Vivir como gente | El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Noviembre de 2019

Se acerca ola de temor y descuido que provoca venta de pólvora y artefactos pirotécnicos en navidad. No puede ser economía popular, con supuesto objetivo de favorecer a personas de escasos recursos para sostenimiento familiar.

La orden de prohibición debe ser Ley; nadie entiende cómo el país mantiene tradiciones y fiestas, que se convirtieron en armas contra la sociedad, con saldo de muertes, heridos y discapacitados de por vida.

La manipulación en transporte, depósitos, puestos de venta en ferias y, ofrecimientos por debajo de la mesa, como estrategia comercial, configura delito de alta gravedad.

La intención quedaría validada, con decisión ejemplar del Gobierno de Bogotá y demás ciudades, al prohibir porte de armas blancas y de fuego, con excepción de integrantes de la Fuerza Pública y Seguridad autorizada en todo el país.

 Pólvora, artefactos similares y narcotráfico, hacen una oferta demencial, en medio de atractivos para niños y adultos; Así el país vive costumbres, que se convirtieron en temporada siniestra desde siglos pasados.

El Instituto Nacional de Salud, recuerda que entre 2014 y 2017, el total de estallidos en el país llegó a 760, con heridos de gravedad; unas 40 personas fallecieron. Entre ellas, adultos, jóvenes, niños y niñas de distintas edades, en las cuatro navidades citadas.

Más de 40 de esas víctimas, aparte de quemaduras, quedaron con lesiones en extremidades y sensibles pérdidas oculares y auditivas. El fenómeno no escapa en navidad y año nuevo. Es modalidad alentada, por autoridades regionales, complacientes con adulteradores.

Al igual que mayoría de expendios populares conocidos, los fraudulentos tienen transporte, distribución y venta bien camuflada, con expendio de licores alterados. El peligro aumenta con oferta de explosivos junto a la gente.

Ojalá la noticia de fin de año fuese que, la pólvora no apareció en ventas, ni con estallidos; Por eso, se espera medidas coercitivas y sancionatorias destruyendo lo incautado.

La otra pólvora, está en redes de comercio con contrabando, instalados en barrios y poblaciones; pululan los capos en ese negocio, que despertó y fortaleció, corrupción con su propia organización.

Recuerdan los médicos que “Pólvora y juegos pirotécnicos saturan el pabellón de quemados del Hospital Simón Bolívar, el gran especializado en Bogotá, con atención incansable a menores y adultos” en diciembre.

Mejor una campaña nacional efectiva contra pólvora, licores adulterados, y contrabando de toda clase de artículos. Es práctica comunitaria que, reclama autoridad para contener bandas delincuenciales, que salen a lo suyo en fines de año.

Ahora que el Gobierno Nacional está en diálogo social, oportuno que la economía popular lo tenga. Así comenzaría una verdadera cultura ciudadana; sería el ideal para vivir como la gente.