En educación interactiva el profesor es un líder | El Nuevo Siglo
Ahora los maestros deben ir más allá del modelo básico de la educación remota o a distancia que impuso inicialmente la crisis sanitaria
Foto tomada deWeb del maestro
Lunes, 23 de Noviembre de 2020
Redacción Cultura

Marzo de este año quedará inscrito en la historia e inclusive en los libros de aprendizaje como el inesperado punto de inflexión en todas las actividades de la humanidad. Todo ello por causa de un pequeño pero poderoso enemigo: el Covid-19. La pandemia trajo consigo grandes cambios en la manera en que nos comunicamos, trabajamos y aprendemos.



Y si bien todos los sectores sintieron el impacto de la crisis sanitaria, tal vez ha sido el de la educación el que debió más rápida y sorpresivamente reinventarse. De la noche a la mañana, estudiantes y profesores tuvieron que ‘apoderarse’ de las herramientas tecnológicas, lo que sin duda significó un mayor esfuerzo para estos últimos que, a la par, debieron innovar desde su forma de comunicarse y socializar hasta la de enseñar y evaluar. La inusitada inmersión en la educación virtual también cobijó a los padres de familia, que asumieron un rol más activo en el proceso de aprendizaje de sus hijos en las casas.

De esta forma, la pandemia del Covid que arrinconó al mundo forzó, precipitadamente, a un nuevo modelo de enseñanza y aprendizaje. Más allá de las brechas que subsisten en recursos tecnológicos y de conectividad en la mayoría de los países, hay un hecho tan cierto como irreversible: la interactividad educativa.

Sin embargo, el tema va más allá de un cruce de correos electrónicos entre profesor y alumno. En realidad, un docente preparado para esa interactividad debe cumplir con muchas condiciones cualitativas en su proceso pedagógico. De allí que hoy sean más las dudas que las certezas sobre el tema. Aquí algunas de ellas:

1. ¿Profesor digital, interactivo, los dos o ninguno de ellos? Se tiende a calificar como digital al profesor que hace uso de la tecnología para trabajar y que con medios básicos como el correo electrónico o el Whastapp envía guías y evalúa. Y, en un tiempo más reciente, se ha llamado docente interactivo al que saca el mayor provecho de la tecnología para transmitir sus conocimientos.  

Sin embargo, como lo explica el habitual colaborador de EL NUEVO SIGLO y experto en educación, Mario Fernando Hurtado, cuando se habla de un profesor interactivo no se habla de una persona sino de una serie de herramientas digitales, preparadas por educadores, que están disponibles para adquirir el conocimiento. Y, para ello, los alumnos están liderados por un docente que utiliza todos esos recursos digitales no solo para enseñar sino para lograr retroalimentación de los estudiantes. 

El término antes descrito se remonta a los inicios de los cursos de inglés on line o virtuales, cuando se explicaba que ya no se necesitaba el profesor tradicional, la repetición y la memoria, sino que una persona tomaba un curso donde encuentra audios, videos, explicaciones, tutoriales, conectándose desde cualquier parte y sin tener la relación instantánea y personal con un docente (esto se dio posteriormente).

2. Aprendizaje remoto pero tradicional.  Al ordenarse el inédito confinamiento por la pandemia y para continuar con el proceso educativo se recurrió a lo más tradicional y básico: el envío diario de decenas de guías por vía digital a los alumnos.

Se debió acudir a este sistema ya que los primeros y mayores problemas que enfrentó el sistema es que no todos los niños, jóvenes y profesores tenían acceso a un computador y conectividad a la red. Además, la infraestructura digital de muchísimas instituciones educativas (sobre todo públicas) no estaba desarrollada e inclusive no se tenían siquiera correos electrónicos institucionales de estudiantes y maestros. De allí que antes de pensar en un modelo interactivo (por lo pronto inviable en la mayoría del país) se requiere conectividad así como de contenidos y materiales educativos que sirvan a los estudiantes para trabajar de forma remota pero guiada y supervisada efectivamente por los docentes.



