El mega TLC en Asia | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Noviembre de 2020

* Contundente refrendación del multilateralismo

* Importantes lecciones aprendidas para Colombia

 

Los principales países asiáticos (China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Birmania, Brunéi, Cambodia, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam), con la sola excepción de India, firmaron la semana pasada, dentro del marco de la Asociación de Países Asiáticos del Pacífico (Asean), el tratado de libre comercio más importante  en la historia reciente del planeta, según expertos analistas.

Las cifras que rodean este tratado, cuya negociación tomó ocho años, son impresionantes: los países firmantes representan cerca de un tercio de la economía mundial, ostentan un PIB agregado de 26,6 billones de dólares, constituyen la región con más crecimiento en el mundo, la población de las naciones signatarias es de 2.200 millones de personas (el 30% de la global) y concentran el 28% del comercio planetario.

Se trata de una rotunda respuesta del multilateralismo al unilateralismo en las relaciones internacionales que intentó implantar el presidente Trump durante su mandato. Recuérdese que en 2007 el mandatario norteamericano retiró a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), y toda su gestión estuvo caracterizada por un proteccionismo cerril, que lo llevó prácticamente a declararle una guerra comercial a la China, y a utilizar los aranceles a diestra y siniestra como un arma arrojadiza para plegar la voluntad de todos aquellos países que discrepaban de sus caprichos.

Se ha discutido mucho si la pandemia del coronavirus llevará a la humanidad a una nueva era de proteccionismo o si, por el contrario, los países van a buscar más cooperación y bienes de interés general a través de un renacimiento del multilateralismo, una vez que la humanidad encuentre la esperada vacuna y supere los problemas de salud pública que la aquejan. Este tratado de libre comercio que han firmado quince países asiáticos la semana pasada, y que se conocerá bajo la sigla “RCEP”, hace pensar que, al menos de parte de sus   gobiernos, la respuesta es la de buscar más y no menos multilateralismo en la pospandemia.

El comercio internacional, y en general, el crecimiento económico, van a salir gravemente quebrantados de esta crisis del coronavirus. El sentido común y el buen juicio indican que la solución debe estar por los lados del multilateralismo. Y no en la cerrazón proteccionista de las economías.

Hay que recordar que la gran crisis recesiva de los años treinta del siglo XX se vio acentuada cuando los principales países aplicaron políticas de devaluaciones competitivas y cerraron abruptamente sus mercados. Todos los estudiosos de este fenómeno coinciden en que esa fue la causa preponderante de la gran crisis. Un error que no se debería volver a cometer, y menos en una coyuntura tan difícil como la que hoy afronta la humanidad.

Por supuesto, como lo han señalado ya algunos observadores, la gran ganadora de este monumental tratado de libre comercio que acaban de firmar los asiáticos será China. Esa fue la razón por la cual, en una primera instancia, la India no suscribió el pacto. Pero la actitud inteligente es combatir comercialmente a Pekín a través de cooperación e intercambios racionales, observando las normas de la OMC y proscribiendo las prácticas ilegales. Todo ello es más útil que pretender que la China, con su inmenso poderío económico -el más importante del siglo XXI- se va a quedar cruzada de brazos.

Este gigantesco tratado de libre comercio que acaban de firmar los asiáticos nos deja temas de reflexión a los colombianos. En primer lugar: debemos continuar realizando esfuerzos -como los que ya ha hecho ejemplarmente Chile- para integrarnos con los países de la cuenca del Pacífico, donde está el foco más dinámico del comercio y del crecimiento en el siglo XXI. En segundo lugar, está claro que Colombia no puede olvidar que somos también un país que hace parte de la cuenca del Pacífico. No podemos seguir solo con una óptica eurocéntrica o norteamericana, que son polos importantes, claro está. Pero también debemos estar mirando oportunidades en el Asia. Debemos seguir tocando las puertas, por ejemplo, para ser admitidos en el Asean.

No resulta aventurado anticipar que el siglo XXI será la centuria del Pacífico. Y nosotros no podemos estar ausentes de este magnífico escenario que nos brinda la historia y nos impone nuestra geografía.