El Metro de Bogotá, una Torre de Babel todas las semanas | El Nuevo Siglo
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Viernes, 25 de Noviembre de 2022
Redacción Bogotá

Desde que el nuevo gobierno de Gustavo Petro abrió la puerta a revisar el trazado, elevado o subterráneo, de la primera línea del Metro de Bogotá, se ha vuelto costumbre que cada semana tanto el Gobierno como la Alcaldía se dirijan a la opinión pública para dar tranquilidad sobre la continuación de este proyecto de infraestructura urbana.

No obstante, los mensajes han resultado contraproducentes pues, si bien es cierto que desde el Ministerio de Transporte y el Distrito hay un mensaje al unísono de tranquilidad, en la Casa de Nariño subsisten grandes dudas con relación a la misma, y así lo dejó claramente plasmado el presidente Gustavo Petro esta semana en el XIX Congreso Nacional de la Infraestructura, que se realizó en la ciudad de Cartagena. 

Así, aunque en estos momentos de la historia nacional es, sin duda, el proyecto de infraestructura urbana más grande que está adelantando Colombia (sin contar con que es el más apremiante que demandan los capitalinos hace décadas), las dudas del presidente han despertado preocupación sobre qué tan segura será su continuidad, así otros pesos pesados afirmen que no tiene reversa.

 

Las inquietudes presidenciales

En efecto, el miércoles de esta semana el presidente cuestionó la variación en el costo del proyecto y la carencia de estudios de diseño.

“No solamente no hemos recibido el estudio de diseño del metro elevado, más débil, menos importante que el primero, sino que las circunstancias económicas han variado de tal manera que miren la oportunidad perdida”, comenzó por referir a este respecto el mandatario nacional, e inmediatamente se preguntó por su viabilidad económica considerando la variación en la coyuntura económica, ante lo cual planteó una pregunta macro.

“En ese entonces el proyecto de US$7 mil millones costaba $14 billones. Y el proyecto que todavía no sabemos cuánto vale, si fuese de US$7 mil millones, ahora cuesta $35 billones. El proyecto pasó de $14 billones a $35 billones, todo por no generar el cambio cuando tocaba y quedarse en la inercia. ¿Cómo puede encajar ahora un proyecto de $35 billones en una estructura económica y financiera actual, indudablemente más débil que la que teníamos en el año 2013 o 2014?”, dijo el presidente de la República.

Precisando que ha pasado casi una década y en Bogotá no hay un solo kilómetro físico de la línea férrea que lleva años planteándose para la movilidad, el presidente recordó que su propuesta de un metro subterráneo se suspendió porque “simplemente no era del agrado en ciertas capas de la vida política el que Bogotá tuviera un metro subterráneo. Afectaba intereses, no era un problema técnico, ni era financiero en ese momento y Colombia podía sustentar su financiación”, reiteró el mandatario nacional, quien concluyó que hoy por hoy una ciudad de 8 millones de habitantes se sigue moviendo en buses a diésel,  “grandes, eso sí, pero ineficaces”.

Estas son dos grandes inquietudes que,  más allá de la vieja disputa que sostuvo entonces en calidad de alcalde el presidente Petro, generan incertidumbre pese a que, al unísono, Alcaldía y Ministerio de Transporte han asegurado varias veces su continuidad.

 

Ministro asegura continuismo

Un día después, por segunda oportunidad desde un foro público de relevancia, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, fue claro en su mensaje, poco después de que ambos despacharon la explicación relacionada con el Conpes para la financiación de la segunda línea del Metro de Bogotá:

“Alcaldesa: quise que viniera a esta rueda de prensa para seguir reafirmando a los colombianos, pero en especial a los bogotanos y a quienes viven en el área metropolitana del Distrito Capital, la confianza y la tranquilidad que el Gobierno Nacional le da al mensaje de Claudia López de contar con el Metro en sus líneas uno y dos. Alcaldesa, el presidente como se lo garantizó a usted en una reunión de hace algunos días en palacio, reafirma este compromiso, además con la satisfacción de la aprobación del plan bianual de regalías, con los grandes proyectos del país, de los cuales dos son las líneas uno y dos del metro”.

