Perspectiva. Así es como vive el gaucho del siglo XXI | El Nuevo Siglo
Foto Serargentino.com
Domingo, 27 de Noviembre de 2022
Redacción internacional con AFP

ETERNO y a la vez esquivo: 150 años después de su "nacimiento" en la literatura, el gaucho sigue en el seno de la "argentinidad", a medio camino entre mito y testimonio de cómo se construyó, percibió y transformó el país.

Un remolino de polvo envuelve la alocada cabalgata de cientos de caballos. En el centro, los jinetes se esmeran por mantener junta a la tropilla de siete u ocho ejemplares sin que se pierda uno ni se interrumpa la carrera de los otros, en una muestra de virtuosismo de la monta.

Es el "entrevero de tropillas", clave en la Fiesta de la Tradición que se celebra cada año en San Antonio de Areco.

Esta localidad a tan solo 120 kms de la moderna y cosmopolita Buenos Aires, parece otro país: territorio de hombres a caballo, la pampa, la tradición gauchesca. Boina, alpargata, guitarra y facón al cinto.

Cada 6 de diciembre, Argentina celebra el Día Nacional del Gaucho.

Su figura está igualmente presente en Uruguay y con variantes en Paraguay y el sur de Brasil, Bolivia y Chile. Pero en este 2022 en que se cumplen 150 años de la publicación en 1872 de "Martín Fierro", poema fundacional del argentino José Hernández, los actos conmemorativos se multiplicaron con exposiciones, conferencias e interrogantes sobre la identidad.

"Aquí me pongo a cantar

al compás de la vigüela,

que el hombre que lo desvela

una pena estraordinaria,

como la ave solitaria

con el cantar se consuela".

(...)

"Mi gloria es vivir tan libre

como el pájaro del Cielo,

no hago nido en este suelo

ande hay tanto que sufrir;

y naides me ha de seguir

cuando yo remonto el vuelo".

 

Ni tan blanco

"Martín Fierro" combina estrofas sextillas y de cuatro versos para cantar la epopeya melancólica de un gaucho de la primera mitad del siglo XIX, que disfruta de la libertad y de la vida nómada, a la vez que sufre injusticias y discriminación por su origen mestizo.

Rebelde, reacio a la autoridad, ladrón de ganado y a ratos pendenciero, Martín Fierro es también valiente, solidario y leal.

"El gaucho se convirtió en ídolo popular, mucho antes de que los intelectuales y el Estado lo propusieran como emblema nacional", dice el historiador Ezequiel Adamovsky, investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

El poema, traducido hoy a 50 idiomas, se publicó en folletos baratos y fue en su momento "un furor de ventas". En 1913 se consagra como poema nacional.

Los sectores más nacionalistas "intentaron presentar al gaucho como un heredero directo de los conquistadores españoles, que no se había cruzado con ningún habitante local, lo cual es una fantasía insostenible. Intentaron proyectar en el cuerpo del gaucho la imagen de lo blanco y lo europeo", afirmó Adamovsky, autor de "El gaucho indómito".

A su vez, los anarquistas, por el rechazo a la autoridad; los comunistas, en nombre de la lucha de clases, y los peronistas, por el apoyo de los trabajadores del campo, reivindicaron a lo largo de la historia el alma del gaucho, una disputa que de algún modo persiste hasta ahora, describió el historiador.

 

La gaucha y la gauchada

Con un toque de rebeldía feminista, Gabriela Cabezón Cámara publicó en 2017 la novela "Las aventuras de la China Iron", en la cual recrea la figura de Martín Fierro desde la mirada de su compañera, quien abandonada por el gaucho deja la estancia y parte con una amiga a descubrir el país y la libertad.

En San Antonio de Areco también se recrea la imagen del gaucho, pero sobre todo se la preserva, con magníficos caballos que montan con destreza tanto niños como ancianos.

