Un pueblo sin Estado bombardeado por Turquía e Irán | El Nuevo Siglo
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Domingo, 27 de Noviembre de 2022
Redacción internacional con AFP

AMENAZADOS por una ofensiva terrestre de las fuerzas turcas contra sus regiones autónomas, los kurdos de Siria temen además pagar el costo del acercamiento que se perfila entre Ankara y el régimen de Damasco.

Las relaciones entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que apoya a los grupos rebeldes opositores en Damasco, y su homólogo sirio, Bachar al Asad, están rotas desde el comienzo de la guerra en Siria.

Pero Erdogan, cuyo ejército lleva a cabo desde hace una semana ataques aéreos contra las zonas kurdas en Siria y amenaza con desencadenar una ofensiva terrestre, consideró "posible" una reunión con el jefe del estado sirio porque "nuestra determinación de proteger todas nuestras fronteras del sur (...) con una zona de seguridad es hoy más fuerte que nunca".

Insistió en que Türkiye (Turquía) continuará luchando contra el terrorismo dentro de sus fronteras y más allá de ellas hasta que se elimine la amenaza, al tiempo que reiteró que en desarrollo de la Operación Garra-Espada que comenzó con una ofensiva aérea transfornteriza contra el “grupo terrorista PKK/YPG, que tiene escondites ilegales en las fronteras con Irak y Siria, desde los cuales planea y, en ocasiones, ejecuta ataques dentro del territorio turco” contempla la incursión terrestre.

El mandatario aseguró que sus objetivos prioritarios son las localidades sirias de Tal Rifat, Manbij, Ayn al-Arab (Kobane en kurdo), con el fin de garantizar la frontera sur de Turquía estableciendo una zona de seguridad de 30 km de ancho.

El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que en su rama siria son las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) que se concentran en el norte de Irak y Siria están catalogados desde hace décadas como organizaciones terroristas por Turquía y otros paìses, siendo foco de tensión en esta región de Oriente Medio.

Y la calma ‘chicha’ reinante durante meses se rompió el pasado 13 de noviembre por un atentado en Estambul (que mató a seis personas e hirió a 81 más), que Turquía atribuyó a esos grupos terroristas, precipitando la operación militar que Erdogan había anunciado desde mayo en el norte de Siria, una zona de retaguardia para esas organizaciones kurdas.

La alta tensión de esta semana llevó a Occidente e inclusive al mandatario ruso, Vladimir Putin, a llamar a Turquía a la “moderación” y evitar el uso excesivo de la fuerza sobre el territorio sirio para “evitar una escalada de tensiones”.

¿Qué relaciones hay entre Siria y Turquía?

Antes del inicio del conflicto en Siria en 2011, Ankara era un socio político y económico privilegiado de Damasco y una relación de amistad unía a los presidentes de ambos países.

Pero al comienzo del levantamiento popular en Siria, Turquía aconsejó a su aliado que emprendiera reformas políticas, antes de llamarlo a "dimitir para impedir el derramamiento de sangre".

En marzo de 2012, Turquía cerró su embajada en Damasco y el presidente Erdogan comenzó a calificar a Bashar al Asad de "asesino" y "terrorista".

Ankara dio la bienvenida a los grupos de la oposición política siria antes de comenzar a apoyar a los rebeldes armados.  Desde 2016, Turquía lanzó tres ofensivas en suelo sirio contra las fuerzas kurdas, que le permitieron controlar una franja fronteriza.

Sólo se enfrentó a las fuerzas del régimen en su última operación, en febrero de 2020, para detener el avance del ejército de Damasco en la provincia de Idlib. Rusia intervino entonces para calmar la situación.

En cuanto a los vínculos de Damasco y los kurdos sirios, desde el inicio del conflicto éstos últimos evitan todo enfrentamiento con el régimen, a excepción de escaramuzas limitadas, y mantienen sus relaciones con el poder central.

Los combatientes kurdos, que cuentan con el apoyo de Washington, establecieron un gobierno autónomo en las zonas que controlan. Damasco rechaza esa administración, acusando a los kurdos sirios de "separatistas".

Varias sesiones de conversaciones entre las dos partes no tuvieron éxito, pero al menos llegaron a un acuerdo gracias a la mediación rusa, en virtud del cual el ejército de Damasco desplegó fuerzas limitadas en algunas zonas kurdas para frenar el avance turco.



¿Acercamiento sirio-turco?

Ankara cambió su posición con respecto a Damasco en los últimos meses. En agosto, el jefe de la diplomacia turca pidió una reconciliación entre el régimen sirio y la oposición.

Esta semana Erdogan consideró "posible" una entrevista con el dirigente sirio, estimando que "no había lugar para el resentimiento en política".

Según varios analistas, Rusia desempeña un papel esencial en el proceso de acercamiento entre los dos países vecinos que tienen un enemigo común: los combatientes kurdos.