Y añadió que el consorcio chino a cabo de la primera línea explicó cómo iban los estudios y cómo se estaba cumpliendo la voluntad del presidente de la República para evaluar cuánto costaría y cuáles serían las implicaciones técnicas y geológicas de subterranizar parcialmente el tramo de la Caracas, e indicó que “eso es simple y llanamente un estado de avance que no se hará el 8 de enero, sino el 16 de ese mismo mes, para hacerle la presentación al presidente”.

“Para el Gobierno es muy satisfactorio no solo el aval de que esto se pueda hacer, reafirmando que no estamos pensando cambiar ni afectar para nada el contrato, sino que es una petición que presentó nuestro presidente. Estamos reafirmados en el compromiso de la Nación con la Alcaldía, con la movilidad y con un sueño de los bogotanos”, concluyó el ministro.

Y no hay que perder de vista que un mensaje similar fue expresado por el jefe de la cartera de Movilidad el pasado 17 de noviembre desde el Congreso de la República, en el marco de un debate de control político que el senador David Luna, de Cambio Radical, adelantó con relación a este proyecto.

“El presidente no se ha opuesto a las obras de Bogotá. Al contrario. Él le expresó a la alcaldesa que quería que se hiciera una evaluación de cuánto podrían ser los costos de subterranizar un tramo de la línea 1 del Metro: la Caracas. Una evaluación que no era una exigencia ni una imposición. Así lo hicimos. Para él es preocupante el tema del impacto urbanístico y esa evaluación se entregará con los estudios simultáneamente en enero, pero el presidente no ha dispuesto cambiar el contrato y no ha ordenado afectar el cronograma. Esta es una evaluación para que haya certezas. No fue una solicitud caprichosa”, indicó el ministro Reyes.  

No obstante, desde la Comisión Primera del Senado el ministro sí mandó la pulla de que la alcaldía de Gustavo Petro entregó un proyecto listo que se destruyó, que se reemplazó por uno nuevo y que retrasó e incrementó los costos del cronograma del Metro subterráneo, tema que ese día, aunque no viene al caso de este análisis, sería refutado por el senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay.

 

Alcaldesa recalca que obra se mantiene

Y por parte del Distrito, también desde ambos escenarios, la alcaldesa Claudia López se ha encargado de recalcar, con la mayor nitidez posible, que la obra se mantiene.

“La primera línea del Metro sigue adelante. Estamos comprometidos, Gobierno Nacional y gobierno local, a sacarla adelante de la mejor manera posible. Estamos trabajando con el consorcio chino que la está construyendo para analizar las alternativas de una eventual subterranización en un tramo de la Caracas con la mejor información disponible para que el presidente, la Alcaldía y el país puedan tomar la mejor decisión posible. El Metro arrancó, la primera línea se está construyendo y la segunda tiene hoy la financiación asegurada gracias al compromiso del ministro, del DNP y de Hacienda”, advirtió la alcaldesa desde Cartagena.

Y desde las instancias del Congreso, Claudia López hizo una detallada exposición en la cual no solo defendió la primera línea del Metro, sino que reiteró su continuidad.

“La primera línea del Metro está contratada y todas sus características están expresamente detalladas en el objeto del contrato. No hay que ser doctor jurisprudencial para saber que lo que no se puede modificar de un contrato es su objeto. Y no es un objeto genérico, es un objeto específico. Fue mi compromiso como candidata y es hoy mi realización como alcaldesa, porque para eso nos hicimos elegir”, indicando que le daría continuidad a la obra, aunque refirió que ella también la habría preferido subterránea.  

“Para eso nos eligieron. Para que, en vez de parar la línea del Metro, esta siga. Un Metro en Bogotá o en cualquier lugar del mundo es viable subterráneo o elevado. No es que sea o no sostenible. Técnicamente todo es posible. Pero hay decisiones políticas y económicas (...) nos montaremos en la primera línea en 2028 y en la segunda en 2032”.