas por miles de estudiantes.

Según los analistas, lo que debería preocupar al partido comunista es la cólera de los manifestantes hacia los máximos dirigentes chinos, algo inédito -según ellos- desde las movilizaciones de hace más de tres décadas.

"Por su alcance e intensidad, se trata de la manifestación de jóvenes más importante en China desde el movimiento estudiantil de 1989", declaró Willy Wo-Lamp, de la fundación Jamestown, al tiempo que destaca que en ese momento “los estudiantes prestaban especial atención a no atacar, sobre todo, a la dirección del partido. Esta vez, han sido muy explícitos sobre el hecho de que quieren un cambio de dirección".

Estas manifestaciones, organizadas tanto en prestigiosas universidades de Pekín como en ciudades del centro de China como Wuhan y Chengdu, tienen un alcance singular, resalta el experto.

El experto en política china de la Universidad Nacional de Singapur, Alfred Wu Mulian, declaró a la AFP que “la gente llegó a un punto de ebullición porque no hay una dirección clara para terminar con la política de cero covid. Los manifestantes son muy jóvenes y la ira de la base es muy fuerte", mientras que el académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Tasheng Huang explica que “antes del 20º congreso, se esperaba un cambio político, pero la composición de la dirección del mismo, formada únicamente por aliados de Xi Jinping y partidarios del 'cero covid', frustró totalmente esa expectativa, obligando a la gente a tomar medidas por sí mismos".

En ese mismo sentido se manifestó Mario Esteban, investigador principal de Asia-Pacífico del Real Instituto Elcano, a Europa Press, destacando que "gran parte de la población creía que después del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China que tuvo lugar en octubre se iban a relajar las medidas, cosa que en realidad no pasó y eso llevó al surgimiento de las protestas, porque mucha gente esperaba un cambio para este mes”.

Ante un inconformismo que se visualiza creciente, sin importar los enfrentamientos con la policía y los arrestos, Xi y otros dirigentes de alto nivel tendrán que manifestarse tarde o temprano. Ello son los que tienen la ‘última palabra’ de la que pende que la tensión baje o llegue a su máximo.

Por ahora, las calles chinas están custodiadas por la policía, la información en línea bajo censura y el ambiente muy caldeado.

 

El rol de los jóvenes

Los manifestantes, mayoritariamente jóvenes y movilizados por internet, recurrieron a audaces estrategias para esquivar la censura del Estado, agitando hojas en blanco o escribiendo artículos en línea llenos de absurdos juegos de palabras "positivos" para llamar la atención sobre la falta de libertad de expresión.

"Los estudiantes constituyen uno de los principales sectores que se están movilizando, es un grupo que históricamente ha tenido capacidad de arrastre de otros sectores sociales. Esto en el imaginario está muy identificado con las protestas de Tiananmen, pero va más allá", destaca el investigador Esteban.

Sobre la posibilidad de que se produzcan divisiones en la cúpula del Gobierno y las fuerzas de seguridad hagan un uso excesivo de la fuerza, señala que "es difícil pensar en una división en el seno de la cúpula después de los últimos cambios a raíz del Congreso Nacional”, el que como se recordará dio vía libre al tercer

Son decenas de campus universitarios los que han registrado protestas por parte de estudiantes que con mucha inventiva y aprovechando la tecnología reivindican una mayor apertura por parte del Gobierno. Muchos estudiantes estuvieron en las marchas con hojas en blanco, una cuestión que ha sido entendida como una protesta también contra la censura y la falta de libertad de expresión.

Esta idea tiene sus raíces en protestas como las que tuvieron lugar en 2020 en la región de Hong Kong, donde los manifestantes sostuvieron papeles en blanco para protestar contra la polémica ley de Seguridad Nacional, que según defensores de los derechos Humanos socavarías las libertades individuales de la población.

Ahora, el uso de estos folios se está extendiendo en un intento por eludir la censura y evitar los arrestos después de que varias personas hayan sido detenidas a lo largo de la jornada.

 Otros publicaron cuadros blancos en sus perfiles de WeChat.

En las redes circularon fotos, que se hicieron virales, de estudiantes de la prestigiosa universidad china, Tsinghua, con carteles que mostraban las ecuaciones de Friedmann, elegidas por la similitud entre el nombre del físico y la frase "freed man" (hombre liberado) o "freedom" (libertad).

En reacción al bloqueo de palabras clave y nombre de lugares relativos a las protestas en los motores de búsqueda, florecieron en WeChat y en Weibo etiqueta absurdas con significados "positivos", incluyendo algunas que simplemente decían "bien" o "bueno".

Los usuarios de las redes sociales también recurrieron a complicados juegos de palabras para hablar de las protestas, utilizando términos como "cáscara de plátano", que tiene las mismas iniciales que el nombre del presidente Xi Jinping en chino, y "mousse de camarón", que suena similar a la frase "dimisión".

En las redes sociales se hizo viral un video que mostraba a estudiantes en una residencia universitaria cantando la canción "Océanos sin límites, cielos inmensos" del grupo pop cantonés Beyond, una oda a la libertad que también adoptaron los manifestantes prodemocráticos de Hong Kong antes de la pandemia.

Redes sociales como Twitter e Instagram están bloqueadas la "Gran muralla electrónica", cortafuegos que censura internet, pero varios ciudadanos expertos en tecnología lograron burlar ese férreo control y publicaron información sobre las protestas utilizando un software especial de red privada virtual (VPN). /Redacción internacional con agencias