3. A distancia, presencial o híbrida. De los 10 meses de calendario escolar, este año ocho se cumplieron a distancia y aunque desde julio el Gobierno comenzó a plantear la alternancia (el modelo educativo de unos días en casa y otros en las aulas), hay un amplio sector de los padres de familia que prefiere la que han denominado “educación virtual” para preservar la salud de sus hijos, aunque éstos últimos añoran el reencuentro con sus amigos y volver a actividades al aire libre.

Hurtado sostiene que “es fundamental retornar a la presencialidad así como volver a encontrar espacios de interacción. En cuanto a los conocimientos hoy tenemos en la tecnología un amplio menú de herramientas digitales pero lo que la pandemia nos está demostrando es que no se está aprendiendo, vamos a terminar un año escolar perdido porque así lo evidencian las pruebas y evaluaciones. Los estudiantes necesitan del acompañamiento y sobre todo del seguimiento de su proceso de aprendizaje." 

Y añadió "este tipo de plataformas o métodos educativos que estamos utilizando cumplen con ofertar, pero se requiere para que estos proyectos sean exitosos que las personas sean autodidactas, tengan rutinas, normas, hábitos y compromisos para aprender, y esto no es tan fácil con los niños si no van al colegio. A ellos y los jóvenes hay que educarlos y formarlos para que construyan hábitos y para eso se necesita de la presencialidad”.

4. ¿Socializar e interactuar en modo remoto?  Si de plano en los colegios a muchos alumnos les es difícil socializar, y por ende interactuar, y a los profesores les es complicado motivarlos para que lo hagan, con la educación virtual o a distancia esa tarea se torna ‘titánica’.

Es más, aunque todos estén conectados a la plataforma es muy fácil que los alumnos se desconcentren y su participación, tanto al recibir las explicaciones como en los debates, expresión de opiniones y formulación de dudas, se puede tornar mínima o nula. Además, con grupos de al menos 30 alumnos a un profesor le queda complicado estar pendiente de la actividad en 30 pantallas. Los especialistas sostienen que la educación requiere del contacto, la interacción, de los espacios de diálogo e intercambio de ideas. Y con el modelo actual, además con la exigencia del cumplimiento curricular, eso es muy difícil.



En el otro extremo, es decir aquel en el que los profesores se limitan a que sus alumnos sigan tutoriales, si bien estos ayudan a aprender no generan construcción del conocimiento, capacidad crítica y, sobre todo, se deshumaniza la educación como proceso pedagógico que es. “Eso sencillamente es volver a la educación muy tradicional de emitir y recibir, ver unos contenidos y adquirirlos sin posibilidad de interactuar y relacionarse”, sostiene Hurtado.

5. Viabilidad del modelo interactivo. En muchos países se han ido consolidando los modelos interactivos por considerarlos una educación integral, basados fundamentalmente en actividades motivadoras que impulsan a la persona para que se mantenga activa y profundice en el conocimiento. Para ello se consideraron las fortalezas de una generación nativa digital, en donde niños y jóvenes son más intuitivos, visuales y, gracias incluso a los videojuegos, han desarrollado otras capacidades digitales. Con base en ello se desarrolló un proceso de aprendizaje más dinámico y sobre todo asociado al movimiento.  

 El profesor funciona aquí como el líder que motiva el aprendizaje y debe proporcionar actividades que mantengan motivados y activos a sus estudiantes. Sin embargo, el proceso para abordar el conocimiento que debe impartir el docente generalmente nace de un diálogo o intercambio de ideas con quienes lo van a recibir.

Una vez definido, la idea es ir más allá de lo teórico para que sean los educandos quienes a través de sus habilidades cognitivas, comunicativas, emocionales y hasta artísticas desarrollen los temas, con una importante retroalimentación tanto para sus compañeros como para su maestro.  



En teoría es una opción pedagógica ideal, pero su éxito depende tanto de la preparación del docente como del compromiso del estudiante. En la educación formal, como la que tenemos en la mayor parte del planeta, se requiere de unos procesos de pedagogía y didáctica que estén vinculados a las acciones presenciales de acompañamiento y al seguimiento. Y bajo esa óptica el modelo interactivo se vislumbra muy lejano.