Consumo de carne cae por altos costos y cambio de hábitos | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 25 de Noviembre de 2020
Redacción Economía

La crisis económica, el cambio de hábitos y ahora el impacto de la pandemia del Covid-19, está acelerando la  disminución en el consumo de carne tanto en Colombia como en el mundo. De acuerdo con estimaciones de la OCDE y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), hacia 2028 el consumo per cápita mundial de carne de bovino no registrará variaciones importantes, y podría ubicarse en 6,5 kilogramos anuales, nivel similar al actual.

El consumo per cápita en países desarrollados y en América Latina es 2.3 y 2,5 veces mayor que el consumo per cápita mundial, mientras que en las economías emergentes es 30 por ciento menor.



Por otro lado, India tiene el menor consumo per cápita entre los principales consumidores, con 0,52 kilogramos al año. Dicho nivel de consumo podría estar asociado a la cultura y a la religión, donde este último factor tiene una gran influencia sobre el tipo de alimentos que consume la población.

A nivel de Suramérica, Uruguay y Argentina se pelean el primer lugar en consumo de carne vacuna per cápita, el primero con 59,2 kilos y el segundo con 58,4, según la FAO.

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El tercer lugar lo ocupa Brasil con 42 kilos por persona y posteriormente, pero con bastante diferencia aparecen Chile (29 kilos), Paraguay (28), Bolivia (21), Colombia (18,6), Ecuador (9), Perú (6,2) y Venezuela (4).

Para el 2020, se proyecta un consumo global de 60 millones de toneladas. La disponibilidad de otros tipos de carne a precios más accesibles, sobre todo de pollo y de cerdo, ha influido en el moderado crecimiento que se registra en el consumo de este cárnico.

Los precios

El lento crecimiento del consumo de la carne de bovino puede atribuirse principalmente al precio, ya que el de esta proteína es el más elevado entre los principales cárnicos, señalan los organismos internacionales. En comparación con el precio de la carne de pollo, el de la carne de res puede ser hasta 2.5 veces mayor, por tal motivo, los consumidores finales optan por productos sustitutos con menor valor en el mercado.



Según la FAO este año el consumo de carne per cápita ha tenido su mayor caída en 20 años. Según el organismo, esta baja es de un 3%  en el comparativo 2019-2020  y representa la reducción más grande al menos desde el año 2000.

Al Agencia reportó que el descenso en el consumo de la proteína está relacionado con las dificultades económicas traídas por el covid-19, sumadas a las trabas logísticas como las restricciones de transporte y una radical disminución de la demanda del sector de restaurantes, debido al confinamiento mundial.

Se pronostica que la producción mundial total de carne en 2020 caerá a 333 millones de toneladas (equivalente en peso en canal), 1,7 por ciento más bajo que en 2019, marcando el segundo año consecutivo disminución.

Compensación

Para Colombia,  Fedegán proyecta que los consumidores sustituirán parcialmente la carne, que se encuentra entre las fuentes de proteínas más caras, con opciones más económicas como los cereales o el pollo.

Según el gremio, el consumo interno de carne vacuna ya se redujo en -2.5% en el primer trimestre de 2020, y el sacrificio de ganado para consumo interno disminuyó entre un 30% y un 40% durante las primeras semanas de abril.

En general, el costo de la carne bovina para el consumidor ha sido más alto y ha crecido más que el de las otras proteínas, factor que se ha acentuado desde el inicio de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, el pago al productor no ha crecido de la misma forma.



Óscar Cubillos Pedraza, jefe de la oficina de Planeación y de Estudios Económicos de Fedegán-FNG, explicó que de acuerdo a los registros del DANE, el precio de la proteína vacuna ha tenido un crecimiento sostenido a lo largo del 2020, superior al de otras carnes y sustitutos.

Por el contrario, la compensación que recibe el ganadero dedicado a la ceba de animales ha experimentado alzas y caídas en el mismo periodo, sin que estas disminuciones se trasfieran a los consumidores.

“Cuando hay bajas, tienen que ser muy críticas, como pasó en 2009 cuando Venezuela dejó de importar carne colombiana, que se cayó el precio al consumidor porque la oferta interna de carne se elevó bastante. Pero con los brotes de aftosa, el precio no bajó”, aseguró.

En efecto, a pesar de que los brotes de fiebre aftosa en 2017 y 2018 frenaron las exportaciones de ganado y carne, lo que provocó graves caídas en el precio del novillo gordo, los consumidores no percibieron esa reducción a la hora de adquirir carne en los supermercados.

Intermediarios

En 2020, Cubillos explicó que el valor del ganado cebado cayó a principios de año pero el precio de la carne no bajó. En los últimos meses, los animales han subido su cotización mas no por un consumo más alto, sino porque la dinámica internacional hizo que se cotizara mejor el kilo.

 “Desafortunadamente, por tener tantos intermediarios que no agregan valor al producto, sí se transmiten las alzas pero no las disminuciones del precio del ganado al consumidor”, dijo.

Por su parte, en el informe llamado “Covid-19 y la ganadería bovina sector en Colombia: Desarrollos e impactos actuales, y potenciales opciones de mitigación”, preparado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical, es un poco más optimista frente al tema:

“La magnitud total de la crisis aún no es visible, pero la mayoría de los impactos ya son o serán negativos y afectarán el desempeño de la cadena de valor de la carne de res y lácteos en un futuro cercano.



Sin embargo, las tendencias positivas también son visibles y algunas soportarán la crisis y ayudarán a construir un sistema alimentario más resistente para el futuro. Las preferencias de los consumidores cambiarán hacia una mayor seguridad alimentaria, trazabilidad, bienestar animal y sostenibilidad, y el sector deberá comprender esto e impulsar la formalización de la cadena de valor y la comunicación con el consumidor”.

Las exportaciones

Con corte al pasado  30 de junio, Colombia había exportadon 14.254 toneladas de carne y despojos por un valor de US$51.180.000, lo que quiere decir que cada tonelada equivale a cerca de US$3.600.

Esto corresponde a un incremento de 50,6% en número de toneladas frente al mismo periodo de 2019, que registró 9.465 toneladas, y de 47% en valor, correspondiente a US$34.850 000. (

A pesar de la contingencia que está viviendo el país y el mundo por cuenta del nuevo coronavirus, los envíos de productos cárnicos fueron más altos que hace un año.

Esto se explica por la recuperación del estatus sanitario como país libre de fiebre aftosa, un trabajo logrado por Fedegán-FNG, el ICA y demás entidades que comenzó a principios de 2019 y culminó con la entrega de la certificación que realizó la OIE en febrero de este año.

Mientras que en el primer semestre de 2019 no se superaron las 10.000 toneladas, en este año se elevaron por encima de las 14.000, lo que evidencia la alta demanda de carne colombiana en el exterior.

Colombia ha podido ampliar los envíos de carne y llegar a países como Líbano, que lidera la lista como el principal comprador con 22%, seguido de Jordania con 17%, Rusia con 14%, Hong Kong y Emiratos Árabes con 10%, y Libia y Egipto con 9%.



En la lista también aparecen otros destinos como Arabia Saudita, Birmania, Vietnam y Costa de Marfil. Aunque el país ha ido recuperando mercados poco a poco, todavía se están viviendo las consecuencias de los brotes de aftosa en 2017 y 2018.

Los mayores exportadores son Red Cárnica S.A.S. de Athena Foods (10.258 toneladas), Alimentos Cárnicos S.A.S (2.309 toneladas), Comercializadora Derivados Cárnicos S.A.S., Frigosinú y Camaguey S.A.