Bogotá, trancones y conciertos | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Noviembre de 2022

* Mayor concertación Distrito, industria y ciudadanía

* Una metrópoli con muchos carros y frentes de obra

 

Una de las controversias recurrentes en la capital del país es la referida a los trancones por cuenta no solo del ya caótico y cotidiano tráfico bogotano, sino por las aglomeraciones de personas y el alto flujo de vehículos los días de conciertos y otros eventos masivos de entretenimiento.

Las polémicas siempre terminan en lo mismo: los organizadores aseguran que cumplieron todos los requerimientos de las autoridades en cuanto a rutas de acceso y salida, control de aforo y respeto al espacio público. A su turno, la administración Distrital recalca que se generaron oportunamente los Planes de Manejo de Tráfico (PMT) y se estuvo vigilante para asegurar la implementación de las medidas que garantizan eventos seguros y ordenados que no perturben al resto de la ciudadanía. Sin embargo, en medios de comunicación, redes sociales y conversaciones de los bogotanos priman las quejas por largos atascos vehiculares y otras problemáticas de convivencia ciudadana en las zonas aledañas a los escenarios de los conciertos.

En medio de todo ello se escuchan opiniones de concejales, autoridades de Policía y expertos en planificación urbana. Cada cual en su respectiva óptica señala la necesidad de ajustar, otra vez, los protocolos para esta clase de espectáculos de asistencia masiva… Al final, la controversia va perdiendo eco sin que nada concreto ocurra. Todo ello hasta que unos días después, tras otro evento de esta magnitud, el debate vuelve a prenderse.

¿Es posible evitar que la movilidad ciudadana y vehicular se torne en un caos más grave que el habitual cada vez que hay un concierto u otra atracción en el estadio El Campín, el Coliseo, el Parque Simón Bolívar y otros escenarios públicos y privados con alta capacidad de asistentes?

Lo primero que debe quedar en claro es que el tráfico bogotano ha venido complicándose de forma sustancial en los últimos años por cuenta de una mayor cantidad de frentes de obras. Las labores para la primera línea del Metro, la construcción de más troncales de Transmilenio, la ampliación de la malla vial, levantamiento de puentes, extensión de ciclorrutas y otros proyectos relacionados con redes de servicios públicos así como obras civiles, han impacto de forma directa el flujo vehicular en distintas zonas. Eso se evidencia en mayor dimensión los fines de semana porque no rige el Pico y Placa. A ello debe sumarse que el parque automotor en la capital del país aumentó sustancialmente en la última década y hoy tiene más de 2,6 millones de unidades circulando.  

De igual manera, Bogotá tiene un estatus de metrópoli cada vez más marcado y por eso es la principal plaza nacional y una de las más importante a nivel latinoamericano para la presentación de artistas y espectáculos de los más diversos géneros y públicos. Este año, por ejemplo, hay récord de conciertos y de nivel de asistencia para ver a figuras musicales de primer orden.

Visto todo lo anterior, la única salida viable es que Distrito y organizadores de eventos masivos delineen mejor no solo los PMT, sino que implementen otras alternativas, como la masificación de rutas públicas y privadas de acceso y salida de las zonas en donde están ubicados los escenarios. Hay que restringir que los asistentes lleguen en vehículo particular a esos sitios. Igualmente, Transmilenio, el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), la red de taxis y otras modalidades de movilidad individual y colectiva deben activar los días de conciertos y actos multitudinarios planes de contingencia y rutas alternas. Urge, asimismo, redoblar el personal policial y de agentes de tránsito en dichos sectores para agilizar el flujo de automotores. También se requiere una mejor interacción de las autoridades con la ciudadanía de esas zonas con el fin de escuchar sus inquietudes y consensuar mecanismos que permitan realizar los actos públicos masivos sin que estos afecten de forma drástica a la población circundante…

No es un tema fácil. Las obras de infraestructura no se pueden parar, la industria del espectáculo tampoco, es imposible congelar el parque automotor y la ciudadanía tiene derecho a movilizarse de forma rápida y segura… Así las cosas, disminuir los trancones los días de conciertos y otros eventos multitudinarios solo es posible si todos los actores involucrados ponen de su parte y buscan puntos de equilibrio. Bogotá es una metrópoli y eso no se puede reversar.