Nos odiamos | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Noviembre de 2019

Colombia carece de cultura de legalidad y de cumplimiento de la ley

Paradójico, pero es la realidad. No nos aguantamos, no resistimos vernos y mucho menos ser colombianos. Nos estamos matando nosotros mismos. No es una guerra tradicional. Es un odio profundo contra todo. Especialmente contra Colombia. La que dicen y gritan a los cuatro vientos que aman. La tal patria. Y aunque nos hemos conformado y acostumbrado a todo esto en Colombia siempre hemos vivido muy mal.

Lo que se apoderó de las ciudades fue el miedo y la anarquía. Tal vez es el resultado obvio de décadas de promesas y espera de bienestar, tranquilidad, oportunidades, obras públicas que jamás se han materializado. Un ejemplo de esta vagabundería es el metro de Bogotá.  

Nuevas generaciones presionan y direccionan a Colombia hacia otros lados. Se aburrieron de todo como estaba planteado. No soportan ni toleran a los mismos con las mismas.

Pero en el fondo hay algo que no ha cambiado y que es evidente su ausencia. Colombia carece de cultura de la legalidad y de cultura de cumplimiento de la ley.

Yo creo que el concepto de “toque de queda” ni siquiera está claro en la población. Y es que realmente es inconcebible. Es inexplicable literalmente. No fue sino decretarlo y la gente seguía violando la ley en las calles. Eso es gravísimo. No existe la ley simplemente. Esa tendencia a la anarquía es muy peligrosa.

Los únicos perjudicados, más pobres y más lejos del progreso, la tranquilidad y el bienestar, hoy, somos nosotros mismos. Los colombianos.

Fue un oso internacional lo que sucedió. Pero no me refiero a la protesta pacífica. La cual apoyo como mecanismo de transformación de las sociedades. ¿Vuelos de Air Canada y American Airlines desviados sobre Cuba porque en Colombia los mismos colombianos no se quieren? Pasajeros canadienses y americanos tirados hasta 20 y 30 horas en el aeropuerto El Dorado, ¿creen que les interesa volver?

Es triste ver como emprendedores exitosos, que han levantado sus negocios a pulso, que no pueden dormir porque nadie les garantiza que al día siguiente sus negocios existirán porque otro colombiano puede literalmente destruirlos. Estos emprendedores y empresarios sí hacen patria sí construyen país a diferencia de la nefasta clase política colombiana.

Se rompió la confianza en este país. Y la confianza si es difícil de recuperar. Es como intentar recuperar un vaso de agua que se riega en la tierra.

¿Quién nos defiende? ¿Quién nos deja trabajar y vivir tranquilos? ¿Quién nos paga lo que otros nos destruyen? ¿La pérdida de la confianza quién nos la devuelve? ¿Quién convencerá de que vuelvan a creer en Colombia a los inversionistas y turistas que cancelaron su viaje por motivos de odio interno entre colombianos? … ¿Las misiones diplomáticas? ¿La cancillería? ¿El congreso? ¿El médico Roy Barreras? ¿El señor Petro? ¿Uribe? ¿El mismo presidente?

Es tal la mediocridad en Colombia que no se sabe claramente ni por qué es la protesta, pero las consecuencias absolutamente nefastas…

@ReyesJuanfelipe