El columnista del gobierno turco Abdulkadir Selvi escribió en el diario Hurriyet que el encuentro Erdogan-Asad podría tener lugar antes de las elecciones turcas de junio de 2023, y que el presidente ruso Vladimir Putin sería el anfitrión.

Desde el lanzamiento el domingo pasado de las incursiones turcas, que causaron una veintena de muertos en las filas del ejército sirio, Damasco se contenta con una débil protesta.

"La posición de Damasco es más débil que en las ofensivas turcas anteriores", declaró el comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, de mayoría kurda), Mazlum Abdi, afirmando tener información sobre "contactos entre las dos partes".

Según ese alto mando, Ankara quiere "erradicar la experiencia" de la administración autónoma kurda mediante su ofensiva militar o un "acuerdo" con Damasco.

Para las fuerzas kurdas sirias, "una reconciliación seria entre Ankara y Damasco sería un desastre", estima el analista Aron Lund, miembro del grupo de reflexión Century International. "Les privaría de su principal protección contra Ankara, que es Damasco, apoyado por Rusia, y permitiría a Erdogan y a Asad actuar juntos para resolver sus “problemas kurdos".

Según el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, "nuestro único objetivo son los terroristas y sus estructuras…No tenemos ningún problema con ningún grupo étnico o religioso, ni con nuestros hermanos kurdos o árabes", insistió el funcionario.

 

Kurdos, pueblo sin Estado

Pueblo sin Estado, los kurdos están principalmente presentes en Turquía, Irak, Siria e Irán, con una población total estimada entre 25 y 35 millones de personas.

Los actuales ataques aéreos turcos tienen por blanco a combatientes kurdos en sus bastiones del norte de Irak y de Siria, mientras que Irán bombardea posiciones de la oposición kurda iraní instalada en el norte de Irak, a la que acusa de alentar las manifestaciones que sacuden la República Islámica desde la muerte a mediados de septiembre de la joven kurda iraní Mahsa Amini.

Pueblo de origen indoeuropeo, los kurdos descienden de los medos de la antigua Persia, que fundaron un imperio en el siglo VII antes de nuestra era.

En su mayoría musulmanes suníes, con minorías no musulmanas y formaciones políticas a menudo laicas, están establecidos en un área de casi medio millón de kilómetros cuadrados.

La mayoría vive en Turquía, donde representan alrededor del 20% de la población. En Irak representan del 15% al 20%, en Siria un 15% y en Irán alrededor del 10%.

Instalados en zonas del interior, han sabido preservar sus dialectos, sus tradiciones y un modo de organización ampliamente clanista.

Importantes comunidades kurdas viven también en Azerbaiyán, Armenia y Líbano, así como en Europa, en particular en Alemania.

El colapso del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial allanó el camino para la creación de un Estado kurdo, previsto por el Tratado de Sèvres en 1920, situado en el este de Anatolia y en la provincia iraquí de Mosul.

Pero después de la victoria de Mustafa Kemal en Turquía, los aliados revocaron su decisión y, en 1923, el Tratado de Lausana consagró el dominio de Turquía, Irán, Gran Bretaña (para Irak) y Francia (para Siria) sobre las poblaciones kurdas.

En Siria, la milicia kurda YPG ha sido desde 2014 una de las principales fuerzas que luchan contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), con el apoyo aéreo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos. Así lograron un año después expulsarlos de Kobane, ciudad fronteriza con Turquía.

En octubre de 2015 se crearon las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), compuestas por 25.000 kurdos y 5.000 árabes. Dominadas por las YPG, recibieron una ayuda consecuente de Washington y sacaron al EI de su feudo de Raqa y de su último bastión sirio, Baghuz.

Conflictos con poderes centrales

Los kurdos, que reivindican la creación de un Kurdistán unificado, son percibidos como una amenaza para la integridad territorial de los países donde están instalados.

En Siria, donde han sufrido décadas de marginación y opresión, adoptaron a inicios de 2011 una posición de "neutralidad" hacia el poder y la rebelión contra el régimen de Bashar al Asad. Cinco años después proclaman una vasta "región federal" en el norte, compuesta por tres cantones, lo cual les vale la enemistad de las fuerzas de oposición y la hostilidad de la vecina Turquía.

Precisamente en ese país, el conflicto entre el gobierno y el PKK se reanudó en el verano 2015, haciendo trizas las esperanzas de una solución a esta crisis que ha dejado más de 40.000 muertos desde 1984.

En Irak, los kurdos perseguidos bajo Sadam Husein se sublevaron en 1991 tras la derrota de Bagdad en Kuwait e instauraron una autonomía de hecho, mientras que en el Kurdistán iraquí constituyeron una región autónoma. En 2017 votaron por la secesión, en contra de la opinión de Bagdad y de la comunidad internacional.

En Irán, un levantamiento kurdo duramente reprimido siguió a la revolución islámica de 1979. Desde entonces, el régimen se ha enfrentado a activistas kurdos que utilizan bases en el Kurdistán iraquí para llevar a cabo ataques en Irán./