"El hombre a caballo sigue trabajando y es imposible reemplazarlo, porque si bien muchas veces anda en un vehículo, hay lugares a los que es imposible penetrar de otro modo", señala Victoria Sforzini, directora de Cultura y Patrimonio de la municipalidad de San Antonio de Areco.

"También hay muchos usos y costumbres que pasan de generación en generación", como la manera de enlazar a un animal o la práctica de arrear el ganado, refiere Sforzini.

En 2022 resulta difuso determinar quién es el gaucho: los jinetes que exhiben sus destrezas en las estancias para turistas o los peones rurales de modestos salarios. O quizás el albañil Julio Casaretto, hijo, nieto y sobrino de gauchos que los fines de semana enseña a su pequeña hija a montar a caballo "porque es lo que llevamos en la sangre".

"El gaucho fue siempre, desde muy temprano, una figura literaria", tercia Adamovsky, para quien "sigue existiendo esa visión de una figura caballerosa, valiente, fiel a los amigos. Incluso se usa la expresión 'hacer una gauchada' para decir 'hacer un favor'", concluye.

 

Orígenes

El portal definición.de señala que gaucho es un término que se utiliza en Argentina, Uruguay y el sur de Brasil para nombrar a un tipo de campesino que tiene como características ser jinetes muy hábiles y dedicarse a varios trabajos rurales.

Agrega que si bien al día de hoy se utiliza para denominar a los empleados de las explotaciones agroganaderas, en sus orígenes los gauchos vivían de forma muy diferentes, ya que eran nómadas, generalmente solitarios, que se iban ganando la vida ayudando con el cuidado de los vacunos y ganando a cambio un lugar donde dormir, comida y algo de dinero.

La etimología de la palabra tiene raíces muy diversas, aunque la mayoría de los estudiosos coinciden en que posiblemente derive del término quechua “huachu que significa huérfano o vagabundo. No obstante, en Brasil se cree mayormente que tiene su origen en el término “gauderio”, que era la forma en la que denominaban a los vagabundos que vivían en las inmensas extensiones de campo de Río Grande del Sur. Y, quizás, el término sea una fusión de ambos conceptos, junto a otros términos relacionados con la vida de estos particulares personajes latinoamericanos.

Esta forma de denominar a los trabajadores rurales, no obstante, se extendió mayormente en los siglos XVIII y XIX, sobre todo gracias a la literatura, donde comenzaron a aparecer estos personajes protagonizando todo tipo de historias. Época en la que surgió también la literatura gauchesca, que tenía como elemento principal la vanagloria de este tipo de vida y de estos hombres.

Con el paso de los años, la delimitación de propietarios de tierras y sobre todo el alambrado de las mismas el gaucho propiamente dicho desapareció, o mejor, mutó, para definir a los hombres que defendieron los valores de los antiguos gauchos y que realizando las mismas labores pasaron toda su vida como empleados en una finca o hato. Así el nomadismo quedó atrás y el ADN del gaucho: ser libre.

Sin embargo, estos gauchos conservan además de realizar los oficios del campo y montar a caballo, la indumentaria de esos antiguos nómadas: pantalones bombachos, botas de potro, chiripá, boina o vincha, boleadoras, lazo, guitarra y el infaltable mate.

Todo ello arraiga el nacionalismo, especialmente en Argentina y Uruguay.

La historia la señala que muchos de los gauchos originales tuvieron un rol determinante en la lucha por la independencia de sus países y en conflictos civiles en la región, casi siempre obligados.

Y aunque Martín Fierro es el personaje gauchesco de ficción más famoso, hubo muchos más como “Don Segundo Sombra”, creado por Ricardo Guiraldes.

Hoy en día, el gaucho es todavía un rostro familiar en la región de la pampa y ha marcado línea en la moda, especialmente argentina, donde es un símbolo de elegancia rústica y autonomía, pero sobre todo con un amor infinito por el campo.